Anuncio de reanudación de bombardeos a estructuras narcoterroristas, sujetos a qué no haya menores dentro de las guardias, ni contra las Farc y el Eln, suena a ruido de tonel vacío, a cantinflada y a oportunismo politiquero de Petro y Velásquez.
Las órdenes militares deben ser claras, precisas, concisas, lógicas y oportunas, máxime si se trata de operaciones de combate.
Nunca pueden ser ambiguas. Y está nueva cantinflada de Iván Velásquez es demasiado ambigua.
Un terrorista armado con un fusil, mata, secuestra, roba, amedrenta, desplaza personas. Así sea menor de edad.
Los responsables de que sea bandido son los cabecillas que lo incorporan y sus cómplices políticos, que en Colombia abundan.
No las tropas que cumplen el deber constitucional de garantizar la vida, honra y bienes de los colombianos, combatiendo contra los delincuentes.
Cordialmente,
Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido