Por Luis Alberto Villamarin Pulido
Aunque Donald Trump ha convertido su política tanto exterior como interior, en la emisión diaria e incontenible por ahora, de amenazas a diestra y siniestra; a juzgar por los sucesos posteriores a las mismas -más emocionales que racionales atadas a una política de Estado de largo aliento- y, habida cuenta que Putin viene anunciando la aún no comprobada eficiencia de los misiles hipersónicos Oreshink, que finalmente va a instalar en Bielorusia antes de finalizar 2026, lo cierto, es que el ambiente de seguridad internacional y de fragilidad de la paz mundial, transita por minados vericuetos y senderos.
Putin no solo ha amenazado, que podría utilizar armas nucleares, armas sucias o misiles hipersónicos, contra Europa, Estados Unidos y sus aliados. También lo consideró seriamente en octubre de 2022, cuando evidenció el fracaso de la costosa e improductiva invasión a Ucrania.
El ruidoso anuncio de Putin en Karelia, el 1 de agosto de 2025, con estrecho y calculado abrazo con el dictador Lukashenko, de instalar en territorio bieloruso varias baterías de misiles hipersónicos Oreshink, que dicho sea de paso estén en territorio ruso o en otra parte, ya son amenazas graves ya que según exponen los especialistas podría ser casi imposible de interceptarlos, y aunque Putin asegura que las mortiferas cargas de las ojivas serían convencionales diez veces más potentes que las conocidas, resultaria iluso descartar que puedan ser artilladas con cargas nucleares, radiológicas o mixtas.
Sea cierta o no esa capacidad misilistica rusa; sea cierto o no que Trump movió submarinos nucleares más cerca de Rusia, en ninguno de los dos casos es técnicamente necesario hacerlo, porque los alcances de dichas armas, permiten hacerlo con efectividad desde los dos continentes hacia el territorio adversario.
El ajedrez geopolitico muestra entonces, en que sin ser ilusos ni ingenuos, por ahora se trataría de "mostradas de dientes mutuas", en pos de mayores ventajas geopolíticas y geoestratégica, alrededor de la repartija que nunca han ocultado Trump ni Putin, quieren hacer de Ucrania, dejando de lado a Europa y China
Peligroso juego de intereses y vanidades, en el que la ONU integrada por diplomáticos nombrados por quienes ejercen el liderazgo con base en intereses ya descritos, carece de fuerza, voluntad, idoneidad, identidad de objetivos y sensatez para encauzar la paz del mundo y el respeto por la soberanía ucraniana
En síntesis, el escenario está dado para que un desadaptado ansioso de protagonismo histórico cometa un error garrafal que conduzca a una hecatombe, o para que el drama se prolongue por dos décadas mientras China consolida su plan 2050.
A menos que la sensatez, tan limitada y ausente a lo largo de la historia universal, se imponga ante tan aterradora realidad,
¿Ocurrirá así?