Por Luis Alberto Villamarín Pulido*
Con Rusia y China de su lado, Irán plantea un nuevo desafío a Occidente, mediante milicias chiitas afines atacando desde diversos escenarios geoestratégicos en el Medio Oriente y el Golfo Pérsico, una desaforada carrera armamentista y un desafiante programa nuclear renovado.
Mientras Netanyahu y asesores creían que Hamas estaba en la pugna de poder con la Autoridad Nacional Palestina, que Hizbolá estaba controlado y que la única amenaza era el programa nuclear de Irán, por lo tanto, el Mossad y los servicios de inteligencia deberían enfocarse ahí; por su parte Biden con los asesores de seguridad nacional creían controladas las posibilidades de conflicto con Irán y sus proxies.
Al punto, que, mediante conversaciones secretas, acordaron la liberación de cinco estadounidenses encarcelados en Irán a cambio de transferir 6 mil millones de dólares correspondientes a fondos iraníes congelados en Corea del Sur y la liberación de algunos prisioneros iraníes, que estaban condenados por la justicia norteamericana.
En sus feudos las milicias chiitas que financia y arma Teherán, léase Hamás en territorios palestinos, Hizbolá en El Líbano y los hutíes en Yemen, aparentaban inactividad. Como si se fuera una estratagema distractora, Irán ralentizó el programa de enriquecimiento de uranio, retrasando intencionalmente su avance hacia fabricación autónoma de armas de destrucción masiva.
La sangrienta incursión de Hamas el 7 de octubre contra Israel y la obvia retaliación, cambiaron erróneas percepciones, pues en ambos casos, los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes, erraron sendas apreciaciones de situación, para determinar la capacidad de más probable adopción adversaria.
Habilidosamente, Irán complicó seguridad internacional desde El Líbano hasta el mar Rojo. Forzados por las circunstancias, una docena de países incluidos Estados Unidos e Israel, coordinan para mantener el flujo del comercio marítimo por la región. Iniciando 2004, milicias chiitas han atacado dos veces a las fuerzas estadounidenses, razón por la cual la Casa Blanca amenaza lanzar contundentes ataques aéreos. Inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) anunciaron a finales de diciembre de 2024, que Irán triplicó capacidades de enriquecimiento de uranio, dejándolo casi apto para fabricar tres armas nucleares, y probablemente el necesario para para construir otras bombas tomaría sólo unas pocas semanas.
Algunas agencias occidentales de inteligencia suponen que Irán no desea un conflicto directo contra Estados Unidos o Israel, pues sospecha que terminaría mal. Que, en cambio, parece dispuesto a ir más allá, permitiendo ataques, coordinando ataques contra bases y barcos estadounidenses que transportan bienes y combustible, y acercándose, nuevamente, a poseer armas nucleares.
Es su hipótesis, respetable, pero si ya se equivocaron al no determinar la intención iraní con lo que está sucediendo, es obvio suponer que esta percepción también sería desacertada.
Se suma creciente ayuda iraní a Rusia. Primero con drones Shahed utilizados contra Ucrania. Y a pesar de advertencias, Irán prepara envíos de misiles de corto alcance, mientras Kiev está limitada en defensa aérea y municiones de artillería. Teherán ya no se está aislado. Ha fortalecido una alianza con Moscú y Pekín, dos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que, en 2015 apoyaron intención de Washington para limitar programa nuclear de la teocracia iraní, pero ahora no.
¿Acuerdo mal iniciado por Obama y bien terminado por Trump?
Biden intentó revivir acuerdo nuclear con Irán de 2015, que Trump retiró en 2018. Después de más de un año de negociaciones, casi se restaura el acuerdo en agosto de 2022. Se requería que Irán sacara de su territorio el combustible nuclear recién producido, tal como hizo en 2015. Pero, esta vez el esfuerzo fracasó.
Acto seguido con complicidades chinas, norcoreanas y rusas, Irán aceleró su programa nuclear, enriqueciendo uranio hasta con 60% de pureza, índice casi necesario para acondicionar armas de destrucción masiva. Intenta demostrar a Estados Unidos que Teherán está cerca de fabricar una bomba, pero sin cruzar la línea roja, con el fin de evitar un ataque contra sus instalaciones nucleares subterráneas.
Durante el verano de 2023, el gobierno Biden, logró dos acuerdos separados. Primero, liberar a cinco prisioneros estadounidenses a cambio de varios iraníes encarcelados y la transferencia de 6.000 millones de dólares correspondientes a activos iraníes represados en Corea del Sur, que fueron enviados a una cuenta en Qatar con fines humanitarios.
El segundo acuerdo, que Biden no quería que se revelara, porque no quedó escrito, que Irán restringiría el enriquecimiento nuclear y mantendría bajo control a las fuerzas proxy. Solamente así, podrían iniciar un acuerdo más amplio. El pacto parecía estar funcionando. Los terroristas chiitas proiraníes asentados en Irak o Siria no atacaron a las fuerzas estadounidenses, los barcos navegaban libremente en el Mar Rojo y los inspectores de la AIEA informaron que el enriquecimiento de uranio en Irán se había ralentizado. Silencio temporal y engañoso.
Principio de la sorpresa en la guerra con ataques de todos lados
Pese a que funcionarios de inteligencia estadounidenses dicen que Irán no instigó ni aprobó el ataque Hamás en Israel y quizás ni siquiera se le informó al respecto, surgen dudas acerca de la capacidad de interpretación de los indicios de inteligencia y la coordinación de seguridad Israel-Estados Unidos. Algo o mucho falló ahí.
Otros aseguran que, es posible que Hamas haya previsto que la preparación del ataque se filtrara desde Irán, debido a la profundidad con que inteligencias israelí y occidental han penetrado en el país. Difícil de creer, pues se evidencia acerca de la guerra en Gaza, que Irán ha manejado la situación estratégica de la reacción del mundo musulmán y de la guerra sicológica en el resto del mundo.
Para muestra un botón: Tan pronto Israel respondió al ataque de Hamás, fuerzas aliadas de Irán lanzaron ataques estratégicos. El gabinete de guerra de Israel discutió un ataque preventivo contra Hizbolá en el Líbano, diciendo a los estadounidenses que un ataque contra Israel era inminente y formaba parte de un plan iraní para destruir progresivamente a Israel.
Los asesores de Biden argumentaron que la evaluación israelí era errónea. Únicamente retrasaron una guerra más amplia, cuyo detonante es la muerte de Saleh al-Arouri alto líder de Hamas, en el Líbano. Por lo tanto, la preocupación para los estrategas en Washington es que Hizbolá ataque masivamente a Israel. En la práctica, Hizbolá es un elemento disuasivo contra cualquier ataque israelí importante contra Irán, debido a la guerra irregular que sus fuerzas dotadas con miles de misiles podrían infligir a Israel.
Surge otro escollo: Irán no tiene control operativo total sobre sus representantes, por ende, la intensidad de los ataques lejos de la frontera entre Líbano e Israel podría encender la chispa de un conflicto mayor.
A esta tensión, se agrega que mediante un ataque con misiles estadounidenses en Bagdad murió Mushtaq Jawad Kazim al-Jawari, cabecilla de una milicia respaldada por Irán, activamente involucrada en la planificación y ejecución de ataques contra bases militares estadounidenses en la región.
Crisis de seguridad marítima en el Mar Rojo
Utilizando inteligencia y armas iraníes fuerzas hutíes de Yemen, están atacando en el Mar Rojo, a lo que llaman “barcos israelíes”. Cuando la Armada de Estados Unidos fue a rescatar un carguero de Maersk que estaba siendo atacado, los hutíes abrieron fuego contra helicópteros de la fuerza estadounidense. Los pilotos respondieron al fuego y hundieron tres de los cuatro barcos hutíes, matando a 10 terroristas.
Producto de los acontecimientos, Maersk uno de los transportadores marítima más grandes del mundo, ha suspendido todos los tránsitos por del Mar Rojo sin pasar por el Canal de Suez. Empresas como Ikea y BP, ya están advirtiendo sobre retrasos en la cadena de suministro.
Washington conformó una coalición para defender los barcos, pero esta depende de la presencia naval estadounidense. El Pentágono perfecciona planes para atacar los sitios de lanzamiento de misiles hutíes en Yemen. Es probable que haya alguna operación contundente si otro ataque hutí a embarcaciones comerciales en el Mar Rojo.
Biden enfrenta decisiones difíciles. Inicialmente, se retiró de Oriente Medio para centrarse en competir con China y disuadirla. Ahora está siendo absorbido por los problemas de esa región.
Riesgo latente y muy real
Alrededor de los posibles conflictos enunciados, se cierne el futuro del programa nuclear de Irán, con su potencial a largo plazo de confrontación directa con Occidente.
Muchos años de negociaciones diplomáticas, acciones encubiertas para desactivar centrífugas nucleares iraníes incluidos asesinatos de científicos perpetrados por el Mossad, han dilatado el tiempo que requiere Irán para armar una bomba nuclear. Antes era cuestión de meses o de años, hoy podría ser de semanas.
Las opciones de Biden son muy limitadas, debido a que Irán suministra armas a Rusia y vende petróleo a China, no hay posibilidad de que el Consejo de Seguridad actúe. Los asesores de seguridad de la Casa Blanca carecen de interés para revivir el acuerdo de 2015 porque ahora está obsoleto, pues de todas maneras, permitiría a Irán producir todo el combustible que desee a partir de 2030.
Sin duda, Irán se está enriqueciendo uranio porque puede hacerlo. Su método para alcanzar los objetivos ha sido esperar a que pase la presión internacional de Occidente, sin ceder en la opción del programa de armas nucleares.
1. De la mano de China y Rusia Irán se saldrá con la suya, y será potencia nuclear.
2. Obviamente Irán, China y Rusia sabían del ataque contra Israel y los tres se unen para torpedear influencia geopolítica de Estados Unidos en el Medio Oriente y el Golfo Pérsico.
3. Hizbolá no es únicamente una fuerza adelantada de seguridad iraní o de disuasión a Israel. Es parte del plan estratégico de la teocracia chiita para desaparecer del planeta al odiado estado judío.
4. La solución de dos Estados en el conflicto palestino-israelí, seguirá siendo una quimera.
5. Ni los hutíes detendrán su accionar terrorista, ni Occidente cederá, ni triángulo Irán-Rusia-China desea soluciones pacíficas con presencia estadounidense en la región. Total, escalamiento prolongación de la guerra en Gaza es una realidad en la región.
* Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 40 obras de geopolítica, estrategia y defensa nacional