Reiterativamente, las agencias occidentales de inteligencia, han advertido que Rusia halló eficaces métodos para ocultar sus operaciones de influencia subrepticia, razón por la cual, el Departamento del Tesoro emitió sanciones la semana pasada contra dos empresas rusas que apoyan la campaña del Kremlin, debido a que existen sólidas pruebas e indicios que Putin encargó de realizar crecientes operaciones de influencia a Sergei Kiriyenko, uno de los sancionados por el gobierno de Biden.
Las intensas operaciones de guerra sicológica y cibernética rusa, dirigidas por asesores de Putin y las agencias de inteligencia militar rusas, coinciden con el crítico momento del debate político en Estados Unidos acerca del apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia. Aunque al parecer, la oposición republicana a la ayuda adicional a Ucrania, pudo haber comenzado sin influencia rusa, el Kremlin ahora ve una oportunidad para sacar ventajas estratégicas y geopolíticas a su favor.
Obviamente, agentes rusos especializados en sabotaje y desinformación, están impulsando mediante mensajes metodológicamente construidos, imaginarios de apoyo popular a los candidatos que se oponen a ayudar a Ucrania, o que piden retirar a Estados Unidos de la OTAN y otras alianzas. Es la lógica del pensamiento estratégico del Kremlin. Y no otra.
Así, empresas que trabajan en la red "Doppelgänger", y las agencias de inteligencia rusas que duplican tales tácticas, replican y distorsionan contenidos de noticias legítimas, con reiterado énfasis en socavar cualquier ayuda continua del gobierno de Estados Unidos a Ucrania.
Son técnicas sutiles y mucho más prácticas que las ejecutadas por Rusia en 2016, cuando inventó publicaciones o tuits en Facebook en nombre de inexistentes usuarios estadounidenses, para incitar protestas sobre inmigración u otros temas de alta incidencia en el electorado norteamericano.
El ejercicio es sencillo, pero letal en sus propósitos, porque combina aspectos de propaganda gris y negra. El “Doppelgänger” crea versiones falsas de sitios web de noticias reales en Estados Unidos, Israel, Alemania y Japón, entre otros países. Y de manera velada, para legitimar los rumores, a menudo promueve sitios web previamente asociados con la agencia de inteligencia militar de Rusia, conocida como G.R.U. Es una estrategia completa en el sentido amplio de su concepción.
Como resultado, gran parte del discurso original para dar aparente legalidad a los mensajes disociadores, se dice que eso está protegido por la Primera Enmienda: verbigracia, cuando un congresista declara en el parlamento o ante los medios de comunicación, que los recursos enviados a Ucrania, deberían invertirse en la seguridad de la frontera sur de Estados Unidos. Naturalmente, la amplificación desfigurada de tal noticia, es diseñada en Rusia o por personas influyentes financiadas por la poderosa inteligencia rusa.
Los investigadores de Alethea, una empresa que analiza los efectos político-estratégicos de la desinformación, han identificado un grupo afiliado al G.R.U. que utiliza técnicas sutiles y difíciles de detectar para difundir mensajes similares en las redes sociales.
Se evidencia una evolución de los objetivos rusos mediante las nuevas operaciones de información, parecen estar singularmente centrados en influir en las democracias para que elijan candidatos que no apoyan el envío de ayuda a Ucrania, que a su vez apoyan candidatos y políticas aislacionistas y proteccionistas estadounidenses, lo cual cae como anillo al dedo a Donald Trump y los fanáticos que lo siguen, debido a la incompetencia de Biden, porque podría resultar que reduce del apoyo occidental a Ucrania.
Con la circunstancia agravante, que estas técnicas de manipulación informativa, dificultan identificar y denunciar, las operaciones de guerra sicológica y cibernética rusas, y sus alcances.
Durante las elecciones de 2016, ganadas por Donald Trump, la Agencia rusa de Investigación de Internet, una especia de granja virtual de trolls, desató una guerra de información contra Estados Unidos, por medio de miles de publicaciones en las redes sociales, fingiendo que los autores de cada post eran ciudadanos estadounidenses. Afortunadamente para Estados Unidos, para las elecciones de 2020, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) contraatacó e interrumpió tales operaciones dentro de Rusia, evitando que los mensajes llegaran al polarizado electorado estadounidense.
Se agrega que, por temor al efecto bumerang, Putin ordenó cerrar la Agencia de Investigación de Internet después de que su fundador, Yevgeny V. Prigozhin, organizara el breve motín contra el ejército ruso en 2023. Pero, en realidad las personas afiliadas al grupo permanecen activas, debido a que el Kremlin considera que ese ya no es el principal esfuerzo de influencia de Rusia en Occidente.
Los esfuerzos desinformativos contra el polarizado electorado estadounidenses, son controlados por el Kremlin. El Departamento de Estado identificó a las empresas rusas, Social Design Agency, una empresa de relaciones públicas, y Structure National Technologies, una empresa de tecnología de la información, como entidades encargadas de realizar campañas de desinformación, convenientes a intereses geopolíticos de Putin.
Por ende, es probable que, en algún momento, Putin cambie su mensaje anti-Ucrania para influir en operaciones de guerra sicológica y cibernética que apoyen directamente la candidatura del expresidente Donald Trump, con la circunstancia agravante, que Joe Biden, tampoco es el candidato ideal para dirigir la gran potencia en las actuales y venideras circunstancias internacionales y mundiales.
Por su parte, Putin sostiene que Estados Unidos ha tratado de influir en la política rusa, incluida la elección presidencial de este mes, en la que, como era de esperar, el autócrata ruso fue reelegido por un margen abrumador.
La guerra sicológica y cibernética rusa, que atrae la atención estadounidense no se limita a operaciones de influencia en temas electorales. Prueba de ello, es que la S.V.R. de Rusia, es decir, la agencia de inteligencia que estuvo más activa en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, además responsable del hackeo de “SolarWinds”, el cual accedió fraudulentamente a decenas de agencias gubernamentales e importantes empresas estadounidenses, ahora está atacando a Microsoft durante meses.
El esfuerzo de sabotaje electrónico ruso contra Estados Unidos parece dirigido a obtener acceso a correos electrónicos y todos los datos corporativos de Microsoft, en el mismo momento que los ataques de ransomware continúan aumentando desde territorio ruso.
Ya, una ola de ataques de este tipo causó la única cumbre entre líderes Biden y Putin, en 2021, pero el esfuerzo para frenar esos ataques fracasó con la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. En consecuencia, las campañas de piratería informática cosechan millones de dólares para los grupos criminales, mientras que a menudo favorecen a la agenda del Kremlin, empecinada en alterar la atención sanitaria, los servicios gubernamentales y los servicios públicos estadounidenses.
En el informe de evaluación anual de amenazas, las agencias de inteligencia estadounidenses, puntualizaron que Rusia está tratando de sembrar discordia entre los votantes de Estados Unidos y sus aliados en todo el mundo, y que la guerra en Ucrania seguirá ocupando un lugar destacado en sus mensajes.
Es evidente que Rusia es la potencia extranjera más activa que pretende influir en las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos, pero también es cierto que China, Corea del Norte e Irán también han intensificado sus esfuerzos en el mismo sentido, por ende la emergencia es real y requiere respuestas sólidas del gobierno estadounidense.
Conclusiones
1,. Con nuevos métodos pero los mismos objetivos, la política exterior rusa sigue atada a los cuestionados procedimientos soviéticos del sabotaje, la subversión, las componendas, el espionaje, etc. Occidente y en particular Estados Unidos, deben incrementar sus medidas de seguridad en todos los campos y ser contundentes en las respuestas contra dicha agresión.
2. Los resultados electorales de otoño de 2024 para escoger al nuevo inquilino de la Casa Blanca, son cruciales para la paz y seguridad del planeta. Infortunadamente ninguno de los hasta hoy más opcionados candidatos, ni el demócrata Joe Biden, ni el republicano Donald Trump, tienen el perfil para dirigir la gran potencia en la nueva encrucijada de retos venideros. El primer escollo es la edad de ambos, pues son altas las posibilidades que ninguno de los dos resista las enormes presiones del cargo, por ende no pueda terminar el periodo, dejando acéfala la nación frente a enormes dificultades.
3. China, Irán y Corea del Norte, interesadas en sabotear toda presencia internacional estadounidense y en causar el mayor daño posible al odiado enemigo yanqui, también complotarán para buscar alteraciones psíquicas y numéricas en el electorado y en los resultados de las votaciones de otoño de 2024, para escoger nuevo mandatario en Washington.
4. Las respuestas a las guerras sicológica y cibernética, deben ser como las respuestas a los demás tipos de guerra: Basadas en una estrategia, con objetivos de diferentes niveles y prioridades, con la fuerza adecuada, con los recursos y arsenales propicios, pero en especial asumiendo la iniciativa política, estratégica, geopolítica, táctica y sicológica en todos los teatros de operaciones.
Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y seguridad nacional