De la escisión en dos estados, Sudán pasó a la sanguinaria dictadura de Omar al Bashir, a la depredadora oleada de terror oficial en Darfour, a la crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19, a la guerra civil que ya completa un mes, debido a las ilimitadas ambiciones de poder, de los dos generales que habían prometido transitar hacia la democracia.
En la medida que fracasan los esfuerzos de paz liderados por el gobierno de Estados Unidos, para como mínimo lograr un alto al fuego, es innegable que Sudán se aproxima vertiginosamente a escenarios de anarquía similares a los de su vecindario.
Infortunadamente los violentos combates que estallaron hace un mes en Jartum en la capital de Sudán, eran una tragedia anunciada que materializaría el punto más álgido de las tensiones entre líderes militares rivales y ambiciosos de gobeernar con poder totalitario.
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