Por Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Es obvio inferir y deducir que la población, o el segmento poblacional mejor estructurado para abordar un proyecto político serio que transforme realmente a Colombia, está dentro de quienes pertenecieron a las Fuerzas Militares y de Policía y ahora como miembro de las Reservas Activas y los Veteranos pueden participar en política, opinar y hacer para transformar el país.
Infortunadamente el señor Petro no llegó a la presidencia caído en paracaídas. Él llegó por culpa de la desueta, descompuesta y anquilosada politiquería tradicional, practicada por quienes dicen que están en la derecha y que defienden al pueblo colombiano.
Así, muchos ciudadanos cansados de ver tanta ineficiencia votaron porque creyeron que este sujeto que proponía el cambio iba a reformar el país. Y claro, lo está reformando, pero a favor de los intereses del comunismo internacional y de su ilimitada ambición dictatorial y egocéntrica que parecería no tener fin.
Se ha hablado mucho de la participación de las Reservas, pero erróneamente se cree que la solución está en nombrar candidatos y como en el chapulín colorado, síganme los buenos, al estilo de los politiqueros tradicionales.
Nuestra propuesta es que se debe romper ese esquema, si se vuelve a hacer lo mismo que han hecho los politiqueros tradicionales, caemos en el mismo error y se volverá eterna la agonía y el señor Petro y los demás comunistas tendrán un espacio abierto siempre para justificar su accionar.
Se aproximan las elecciones del 2026, todos los días se habla de que hay que buscar un salvador o una salvadora, y pero ese no existe, ni va a existir. Pensemos en construir un proyecto político estructurado, el cual tenga conducción estratégica hecha por los más capaces, no por los más habladores ni por los más oportunistas, sino por los más capaces, los mejores estrategas.
Una conducción operativa por personas muy dedicadas en cada región, departamento, municipio, que estén todo el tiempo inmersas en la construcción y el fortalecimiento del partido a partir de las líneas estratégicas que se trazan desde la dirección estratégica y que se concitan con la militancia.
En tercera medida hay que tener una conducción activista, táctica, que es la que muchos confunden con hacer política. No. Esa es apenas una de las formas de hacer política y uno de los métodos. Quien sale a las calles, quien convoca manifestaciones, no es ni puede ser el conductor estratégico ni el conductor operativo del partido, porque su tarea es esa y debe hacerla muy bien y todo el tiempo. Por ende, no es el director del partido. Tampoco es el conductor del partido.
Y en cuarta medida, debe estar la militancia, que no puede ser una montonera, para no repetir lo mismo que hacen los politiqueros tradicionales. En ese esquema, se sigue a personas y no a ideas. Debe ser un grupo estructurado alrededor de un programa político y un proyecto político que debe ser abordado y aprobado por todos los miembros del partido.
Asì, se trabaja intensamente en la construcción de ese movimiento con hombres y mujeres, porque la ley colombiana exige mínimo el 30% de mujeres en las listas. Y una vez hecho ese trabajo se convoca a una convención nacional final, en la cual se van a tratar temas programáticos, temas organizacionales, temas electorales, temas financieros y temas de relaciones del partido. Luego se hacen las mesas de trabajo y se aprueban los estatutos y se aprueban todos los elementos constitutivos, organizativos y electorales del partido, previo estudio desde las regiones.
No es al contrario como se pretende hacer, cuando aparece cualquier lenguaraz y propone yo soy el candidato. Síganme y les abriré el camino. En esencia, quien así actúa está haciendo lo mismo que los corruptos tradicionales y está buscando sus ventajas particulares no las institucionales, ni lo que necesita Colombia.