La evolución de los acontecimientos posteriores a la sangrienta incursión terrorista de Hamas y otros yihadistas, ocurrida el 7 de octubre de 2023 en Israel, ha sacado a relucir secretos, realidades, reacciones, perspectivas, y muchas otras características, apropiadas para análisis prospectivos o reflexiones geopolíticas y estratégicas, alrededor de la compleja situación en Gaza, y las amenazas contra el futuro de Israel por medio de los proxies de Irán.
Es claro y reiterativo que el propósito general de Israel, es destruir la infraestructura militar de Hamás, pero sin precisión acerca de cómo erradicar la ideología islámica extremista de la mentalidad palestina, con la circunstancia agravante, que es impulsada desde el exterior por parejo por radicales chiitas y sunitas; y que para colmo de males, cuenta ahora con las complicidades de los aparatos de inteligencia y propaganda china, rusa e iraní alrededor del mundo, descalificando a Estados Unidos, por medio de la agresión mediática contra Israel.
En ese orden de ideas, no son claros los objetivos estratégicos, operativos y tácticos de Israel en el teatro de operaciones en Gaza, pues para desgracia del agredido pueblo israelí y beneficio publicitario de quienes dan la vuelta al asunto, se resalta en los medios ni en las manipuladas protestas propalestinas, el drama humanitario de los civiles palestinos, pero muy pocas personas o entidades, ponen sobre la mesa la tesis de que esta sangrienta crisis, surgió del ataque criminal contra civiles inermes, en varios kibutz, un festival de música electrónica, carreteras, estaciones de bus, y pequeños poblados fronterizos de Israel con la Franja de Gaza.
Cada día que pasa queda más claro, que el demoledor ataque yihadista en ciernes, fue planeado con mucha antelación, que no solo participaron miembros de Hamas, sino terroristas provenientes de África, el Golfo Pérsico, el bajo Cáucaso, el Asia Central y los Balcanes. La solidaridad yihadista en toda su extensión. Sin importar la línea confesional sunita o chiita, pues se trataba de dar una lección de terror, al odiado enemigo sionista.
Pero lo más grave del asunto, es que lo descubierto hasta ahora, arrojaría muchas pistas para inferir que la participación de Irán incluye a las fuerzas Quds, a sus servicios de inteligencia, a su avanzada terrorista internacional con Hizbolá, al casi innegable apoyo de la inteligencia rusa con imágenes satelitales y material técnico, y probablemente a la poderosa maquinaria de propaganda china.
Desatada la obvia y esperada respuesta de Israel en Gaza, con el premeditado fin de llevar las fuerzas “sionistas” a combatir al terreno desfavorable, se desencadenó la previsible crisis humanitaria, mientras se multiplica a raudales, la propaganda antisemita por medio de las células internacionales de los yihadistas, y de los musulmanes extremistas promotores de la estrategia del vientre, para llenar el mundo de adeptos a Mahoma, gracia al apoyo de idiotas útiles, que imbuidos de ideas izquierdistas, o manipulados con falsos credos de librepensamiento, terminan ayudando al enemigo de la civilización occidental, por querer demostrar que están en contra del capitalismo impulsado desde Washington.
Mientras tanto, en el ámbito estratégico, operacional y táctico, Irán afronta una encrucijada de evaluación pragmática. O sigue el juego a Rusia de presionar a Estados Unidos, mediante amenazas de destrucción de Israel provocando iras imprevisibles de la Casa Blanca, o regresa a la lógica de sus limitaciones, dedica más esfuerzos a resolver innumerables problemas internos y deja de incendiar el vecindario.
Los ayatolas saben que amenazar y agredir por medios indirectos a Israel, es una conducta prebélica que tiene límites y que podría derivar en una tormenta de fuego y destrucción total de su proyecto nuclear, y que en ese caso, ni China ni Rusia se comprometerían a apoyar abiertamente a Teherán en una guerra ajena.
Vista esa realidad, la opción iraní es continuar la premeditada y persistente intención de desaparecer progresivamente a Israel por medio de Hizbolá, Hamás, y las milicias iraníes como los hutíes o los chiitas iraquíes que han venido tomando partido en la intención estratégica de la teocracia. Pero, como esa condición implica el fortalecimiento del arco chiita sobre el Mediterráneo de parte de Irán, lo obvio es que su archirrival sunita Arabia Saudita, opte por la diplomacia coactiva y de pronto hasta por las armas, para impedir la añorada supremacía de Teherán.
Visto el espinoso asunto en prospectiva, si hay sensatez o por lo menos sentido común pragmático por parte de los implicados en el actual conflicto, la situación podría desatar en que después de haber causado muchas bajas a los yihadistas y por extensión mucho sufrimiento a los civiles palestinos, Israel detiene la operación masiva para continuar con negociaciones tensas para liberar los secuestrados, sin dejar a un lado las incursiones tácticas sorpresivas, sobre objetivos de alto valor de Hamás.
Así, las aguas se calmarían por encima con corrientes de venganza incubada por debajo, entonces el terrorismo islamista de supuesta solidaridad mundial con los palestinos, matizado con propaganda de “neutrales” no pararía.
Por su parte, Netanyahu saldría golpeado de la inevitable crisis política venidera, infiriendo que Israel entraría en un proceso de recomposición interna y de imagen internacional, pero en esencia, el problema no se acabaría en la región ni en el mundo, pues sigue vive el radicalismo islámico lejos de las fronteras “sionistas”, enfocado en lo mismo: Destruir al odiado enemigo judío.
En síntesis, pase lo que pase, tras la actual y arrasadora incursión táctica aeroterrestre de las Fuerzas de Defensa Israelíes en la Franja de Gaza, por su raigambre cultural, dificultades geopolíticas, odios religiosos incubados de larga data, ambiciones geoestratégicos y complejos de inferioridad o superioridad depende el caso y la óptica, así como los intereses e injerencias extranjeras en la región, este es un conflicto que va para largo, mientras no desaparezcan las milicias yihadistas del escenario, y mientras no se concrete la solución honesta de ambos bandos, para convivir armónicamente en dos estados.
Conclusión: En la necesaria respuesta militar a Hamás en Gaza, Israel tiene claro el propósito general, pero sin objetivos estratégicos, tácticos u operativos definidos. E Irán, está en la encrucijada de lanzarse a una guerra suicida que incendiaría el resto del planeta, o prolongarla en el tiempo para continuar con el mismo propósito e idéntica respuesta. Dos posiciones excluyentes que no resuelven ni aportan luces a la solución, pero que dejan el sinsabor, de no poder determinar si el cáncer hará metástasis o aparecerá alguna quimioterapia efectiva para erradicarlo del todo.
Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 40 libros de geopolítica, defensa nacional y estrategia