Situada en el noroccidente de Siria, Alepo, ciudad más poblada del país y al mismo tiempo, capital de la provincia homónima, con un importante segmento poblacional cristiano, fue escenario de la prolongada y sangrienta batalla de Alepo, ocurrida durante la Guerra Civil Siria, iniciada en 2011. Es una de las ciudades más antiguas de la región, con una privilegiada posición estratégica a mitad de camino en la ruta comercial que une la costa mediterránea y el río Éufrates en la Mesopotamia.
Luego de que con apoyo abierto de Irán y Rusia, el dictador alawita Bashar Al Assad recuperara la iniciativa estratégica contra los sunitas y demás grupos que pretendían derrocarlo, pero sin que la guerra civil haya terminado, se inició la reconstrucción de Aleppo, con la presencia de soldados sirios y cuarteles semiclandestinos de Hizbolá, milicia multinacional financiada por la teocracia iraní.
Desde entonces la inteligencia militar de las Fuerzas de Defensa de Israel, ha tenido la mira puesta en las actividades de los integristas de Hizbolá en territorio sirio, y los planes del grupo terrorista contra el asediado Estado israelí. En consecuencia, Israel ha realizado dentro de Siria centenares de ataques sorpresivos de comandos, bombardeos, eliminación de cabecillas de Hamás o Hizbolá, operaciones especiales de espionaje, etc.
Al amanecer del viernes 29 de marzo de 2024, cuando la situación en Gaza se pone más compleja por el drama humanitario y la eventual incursión de las fuerzas israelíes a Rafah, último bastión de Hamas, el gabinete de crisis de guerra encabezado por Benjamín Netanyahu, dio luz verde a un demoledor ataque aéreo, catalogado como el mayor en los últimos años, calificado por Tel Aviv como un riesgo calculado, contra una base militar siria donde se protegía una infraestructura clandestina de Hizbolá al oriente de la ciudad de Alepo.
Producto del ataque contra un puesto de mando yihadista, y un depósito de armas de propiedad de Hizbolá, murieron varios soldados sirios, informaron los medios de comunicación estatales de Siria y una organización independiente.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, ONG con sede en Gran Bretaña que estudia la guerra civil Siria, informó que tras el ataque nocturnos israelí, perecieron 44 personas, entre ellas 36 soldados sirios, siete miembros del grupo libanés Hizbolá y un miembro de otra milicia proiraní, pero que el número de víctimas podría aumentar.
Como suele suceder, el ejército de Israel no hizo comentarios de inmediato sobre este ataque, pero reconoció haber llevado a cabo anteriormente, cientos de ataques contra objetivos vinculados a Irán en Siria.
De todos es sabido que Irán apoya y dota con armas a una red de milicias proxy que han estado luchando contra Israel, incluido Hamas –cuyo líder político estuvo esta semana en Irán en reuniones de alto nivel– y otros grupos palestinos.
Los ataques transfronterizos mutuos entre Israel y Hizbolá, se han intensificado simultáneamente con los bombardeos aéreos y la incursión terrestre a Gaza por parte de Israel en respuesta al ataque liderado por Hamas el 7 de octubre, con impredecibles en la región y para la paz del planeta.
Aunque no pudo confirmarse de forma independiente, el vocero del ejército israelí dijo que durante marzo de 2024, sus fuerzas atacaron a más de 4.500 objetivos de Hizbolá en Siria y el Líbano, en los cuales murieron más de 300 miembros de Hizbolá. Pore su parte, en el sitio web oficial y por medio del portavoz de Hizbolá, los terroristas reconocieron que después del 7 de octubre de 2024, han perecido "más de 200" de sus combatientes.
Debido a que, durante la etapa más cruda de la guerra civil siria, Irán y Hizbolá respaldaron a Bashar al-Assad con combatientes y apoyo militar, el Estado de Israel considera la influencia y el fortalecimiento militar chiita, como una amenaza real contra su frontera norte.
Y para complicar aún más la situación geoestratégica de Israel, el gobierno de Rusia también apoya a Al-Assad. En la práctica, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu necesita de Vladimir V. Putin para limitar cualquier reacción militar de Irán, mientras continúa atacando objetivos en Siria, sin afectar a las fuerzas que Rusia mantiene allí.
Equivale a caminar sobre una cuerda muy delgada con precipicios a ambos lados, máxime que por el momento, Netanyahu no tiene buenas relaciones con su protector la Casa Blanca.
La contundente incursión aérea israelí contra la base militar siria y cuartel clandestino de Hizbolá en Alepo, fue su segundo ataque mortal en Siria en menos de una semana. El pasado martes 27 de marzo, varios ataques aéreos israelíes en el oriente de Siria mataron a varias personas, entre ellos a un miembro del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y un ingeniero al servicio de la Organización Mundial de la Salud.
Los medios de comunicación estatales iraníes responsabilizaron a Israel, mientras que la agencia de noticias estatal siria lo atribuyó a fuerzas estadounidenses. Inmediatamente, desde Washington, una portavoz del Pentágono negó que Estados Unidos hubiera efectuado esos ataques.
Conclusiones
1. Desde la lógica de la defensa activa, Israel ha lanzado sucesivos y cada vez más complicados ataques preventivos dentro de territorios libanés y sirio, o como respuesta a ataques sucesivos de Hizbolá, o como anticipación a eventuales acciones de sus adversarios, o como eliminación de cabecillas de Hamás, Hizbolá, y la Guardia revolucionaria iraní, obviamente implicados en planes y complots para atacar a Israel.
2. Estas incursiones israelíes, demoledoras y acertadas todas hasta ahora, están transitando por la neblina referida por Clausewitz en su libro La Guerra, cuando no hay panorama abierto ni político ni militar, para tomar decisiones trascendentales, a sabiendas que un pequeño error puede desencadenar tormentas mayores e impredecibles.
3. En los teatros de operaciones de Gaza y la frontera norte, Israel está expuesto a una cruda realidad. No puede ceder la iniciativa estratégica a sus adversarios, cuya intención es desparecer del planeta al odiado Estado judío, pero tampoco puede eternizar un par de guerras de desgaste mutuo, pues sin duda está en jaque por la presión sicológica internacional, que ve el prisma desde otro espectro y con otros ojos.
4. La polarizada campaña electoral estadounidense, con la mutua inconveniencia de que sea elegido Trump o Biden para el próximo periodo, atiza más al asunto. Irán, Rusia y China saben e interpretan muy bien esa realidad. Si los dos grandes partidos políticos estadounidenses, no reevalúan sus dos candidatos presidenciales, y rediseñan la política de apoyo a Otán, Israel, Corea del Sur, Ucrania y Taiwán, indefectiblemente las condiciones cada día más tensas, empujarán una guerra de mayores proporciones.
5. La paz del planeta está en vilo. Los factores son evidentes. Putin acorralado por su egolatría, Xi Jingpin asediado por la economía, Europa amenazada por armas nucleares rusas y la eventual disgregación ucraniana, y Estados Unidos engolosinado en las vanidades de dos octogenarios que deberían estar descansando o dictando sus memorias a un Ghost writer, no polarizando al electorado de la gran potencia.
Crisis económica postpandemia, juventudes ansiosas de tener más de lo que les corresponde a su esfuerzo, tendencias autocráticas, tráfico de armas, drogas y violencias en el tercer mundo. El coctel está servido, para que una chispa incendie la pradera, a menos que la sensatez y la diplomacia atemperen los ánimos, y que los pueblos afectados se deshagan de los vanidosos con ínfulas supraterrenales.
Ni más, ni menos.
Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional