Parece que de nuevo, y en contraste con la necesidad de desenmascarar a Petro, la revista Semana le hace mucho daño al Ejército.
El fondo del artículo acerca de las dificultades actuales de la inteligencia militar, es exagerado, parece el reclamo de un o de unos resentidos y no aporta sino dudas infundadas acerca de la idoneidad y lealtad del mando militar.
Si de verdad hubiera identidad institucional y vocación de Patria, ningún activo ni retirado deberia prestarse para sustanciar estos mensajes, que repetimos, por pretender atacar el pésimo desgobierno de Petro y su inepto ministro de Defensa, terminan enlodando la institución, a la que tanto debemos, por lo que tenemos y lo que somos.
Los desleales disfrazados de patriotas, solo piensan en sus egos y vanidades.
De remate en este caso particular, siembran cizaña, y crean incertidumbre.
Flaco favor hacen al país, estos personajes ansiosos de brillar por medio de intrigas.
La sacrificada siempre será Colombia. Por culpa de la mal llamada derecha, única responsable del desafortunado triunfo de Petro y de mediocres que se cuelan en todos los ámbitos de la seguridad y el desarrollo, quienes al ocupar cargos de poder, no aportan nada porque no tienen condiciones para eso, pero en cambio usan ese poder y contactos, para buscar sus prebendas particulares, por medio de anónimos, deslealtades, componendas y hasta mandados a los corruptos politiqueros.
Colombia requiere muchas reingenierías, y eso no es ni tarea fácil, ni rápida. Por ende, la más sensata solución es la creación de un partido político dirigido por mentes brillantes, a partir de planes estratégicos y compromisos totales. No por afanes de figuracion, que en esencia son más de lo mismo.
De no hacer nada serio y estructurado en el ámbito de la política, que es desde donde se producen los cambios transformadores, en contraste, con todas estas peleas e intrigas internas, el único ganador será Petro, quien de manera maquiavélica, explotará a su favor los desenlaces de las crisis generadas por las ambiciones de poder, las deslealtades, los egoísmos y los afanes de sacar ventajas personales por encima de los objetivos institucionales.
En síntesis, la revista Semana destapa realidades acerca del nefasto desgobierno Petro, pero de paso hace favores a desleales, que pelan el cobre cuando no son satisfechas sus ambiciones personales y extremas vanidades.
Parte de la solución al gran problema que creó el inmerecido ascenso al poder de Gustavo Petro, es tener a las instituciones armadas, alejadas de todas esas mezquindades, concentradas en el cumplimiento de su misión y con la disciplina fortalecida todo el tiempo.
Cordialmente,
Luis Alberto Villamarín Pulido