En contravía de la presión internacional encabezada por el gobierno de Estados Unidos, para modificar las tácticas operacionales, que por extensión reduzcan la tasa de víctimas civiles, la decisión del gobierno de Israel de enviar más soldados de infantería y caballería al sur de Gaza, indica determinación para concretar el propósito estratégico de destruir el liderazgo político-militar de Hamas y rescatar a los rehenes, sin que a la luz de la geopolítica y la estrategia, existan objetivos claros de la demoledora campaña militar.
Al anunciar que sobre la ciudad de Khan Younis, Israel desplegó una brigada de infantería dotada con alta tecnología y nutrido apoyo de fuego aeroterrestre, el contralmirante Daniel Hagari portavoz militar israelí, argumentó que las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) están realizando operaciones en “profundidad” sobre la retaguardia estratégica de Hamás.
El comentario del almirante Hagari, infiere que no se debería interpretar disminución del ímpetu del ataque, como inminente enfoque de Israel, tras el anuncio del ministro de Defensa, Yoav Gallant, el lunes 18 de diciembre pasado, en el que se interpretó que a medida que se degrada la capacidad de combate de Hamas, Israel podría “hacer una transición gradual a la siguiente fase” de su operación.
En el área de operaciones, la situación es a otro precio. Es obvio de deducir, que probablemente hasta finales de enero de 2024, las FDI podrían controlar militarmente el sur de Gaza, a donde se replegaron las principales estructuras de Hamas, tras la depredación del norte de la zona, durante los primeros dos meses y medio de combates.
Es preciso aclarar, que, pese a la demoledora ofensiva, desatada tras los atroces ataques terroristas del 7 de octubre de 2023, las fuerzas israelíes no han obtenido el control total del norte de Gaza. Por ende, la operación que inicia en el sur, demandaría más tiempo, debido el número de pobladores civiles, la gran cantidad de rehenes que son torturados por los terroristas en medio de condiciones infrahumanas, y la esperanza del gobierno de Netanyahu, de que Hamas sea efectivamente acorralado en el sur y por extensión erradicado definitivamente del norte.
En ese orden de ideas, es lógico deducir que, si el ejército de Israel obtuviera el control total de Gaza, lanzaría la fase de explotación del éxito y consolidación de objetivos aún sin precisar, para evitar que Hamás o cualquier grupo terrorista, recupere el control de la Franja, o ataque a su país.
Dicha fase podría demorar varios años, superando muchas dificultades, sin dejar de lado que la presión mediática internacional continuará, con amplias inyecciones financieras de extremistas musulmanes y obvias acciones terroristas en el mundo en “solidaridad con Gaza”.
La ambigüedad estratégica está presente. Altos funcionarios estadounidenses que visitaron Israel en los días recientes, fueron informados tanto del imperativo de la operación como de su probable duración.
De esa forma, la pretendida presión estadounidense para disminuir el ímpetu de la ofensiva israelí y atenuar el drama humanitario palestino, se circunscribió a un diálogo en el que las partes expresaron puntos de vista, que, desde luego, no incidieron en la incursión táctica de las tropas israelíes sobre Khan Younis.
Cifras sin comprobar por agencias serias, presentadas por funcionarios de salud de Gaza, indican que desde el 7 de octubre cuando Hamas atacó a Israel en adelante, han muerto 20.000 palestinos. Por su parte la ONU ha advertido que hay una situación catastrófica para los civiles, pues según sus cifras, casi el 90% de los habitantes de la Franja, han sido desplazados de sus hogares.
El secretario de Estado, Antony J. Blinken, afirmó que el gobierno de Estados Unidos desea “un cambio hacia operaciones más específicas, con un número menor de fuerzas, centradas en golpear a los líderes, la red de túneles de Hamas y algunas otras cosas (sic) críticas”.
Por los hechos, la secuencia de maniobras, y la imparable ofensiva israelí, se recicla la pregunta ¿hasta cuando las opiniones de sus principales partidarios afectarán el momento y el alcance de la suigéneris campaña militar de Israel, cuya dinámica sigue gravitando en el filo de la navaja?
Muchos israelíes que viraron de posiciones tibias de izquierda a derecha, por ende, desean que se vengue el honor agredido de su patria, y se alinean con posiciones de derecha, pero al mismo tiempo quieren que se vaya Netanyahu del poder.
Sin embargo, por la falta de claridad de objetivos no de propósitos, sostienen que ni siquiera los partidarios del controversial primer ministro, pueden comprender plenamente que sobrevendría la derrota total de Hamás.
In situ, Netanyahu soporta fuerte presión interna, para que asegure la liberación de más rehenes sanos y salvos. Una pausa en los combates, como ocurrió durante una semana a finales de noviembre de 2023, podría ser un mecanismo para lograrlo, pero naturalmente Hamás y sus cómplices también saben de estrategia, de manipulación con la joya de la corona constituida por los secuestrados, pero, además sus objetivos son diferentes.
Visto desde otro ángulo, enviar más unidades de combate israelíes al sur de Gaza, antes de una posible nueva tregua, permite al gobierno de Israel, asegurar objetivos militares de alto valor mediante eventual eliminación de máximos dirigentes de Hamás, lo cual impulsaría a Netanyahu, para argumentar ante el electorado nacional que la campaña militar fue exitosa, con la circunstancia agravante, que de por medio está la vida de los rehenes y el intenso juego geopolítico internacional de los enemigos de Israel y Estados Unidos… Que son muchos.
Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional