Por Luis Alberto Villamarín Pulido
El respaldo del gabinete israelí, tras más de 10 horas de arduas deliberaciones, intenciones del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, cohonestadas implícitamente por Donald Trump, para someter por la fuerza a Hamas, ahondan la grave crisis humanitaria que para su beneficio mediático, en forma habilidosa y sostenida propaganda han difundido ante el mundo los funcionarios del grupo terrorista palestino, sin que se pueda verificar de manera independiente lo que allí sucede, debido a las restricciones impuestas por Israel a los medios de comunicación internacionales.
El problema se complica más porque la hambruna es evidente, no siempre la ayuda internacional llega a manos de los más afectados, aumentan la desesperanza de la tragedia de muchos palestinos sin lugar donde residir ni alimentos que comer, y los continuos combates y ataques israelíes contra objetivos estratégicos, se agregan a que Israel asegura tener controlado el 75% del territorio de Gaza, que solamente les falta ocupar una parte del sector sur y que van a lograrlo.
La decisión aprobada de la ocupación total de Gaza por las Fuerzas de Defensa de Israel, se presenta ante el mundo, que será necesaria para erradicar definitivamente a Hamás (algo que parece improbable por ahora), liberar a todos los secuestraos israelíes y rescatar los cadáveres de quienes fueron asesinados por los terroristas, abrir corredores de ayuda humanitaria, controlar militarmente la seguridad del enclave, pero que el gobierno sea civil con el apoyo de los países árabes sunitas, sin la participación de Hamas ni de la cuestionada autoridad palestina que controla casi toda la Cisjordania.
Soluciones, que por obvias razones serán rechazadas por Hamas, por la Autoridad Palestina, por la comunidad internacional que propende por la existencia de dos Estados, y hasta por los familiares de los secuestrados aún en poder de los terroristas, puesto que cada día que pasa, son mas vehementes y directos contra las decisiones de Netanyahu acerca de los rehenes en Gaza.
Por su parte las Fuerzas de Defensa, no se oponen a la continuidad de las operaciones militares contra Hamas, porque combatir el terrorismo islámico es parte de su misión y una exigencia de seguridad nacional. Se oponen a que con el paso del tiempo, sean quienes terminen con la espinosa responsabilidad de gobernar la Franja de Gaza y eternizar a un alto precio, el desgaste de soldados y equipos en medio de un ambiente geohumano que siempre les será hostil.
Lo que suceda de ahora en adelante es complejo, porque el presidente de Estados Unidos, aprovecha su incidencia geopolítica en el planeta y en los organismos multilaterales para apoyar a Netanyahu, a quien todos sus adversarios señalan de prolongar las guerras contra los enemigos de Israel, con el propósito de garantizar su estadía en el poder y al mismo tiempo, eludir los problemas judiciales que tiene.
Súmese a esta convulsa situación que con mucha habilidad Netanyahu comprometió a Estados Unidos en la guerra contra Irán, conminando al gobierno Trump a bombardear instalaciones iraníes, sin que hasta la fecha se haya iniciado un proceso de paz serio entre Israel e Irán, lo cual infiere que el problema sigue latente y que Estados Unidos es parte de los objetivos de retaliación iraní. El tiempo lo dirá.
En resumen, con la aprobación de ocupar totalmente la Franja de Gaza, Netanyahu volvió a imponer su voluntad, la presión internacional de la mano con la propaganda antiisraelí aumentarán geométrica y matemáticamente, Hamás no se va a rendir, muchos de los niños que hoy son victimas de la hambruna y de la radicalización yihadista serán los terroristas dentro de un lustro o una década, la reconstrucción de Gaza será traumática, las eternas tensiones geopolíticas del Medio Oriente entre musulmanes e israelíes se mantendrán en el tiempo, y por desgracia habrá más guerras, más acciones terroristas, más hambrunas y el embrollo seguirá siendo cíclico.