Putin quien, por formación geopolítica y egos dictatoriales, jamás ha creído en la sinceridad de la política exterior estadounidenses, ni mucho menos en que para él o para las ambiciones geoestratégicas rusas, Trump sea aliado o mínimamente confiable.
Forjado como experimentado agente de inteligencia la extinta KGB y estructurado en las líneas doctrinarias militares rusas basadas en un plan estratégico de guerra sicológica, para recurrir al sufrimiento, el terror, el miedo, la hambruna, o la carnicería humana, con el fin de desmoralizar al adversario, el enigmático mandatario ruso aplica la presión calculada y sistemática contra todos sus adversarios, acelerando la fuerza depredadora de los drones y misiles balísticos lanzados casi a diario contra poblados ucranianos, al mismo tiempo que reitera la latente amenaza de la guerra nuclear, si la situación empeora en su contra.
En síntesis, Putin manipula el escenario bélico-geopolítico, porque conoce bien la personalidad vanidosa de Trump, a quien intuye rodeado de un círculo de aduladores que lo alejan de la realidad.
Parecería ser que los asesores de Trump no comprenden que el poder militar per sé no es suficiente para derrotar la estrategia del adversario, inclusive porque contrario sensu a la anterior doctrina de seguridad y geopolítica para desarrollar las relaciones exteriores de Washington, no estarían considerando a Rusia como adversario, pese a lo que viene sucediendo en Ucrania.
Mientras Trump sueña ser galardonado con el Premio Nobel de paz, aportando soluciones maquilladas a problemas estructurales del resorte de su cargo e incidencia geopolítica estadounidense, China y Rusia ganan espacios geopolíticos, diplomáticos, estratégicos y hasta comerciales en regiones clave para la continuidad de la presencia estadounidense.
No interpretar acertadamente el curso de acción de mayor probable adopción del adversario, incide en que los cursos de acción propios sean erráticos.
Tal podría ser la tendencia en la poco clara relación-disputa geopolítica de Moscú-Washington, con balance desfavorable a largo plazo para Estados Unidos.
Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 40 libros de Geopolítica, Defensa Nacional y Estrategia