Con excepción de la crisis de los misiles en 1962 entre Estados Unidos y la Unión Soviética por la fallida incursión de las guerrillas democráticas a Cuba vía Bahía Cochinos, nunca antes el panorama de la paz en el mundo se vio tan sombrío, ni tan dependiente de débiles hilos de estabilidad.
Basta con hacer un examen generalizado a lo que ocurre en los cinco continentes y cotejarlo con los intereses geopolíticos, geoestratégicos y políticos de las grandes potencias, las naciones con liderazgo regional, los movimientos terroristas sean comunistas o islamistas, y las complejidades de la política exterior de cada país implicado en estos vientos de guerra, para concluir que en medio de ese maremágnum hay un polvorín que puede explotar, con consecuencias impedecibles.
El académico estadounidense Paul Kennedy pronosticó que para antes de 2025 habrá un enorme conflicto armado en el Asia con obvia extensión al resto del planeta, que en síntesis eliminara bocas que comen y reducirá riesgos futuros de desabastecimiento previstos hace más de dos siglos por Thomas Malthus, además que forzará al mundo a reacomodar un nuevo orden mundial más parejo.
Desde otra óptica, Samuel Huntington pronosticó el choque de civilizaciones entre islamistas y judeo-cristianos, con consecuencias similares. Otros como Francis Fukuyama, le apuestan a un poco de cada una de estas predicciones y agregan de su propia cosecha, lo que podría ser una nueva y devastadora guerra en todo el planeta.
Quizás para muchas personas estas predicciones suenen a alarmas exageradas o visiones guerreristas. Sin embargo lo que examinaremos a continuación, da pauta para pensar y repensar que el más leve error de alguna de las potencias nucleares, como respuesta a una de las permanentes estupideces de los ya polarizados agentes en conflicto dentro de esta compleja maraña de intereses, podría desatar otra gran guerra. La verdad es que por mucho menos de lo que ahora sucede, ocurrieron dos guerras mundiales durante el siglo XX.
1. El desmesurado y desafiante crecimiento bélico de Rusia
Desarticulada la Unión Soviética, cayó el comunismo como sistema de gobierno interno de ese bloque político-económico, pero la Federación Rusa su principal heredero, conservó la visión imperialista desconocedora de los derechos políticos y humanos del resto del planeta, y además conservó la mentalidad militarista, provocadora y de apoyo soterrado a todos los gobiernos y a algunos movimientos subversivos que sean enemigos de Estados Unidos y sus socios.
En la actualidad, Rusia tiene presencia militar activa y agresiva en Siria, el Oriente de Ucrania, Transnistria, Osetia del Sur y Abjasia, Nagorno-Karabaj y la Península de Crimea. Asimismo exporta armas con doctrina militar incluida y alebresta a los gobiernos de Irán, Siria, Venezuela, para que adquieran armas rusas y amenacen a sus vecinos que sean aliados políticos, económicos o geopolíticos de Estados Unidos.
De remate por el mundo circulan en los mercados negros de armas, varios millones de fusiles Kalashnikov AK47 de fabricación rusa o de antiguos integrantes de la cortina de hierra, los cuales llegan a los grupos terroristas y a manos de los traficantes de armas, con la venia y la coordinación de agentes oficiales rusos o por miembros de la poderosa mafia rusa emparentados política y económicamente con funcionarios de Putin.
Los beneficiarios finales de esas armas son Al Qaeda, ISIS, Hizbolá, Hamas, las Farc, los talibanes, los demás grupos terroristas sean comunistas o islamistas, y hasta grupos delincuenciales de todas las pelambres, que con demenciales acciones podrían incendiar el bosque de complejidades sociopolíticas y geopolíticas donde por la dinámica del actual orden mundial, cruzan caminos, los intereses geopolíticos de todos los afectados por el fenómeno.
Y como si fuera poco, el ambicioso posicionamiento ruso se ha extendido al Mar Báltico con la construcción de modernas instalaciones navales y el aumento de la flota naval con capacidad nuclear y de guerra combinada frente las costas del resto de Europa Occidental. Al mismo tiempo, Rusia fortaleció la presencia militar en su ya existente base naval en el Mar Mediterráneo, incursionó sin permiso de la ONU en Siria, como actor directo de una guerra ajena; solo para defender a su viejo aliado Bashar Al Assad sin importar la barbarie de este gobernante tiránico contra el pueblo sirio, y de paso, para desafiar más a las potencias occidentales y a los líderes del golfo Pérsico, los pilotos rusos se dedicaron a bombardear las posiciones de los grupos armados anti-Assad y no a las estructuras de ISIS, grupo al que se suponía entraron a combatir.
Esta aventura militar y camorrera de Putin trajo dos sucesos negativos para su política internacional. La primera, el derribamiento de un avión caza ruso por parte de las unidades turcas antiaéreas, debido a que la aeronave rusa invadió el espacio aéreo turco. Y segunda, que de manera audaz y muy peligrosa para la frágil estabilidad mundial, terroristas de ISIS activaron en cielo egipcio, un artefacto explosivo contra un avión comercial ruso lleno de turistas, con el calculado y perverso fin, de que Rusia pudiera suponer que se trataba de una operación encubierta de la CIA o de los servicios de inteligencia occidentales y actuara en consecuencia contra estos países.
Por suerte, los mismos terroristas de ISIS reconocieron pronto la autoría del hecho, pero al mismo tiempo abrieron un nuevo frente de batalla a los rusos, en un escenario donde los intereses de Estados Unidos y la Unión Europea, son cada día más tensos debido a las acciones terroristas que perpetran las células yihadistas en sus propios países y la evidente inacción de Moscú contra los radicales islámicos.
Uno de los problemas para unificar criterios frente al sorprendente, pero a la vez, no calculado crecimiento de ISIS, es la continuidad de Bashar Al Assad al frente del gobierno en Siria. Lo que se ha acordado hasta ahora son paños de agua tibia y soluciones excluyentes que no tienen en cuenta a todos los actores del conflicto en Siria. Además, tampoco se fuerza a Irán a retirar tropas y apoyos políticos, económicos y diplomáticos de Irak, Siria y el Líbano, país donde opera desde hace cuatro décadas el grupo terrorista Hizbolá, cuya misión final es destruir al odiado estado sionista de Israel y reconstruir una Palestina de orientación chiita.
Putin y los demás dirigentes rusos tienen perfectamente claro todo este cuadro geopolítico, con la profundidad de las complejidades descritas, pero como se trata de ganar posicionamiento geopolítico y geoestratégico al antiguo estilo soviético, atizan la llama en el Medio Oriente, tienen en la mira a Israel, invaden a Crimea y Ucrania del Este, conservan la presencia de tropas en otros puntos del Cáucaso, apoyan gobiernos títeres del Kremlin en algunas ex repúblicas soviéticas, caldean los ánimos entre Venezuela y Colombia, apoyan la ambición desmedida de Nicaragua por robar mar y territorio a sus vecinos, sostienen alianzas político-comerciales con el Alba y desafían a Estados Unidos y la Unión Europea con presencia militar y acciones provocadoras, en respuesta a las fuertes sanciones económicas aplicadas a la coercitiva política exterior de Moscú.
2. China saca la brasa con mano ajena
Pese a la dimensión y gravedad de los asuntos, la pasada reunión de las Naciones Unidas a finales de 2014 en New York, y los temas tratados en la reunión de alto nivel de Obama con el mandatario chino Xi Jinping, estos puntos fueron dejados en segundo plano por los medios de comunicación, sin tener en cuenta que sobre ellos gravita gran parte de la paz y la estabilidad del mundo en los años venideros, máxime que días antes de este encuentro, el gobierno chino realizó en las calles de Pekín un desafiante desfile militar, orientado a demostrar al mundo el poderío del partido comunista chino y la capacidad bélica de su nación, para llevar a todos los puntos del globo terráqueo la ambición expansionista china.
En la reunión bilateral entre los dos mandatarios se habló de temas sensibles y capital importancia para el futuro del planeta, tales como la desmesurada carrera de espionaje chino dentro del territorio de Estados Unidos en todos los aspectos de seguridad nacional, proyectos industriales, relaciones diplomáticas y seguridad interna.
Asimismo se tocó el tema del balance nuclear, de la paz en la región del suroriente Pacífico debido a la construcción de varias islas artificiales chinas con fines militares y geoestratégicos, dentro del mar territorial de países como Filipinas, Vietnam y otros.
Probablemente los dos dirigentes hablaron de la lucha contra el Estados Islámico y Al Qaeda, para actuar en el mismo sentido, pero la respuesta amañada de Xi Jinping fue enviar tropas de apoyo a la política rusa de respaldo a Bashar Al Assad y de ataque sostenido contra los grupos armados que pretenden derrocarlo, sin encarar una ofensiva clara y concreta contra los yihadistas.
Otro tema que se ha quedado por muchos años en el tintero y al que los medios y los analistas o parecen darle la trascendencia del caso, es a la evidente y lógica correlación e instigación de Pekín a las actitudes desafiantes y agresivas del régimen dictatorial norcoreano contra Estados Unidos, Japón y contra la obvia estabilidad de la región Pacífica, zona que para nadie es un secreto está dentro del proyecto expansivo de control total de Pekín.
Entretanto China que metió la mano con mala fe e intereses propios en el espurio fallo de la CIJ contra Colombia y a favor de los intereses nicaragüenses sobre el mar territorial colombiano, con la construcción del canal interoceánico en Nicaragua, tiene en la mira a San Andrés, la costa Caribe colombiana y a las zonas turísticas de la región para invadirlas de inmigrantes chinos, además de instalar aquí una poderosa base militar que contenga el poder de Estados Unidos sobre la región.
Al mismo tiempo, China tiene hipotecado por más de 11 billones de dólares al gobierno ecuatoriano con la construcción de hidroeléctricas y obras de infraestructura, además de incrementar influencia geopolítica sobre Brasil.
Parte del problema es que los gobernantes latinoamericanos divididos entre chavistas y no chavistas, están enfrascados en problemas internos y de diferencias regionales, sin que el liderazgo de la Casa Blanca pueda unirlos en torno a un objetivo común, situación que es aprovechada por China y Rusia para atizar la hoguera y sacar ventajas a largo plazo.
3. La caldera ardiente del Medio Oriente y el Norte el África
La guerra fría entre Irán y Arabia Saudita, matizada por factores económicos, geopolíticos, y religiosos que fueron exacerbados como consecuencia de la Primavera Árabe y las guerras civiles en Yemen y Siria, genera a diario incidentes que podrían desatar un conflicto regional con tendencia a amplificarse en todo el planeta, debido a que Estados Unidos y la Unión Europea apadrinan a los sauditas y sus satélites sunitas, mientras que Rusia y China apoyan a los chiitas encabezados por Irán.
El nunca resuelto problema entre palestinos e israelíes, es una situación que no solo se extiende al ámbito de la guerra fría regional entre Arabia Saudita e Irán, sino que afecta los intereses geopolíticos y geoestratégicos de las potencias occidentales en el Medio Oriente, y de contera es incendiado por el régimen chiita de los ayatolas que quieren desaparecer al odiado enemigo sionista del mapa, y extender el chiismo hacia la Palestina con proyección hacia Egipto.
La aparición de Isis y Al Qaeda en la zona, con la complicidad de algunos jeques sauditas e inspirada en la misma religión y visión política extremista de la Sharia de la Casa Saud, hace ver a arabia Saudita como un socio poco confiable para los occidentales y como un enemigo satánico de los iraníes y sus satélites chiitas.
Las guerras civiles en Siria y Yemen atizadas en el ámbito regional por Irán y Arabia Saudita y en el global por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China y los aliados de cada uno de estos, son peligrosísimos combustibles con frágiles senderos de protección para todos los implicados, pues un error similar al del avión ruso derribado por Turquía, pero esta vez generado entre las grandes potencias, podría desatar una conflagración sin precedentes.
ISIS y Al Qaeda juegan un audaz plan estratégico y uno de sus objetivos principales es instigar a las potencias a que desaten una guerra a gran escala en el Medio Oriente, para convencer a los musulmanes que allí hay una agresión de las potencias contra el Islam, y para aumentar el número de adeptos y lobos solitarios en el mundo dispuestos a desencadenar oleadas de terror contra las sociedades occidentales y los países no musulmanes, e inclusive los musulmanes apóstatas.
Con el doble propósito de expoliar la riqueza libia y sacar del poder a Muammar Gadafi, porque este dictador africano tenía pruebas contundentes de la financiación libia considerada país terrorista, a las campañas electorales de Sarkozy algunos de sus copartidarios, la ambición francesa con Nicolás Sarkozy a la cabeza, indujo a la OTAN a derrocar a Gaddafi y promover una revolución interna, que confluyó en la destrucción del patrimonio histórico del país, la división étnica y sectaria de las regiones, el crecimiento desmesurado de las milicias yihadistas leales a ISIS, la apertura de un enorme boquete exportar el terrorismo hacia el Norte del África, Europa Occidental e Israel, para el tráfico de armas hacia el Centro del África y el África Subahariana, el espacio ideal para todas las formas de corrupción, y uno de los caminos más expeditos para el tránsito de inmigrantes ilegales hacia el Primer Mundo.
Derrocar a Hosni Mubarak e imponer los hermanos musulmanes en Egipto, fue un grave error estratégico de la Casa Blanca, que al ver el inusitado crecimiento del yihadismo fomentado por esta congregación religiosa, decidió promover otra revolución interna e instaurar en el poder a un gobierno pro-yanqui, que quedó con el problema de abrir espacios de política alternativa reclamados por el pueblo egipcio, y combatir el creciente aumento de yihadistas provenientes de Libia, la Franja de Gaza, el Sub-Sahara, Túnez y Argelia.
La revolución tunecina derrocó al dictador Alí y consolidó la constitución mas liberal del mundo musulmán. No obstante, ponerla en práctica y erradicar el yihadismo que durante años promovió el Partido de la Regeneración o Enahda, que ahora osa de moderado, es un proceso muy complejo y difícil de cristalizar, habida cuenta que Túnez es el país que más yihadistas exporta hacia diferentes partes del mundo, y en el que por obvias razones es deducible concluir, habitan muchos ideólogos de la interpretación extrema de la Sharia y el odio contra Occidente.
El maremágnum del Medio Oriente tiene otra arista muy áspera. El pueblo kurdo diseminado por la zona, pero ilusionado con la resurrección de su patria llamada el Kurdistán, ha apoyado en varias guerras a los kurdos, pero Turquía que también tiene hasta ambiciones nucleares en la zona y el obvio interés de ser la cabeza del mundo musulmán, ataca sin misericordia a los kurdos turcos, que como parte de esta maraña, son considerados terroristas por Estados Unidos, pese a que los familiares y parientes de estas personas, son los soldados de primera línea y la carne de cañón contra ISIS y Al Qaeda en la región.
4. Obama: Estrategia de sanciones económicas, actitud conciliadora y lucha contra el yihadismo.
La telaraña de intereses y ambiciones geopolíticas de cada uno de los países involucrados en la guerra contra el terrorismo yihadista, la guerra en Siria, la inmigración masiva hacia el Primer Mundo, el tráfico de armas, la fijación del valor del barril de petróleo, la seguridad de los tanqueros en el Estrecho de Ormuz y el Golfo de Omán, la existencia del Estado de Israel y en últimas de la estabilidad pacífica del planeta; ponen a Estados Unidos a hacer malabares diplomáticos, geopolíticos, económicos y a buscar soluciones donde algunos de sus gobernantes anteriores desataron problemas que también son motivo ideológico para que los yihadistas odien a Occidente y al “imperio norteamericano”
Pero además del convulso escenario geopolítico del Medio Oriente, la Casa Blanca está obligada a conservar intactos los intereses económicos, políticos, geopolíticos y comerciales de Estados Unidos en el resto del planeta. Por esa razón y dada la expansiva ambición geopolítica de China y Rusia sobre el Caribe, con todas las baterías enfiladas a recuperar la posesión ideológica y estratégica sobre la isla de Cuba para tener una cuña antiyanqui a 90 millas del Estado de Florida, el gobierno Obama decidió reabrir relaciones con el régimen dictatorial de los hermanos Castro y apadrinar las conversaciones de paz del gobierno Santos con las Farc.
No porque a los altos estrategas del Pentágono y la Casa Blanca les interese Colombia como prioridad 1-A de la política internacional de la Secretaría de Estado, sino porque hablar de conversaciones de paz en Colombia favorece la posición conciliadora de Obama y catapulta a su partido político, para que lo suceda un demócrata en el cargo, y de paso para demostrar al mundo que Estados Unidos está muy preocupado por el pueblo cubano, cuando en realidad lo que interesa a los “policy-makers” de la “realpolitik” estadounidense en este momento, es no perder el control geoestratégico del territorio de la isla de Cuba, y bajar la temperatura belicista de las guerrillas comunistas del Eln y las Farc en Colombia. Para bien de la política exterior gringa. Y punto.
En medio de esa conducta conciliadora, al secretario Kerry y al presidente Obama, se les ocurrió la brillante idea de hacer un acuerdo de supuesta renuncia del programa nuclear de Irán, a sabiendas que eso es un distractor de apaciguamiento calculado de ambos lados, que Irán no va a renunciar a ninguna de sus pretensiones geopolíticas, ni Rusia ni China van a perder la posibilidad de instalar y solidificar una cuña nuclear asociada en Irán, proyectada a expulsar la influencia estadounidense en el Medio Oriente.
De igual manera y pese a tener la nefasta experiencia del Vietnam, Estados Unidos cohonestó con Francia e Italia la desmedida ambición europea por expoliar a Libia, miopía que repercutió en la muerte del embajador estadounidense el 11 de septiembre de 2012 en Benghazi, y llevó al dramático caos que asedia a Libia, donde las etnias, los grupos de interés y los yihadistas, se desgarran a dentelladas por la torta del poder y la ambición de controlar los recursos petroleros, mientras con la venia de quienes contribuyeron a este caos, todas las formas de delincuencia hacen ferias y fiestas en suelo libio.
El apoyo de Estados Unidos a la monarquía Saudita es un arma de doble filo, pues unos y otros saben que la doctrina extremista yihadista de los salafistas es estructurada, condensada y difundida desde los centros de producción literaria e ideológica del Islam, afines y estrechamente vinculados con la Casa Saud, que en público hablan del islam del amor y el perdón, pero en la práctica masacran a sus enemigos ideológicos, verbigracia el reciente asesinato de 47 opositores políticos, incluido un imam iraní, lo que desencadenó una nueva crisis de estabilidad en la región.
Pese a tener clara esa realidad y a la máxima de la política exterior de “no política”, debido a las conveniencias mutuas de vieja data contra Irán, la Casa Blanca consintió los bombardeos de los reinos del Golfo contra los hutíes chiitas en Yemen, en la medida que los aviones norteamericanos pueden atacar las posiciones de Al Qaeda en la Península Arábiga incrustadas en Yemen. Algo análogo a lo que ocurre en Siria contra el Estado Islámico.
El derrocamiento del sunita Saddam Hussein para imponer a los chiitas en el poder, repercutió en una sangrienta guerra civil en Irak, el asentamiento de células de Al Qaeda y luego el surgimiento de ISIS. La Casa Blanca ha utilizado a los kurdos y manipulado su deseo patriótico. No hay indicios de que superadas las dificultades de este conflicto, Washington planee ayudar a la soñada reconstrucción del Kurdistán.
Por otra parte el millonario gasto de la CIA, para entrenar armar y dirigir milicias sirias contra ISIS no produjo ningún resultado positivo y después de una multimillonaria inversión, que bien podría haberse invertido en atención a los desplazados sirios, Obama dio marcha atrás al proyecto.
Igualmente, el gobierno estadounidense urdió una audaz estratagema de guerra económica al presionar con superproducción interna la devaluación progresiva del precio internacional del barril de petróleo, con el fin de bloquear las finanzas de los países productores del crudo, que no están dentro del llavero aliado de Estados Unidos, y que por el contrario apoyan o toleran todas las formas de terrorismo islámico o comunista contra los intereses de Estados Unidos.
A esta fuerte presión económica se suman las sanciones coordinadas con los aliados de la Unión europea de larga data contar Irán por su programa nuclear y el apoyo del grupo terrorista Hizbolá, así como las más recientes contra Rusia en respuesta a la actitud camorrera y expansionistas del Kremlin en Crimea y el Oriente de Ucrania.
A estas se suman Irán por su ambición nuclear, Venezuela por apoyar las guerrillas comunistas del Eln y las Farc, le tráfico de narcóticos y el soporte a islamistas que consiguen documentos de identidad venezolana para seguir hacia el norte en busca de ingresar de manera clandestina a Estados Unidos con fines extremistas
5. Conclusiones
a. El terrorismo islámico o comunista es un combustible muy peligroso para la continuidad de la paz en el mundo. Detrás de la lucha contra los grupos yiohadistas y las guerrillas comunistas, se asientan los intereses geopolíticos y geoestratégicos de potencias regionales, que pueden cometer errores graves que induzcan a la amplifiación planetaria de conflictos singulares. Por mucho menos comenzaron las dos guerras mundiales durante el siglo XX.
b. Cualquier salida en falso de alguno de los gobiernos afectados por los problemas enunciados, puede encender la chispa inicial de una conflagración mundial sin precedentes y sin consecuencias predecibles.
c. Aunque hasta el momento ha resultado eficaz, la consuetudinaria política exterior de las potencias occidentales de ser amigos de los enemigos de sus enemigos. Los puntos y subpuntos descritos indican que esta situación ha variado y que los hacedores de la diplomacia y la geopolítica del primer mundo, deben hacer muchos replanteamientos para contener la enfermedad que ya parece epidémica.
d. Estados Unidos, la Unión Euopea y los demás aliados prooccidentales, deben replantear algunas políticas aplicadas en años anteriores en el tercer mundo, con las nefastas consecuencias que han salido a flote después de la Primavera Árabe, debido al enorme potencial chino y la desafiante política exterior rusa.
e. Colombia y los países de Latinoamérica salen muy perjudicados de presentarse un desenlace bélico en alguno de los actuales focos de tensión geopolítica y geoestratégica. El sol hecho de tener a Venezuela al borde el colapso institucional, gobernada por un dictadorzuelo socio de las Farc, deja serios interrogantes acerca de un eventual ataque contra Colombia potenciado por Rusia y China, con el fin de desafiar la capacidad bélica y de reacción de Estados Unidos.
f. Ni Cuba ha dejado de ser la sede social del terrorismo internacional, ni Estados Unidos le ha quitado ese rótulo. La apertura gradual de relaciones, tampoco es señal inequivoca del farcaso gringo para someter a la vergonzosa dictadura cubana, sino que se trata de una maniobra estratégica para impedir que por aislamiento de la isla China y Rusia, se apropiaran de ese control a menos de 110 millas de la costa este de Estados Unidos.
g. El apadrinamiento de Estados Unidos a la paz de Colombia con las Farc, no es una prioridad 1-A de la Casa Blanca sino una oportunidad para extender el supuesto manto negociador de Obama con Cuba e Irán y dar la apariencia pacifista interna del partido demócrata en aras de conservar la presidencia de ese país en las proximas elecciones. Tampoco se puede desacrtar la posibiliad que instigado por Rusia y China el pintoresco mandatario venezolano, presa de su ineptitud gubernativa ordene un ataque armado contra Colombia, para distrer la atención interna, a sabiendas que la reacción de Estados Unidos sería tardía dadas su sprioridades en Medio Oriente, Lejano Oriente, sureste del Pacífico, Europa Occidental y Norte de Africa, además del problema interno del yihadismo.
h. Ni Irán renunciará a su programa de guerra nuclear, ni las Unión Europea, ni Estados Unidos creen en la aparente bunea fe de los iraníes. Mucho menos Rusia y China renunciarán a la enorme posibilidad de tener un aliado con armas nucleares en el Medio Oriente. Es un asunto de elemental lógica geopolítica.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos, especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional, temas sobre los cuales ha escrito y publicado 26 libros. Para leer algunos de los libros escritos por el coronel Villamarín haga click aquí