La reciente tensión geopolítica entre el gobierno de Francia y los regímenes musulmanes, se originó en el asesinato del profesor Samuel Paty perpetrado el 16 de octubre frente a una escuela pública en París, cuando un yihadista de 18 años de edad, decapitó al docente, porque en una clase sobre la libertad de expresión, expuso a sus alumnos, algunas caricaturas del profeta Mahoma.
Los dibujos que generaron la absurda muerte del docente fueron publicados en 2015 en la revista satírica 'Charlie Hebdo', cuya sede padeció en 2015 un atentado terrorista de Al Qaeda, en el que murieron 12 personas. Con indignación, desde el día del atroz asesinato de Paty, las caricaturas en cuestión son exhibidas en manifestaciones y protestas a favor de la libertad de expresión y en obvio rechazo a la visión medieval islámica, de que su cultura es intocable, y que el resto del mundo debe plegarse a sus formas de ver la vida.
En ese orden de ideas, la tensión geopolítica entre Turquía y Francia ha aumentado. Sin que exista un llamado similar contra productos turcos en territorio francés, el mandatario dictatorial turco Recep Tayyip Erdogan, instó a sus compatriotas a boicotear los productos franceses, agresiva retaliación que ha tomado fuerza en distintos países musulmanes, como consecuencia de la nueva publicación de las caricaturas del profeta Mahoma.
Por su parte, los gobiernos europeos calificaron de "difamatorios" los comentarios de Erdogan y declararon respaldo total a Francia "en defensa de la libertad de expresión y la difusión de ideas contra el extremismo y el radicalismo", aspectos en que el régimen turco brilla por carencia de los mismos.
En la capital del reino sunita de Kuwait, un supermercado retiró de sus estantes, los cosméticos de la marca francesa L'Oreal. Mientras tanto, en Arabia Saudita el llamado al boicot contra la cadena francesa de supermercados Carrefour, se convirtió en tendencia en las redes sociales.
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