Aunque los medios de comunicación internacionales han reducido la información acerca de la guerra de Ucrania, a un resumen diario de hechos que ya parecerían ser parte del paisaje geopolítico de tensiones de larga data entre Occidente y Rusia, con muchas dudas razonables acerca del rol de China, lo realmente cierto es que la guerra de Ucrania, está escalando hacia escenarios que podrían desembocar en una hecatombe mundial.
Además del sorpresivo y demoledor ataque a un buque de guerra ruso atracado en el puerto de Novorossiysk el 2 de agosto de 2023, y 48 horas después al tanquero petrolero Sig[1] en el estratégico estrecho de Kerch, controlado de facto por fuerzas del Kremlin, paralelamente el gobierno de Ucrania emitió una advertencia, consignada en una directiva de la autoridad marítima de Ucrania, fechada el viernes 4 de agosto de 2023, según la cual, las embarcaciones comerciales que utilizan cualquiera de los seis puertos rusos del Mar Negro serían considerados objetivos militares.
Este aviso amplió una advertencia menos específica, emitida un mes antes. En conjunto, el ataque del petrolero, que ocurrió en el Estrecho de Kerch cerca de un puente crítico que conecta Rusia y la península de Crimea, y la nueva directiva han aumentado la posibilidad de ampliar los combates en el Mar Negro.
Las tensiones ya se habían avivado tras la decisión de Rusia de retirarse el 17 de julio de 2023, de un acuerdo que permitía las exportaciones de granos de Ucrania, complementada por la ofensiva aérea rusa al atacar la infraestructura de sus puertos, encaminada a degradar la capacidad marítima comercial y la soberanía marítima de Ucrania.
Los dos audaces ataques ucranianos efectuados con drones marítimos, encajan en la intención estratégica de Ucrania para llevar la guerra a territorio ruso, como era de esperarse y lo habíamos advertido desde el inicio de la invasión rusa, lo cual fue recientemente confirmado por el presidente Volodymyr Zelensky, al afirmar que
“Es inevitable, natural y absolutamente justo que la guerra está regresando al territorio de Rusia, a sus centros simbólicos y bases militares”.
De tan contundente y desafiante declaración de Zelensky, podría inferirse que sus palabras tienen el respaldo total de la OTAN, pues se estaría cruzando una aparente línea roja, que no estaba en los planes occidentales de apoyo militar, político y económico a Ucrania.
En complemento a los ataques navales, simultáneamente algunos drones ucranianos golpearon dos veces en 24 horas un gigantesco edificio en Moscú, como ya lo han aceptado desde el anonimato algunos funcionarios ucranianos.
Según imágenes satelitales recientes y datos de tráfico marítimo, el tanquero Sig fue rastreado por última vez a 12 millas al sur del Puente del Estrecho de Kerch, en la vía fluvial que une el Mar de Azov y el Mar Negro.
Las autoridades marítimas rusas afirmaron en un comunicado publicado por Telegram, que tras el ataque ucraniano, la sala de máquinas del petrolero resultó dañada, pero que el buque permaneció a flote. Agregaron, que no hubo derrame de crudo en el mar y que ningún miembro de la tripulación resultó herido. Tampoco hay evidencia hasta ahora diferente a lo afirmado por los funcionarios rusos.
Coincidencialmente, en la medida que Ucrania intensifica ataques de largo alcance, los funcionarios que antes eran cautelosos y hasta ambiguos, respecto a los ataques en Crimea y Rusia, ahora son más abiertos para atribuirse la responsabilidad y los méritos.
Prueba de ello es que Vasyl Malyuk, jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, reconoció públicamente que Ucrania es responsable de los recientes ataques contra los buques rusos, pues según su gobierno se trata de una táctica "lógica y efectiva".
Si Rusia quiere detener los ataques, dijo, “deberían usar la única opción para esto: abandonar las aguas territoriales de Ucrania y nuestra tierra”. Sus comentarios se produjeron un día después de que las fuerzas ucranianas atacaran un gran barco de desembarco ruso en el puerto ruso de Novorossiysk, un centro naval y de envío clave en la costa noreste del Mar Negro.
Antes de que el petrolero Sig fuera golpeado, según analistas financieros de Eurasia Group, no se esperaba que el ataque de Novorossiysk tuviera impacto inmediato en los mercados petroleros mundiales, pero al señalar que las exportaciones de crudo salidas del puerto ruso de Novorossiysk promedian alrededor de 1.8 millones de barriles por día, o alrededor del 2% del suministro mundial, aclararon que "la pérdida de este volumen en el mercado actual podría llevar los precios del petróleo a más de $ 100 por barril de petróleo".
Reportes de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Gran Bretaña aseguran que el ataque de Novorossiysk “dañó gravemente" el buque Olenegorsky Gornyak, empleado para desembarco de tropas, de 370 pies de largo, asestando un nuevo golpe significativo" a la Flota del Mar Negro de Rusia, tras el hundimiento del buque insignia Moskva en 2022
Y añadió la agencia británica, que Rusia ya trasladó muchas de sus unidades a Novorossiysk consciente del "alto grado de amenaza" para los buques comerciales y de guerra en el puerto de Sebastopol, que se encuentra en la costa occidental de Crimea, dentro del alcance de los misiles y de los drones ucranianos.
Los cada vez más audaces ataques ucranianos en el mar Negro se producen mientras las fuerzas ucranianas están librando una lenta y sangrienta contraofensiva para recuperar el territorio ocupado por Rusia en el sur y el oriente de Ucrania, repelida por las minas antipersonal y antitanque rusas y otras medidas defensivas.
Debido a que hasta ahora no ha logrado ningún avance importante en esencia, Ucrania está cambiando de estrategia operacional para destruir la capacidad de combate de Rusia, por medio de ataques aéreos a los depósitos de combustible y municiones en el territorio ocupado por Rusia.
[1] Sig, que fue sancionada por Estados Unidos en 2019 por ayudar a las fuerzas rusas en Siria.