Además de la evidente vulneración de la tradicional disciplina militar con la irregular escogencia de la nueva cúpula militar y policial, en contraste con la inobjetable lealtad de soldados y policías a la Constitución Nacional, demostrada en el acompañamiento que la Fuerza Pública dio a la posesión presidencial de Gustavo Petro, mediante una salida en falso propia de su personalidad, el mandatario irrespetó el honor y la dignidad de las topas, al cancelar a última hora su obligatoria e impostergable asistencia, a la ceremonia de reconocimiento a los nuevos comandantes. ¿Hecho premeditado, y calculado?
Para entender mejor la conducta marcadamente proclive a deslegitimar las instituciones colombianas, encaminada a imponer sus credos marxistas-leninistas, es perentorio partir de la base que Gustavo Petro conserva en su ADN, y su ego que por demás es superlativo, un odio insepulto contra las Fuerzas Militares y de Policía, a las que quisiera ver minimizadas y sometidas a su arbitrario criterio de la democracia.
... seguir leyendo