El programa nuclear de Irán genera tensiones entre gobiernos de Estados Unidos e Israel

Publicado: 2021-12-11   Clicks: 1558

     Geopolítica del Medio Oriente

   Tensiones Irán Israel amenazan paz del mundo  Inusitadas tensiones entre Washington y Tel Aviv, surgieron durante las conversaciones esta semana después de un breve período de fuertes relaciones entre las administraciones de Joe Biden y Naftali Bennett.

     Las diferencias acumuladas de larga data entre los dos Estados, en torno a cómo lidiar con el programa nuclear de Irán crearon nuevas tensiones esta semana.

      Dos altos funcionarios israelíes abandonaron Washington, preocupados de que el compromiso de Estados Unidos para restaurar el acuerdo nuclear de 2015 permitirá que la teocracia de Teherán acelere un calculado programa de enriquecimiento nuclear.

      Las tensiones se exacerbaron cuando la administración Biden intentó enfocar la alianza con Israel en un frente unido para tratar con Irán durante 2022.

      En un esfuerzo por minimizar el impacto, Biden pidió a su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, que revisara el plan del Pentágono para tomar medidas militares si el esfuerzo diplomático colapsaba. Por su parte, los funcionarios de la administración Biden señalaron nuevos esfuerzos para no relajar las sanciones vigentes contra Irán.

     El enfoque mixto de Joe Biden en las opciones militares y las sanciones apunta a indicarle a Teherán que Estados Unidos se estaba quedando sin paciencia, ante los desafiantes intentos de Irán en el ámbito de las negociaciones nucleares en Viena. Inclusive, el secretario de Estado Antony J. Blinken aseguró que al parecer el nuevo gobierno iraní no toma en serio, su responsabilidad de hacer lo necesario para regresar al cumplimiento del acuerdo nuclear de 2015.

      Pero el objetivo de Biden era calmar a los funcionarios israelíes cada vez más frustrados. Aunque se presume que esta vez, los funcionarios israelíes no criticarán en público al presidente estadounidense como lo hizo el ex primer ministro Benjamin Netanyahu durante la administración Obama, en privado argumentan con sólidas pruebas, que los iraníes están avanzando en su programa nuclear mientras apuestan a que Estados Unidos, ansioso por disminuir los compromisos en el Medio Oriente, no abandonará las conversaciones de Viena.

      A finales de noviembre de 2021, el secretario Blinken dialogó por teléfono con el primer ministro israelí Naftali Bennett. La conversación fue tensa, entonces Bennett envió a Washington a su ministro de Defensa, Benny Gantz, y al nuevo jefe del Mossad, David Barnea, con pruebas derivas de informes de inteligencia relacionadas con el enriquecimiento de uranio y el trabajo de lo que Israel cataloga como su grupo de armas. No obstante, los emisarios israelíes regresaron a su país con preocupaciones no resueltas derivadas del acercamiento diplomático a Irán continúe.

El desacuerdo de las administraciones Biden-Bennett acerca de Irán es apenas uno de los problemas que preocupan a la relación. La relación inicial parecía tener una base sólida: Biden habló con Bennett pocas horas después de que el líder israelí asumiera el cargo en junio, lo cual se interpretó como una señal de apoyo al nuevo gobernante israelí, habida cuenta, que Biden demoró varias semanas después de posesionarse para hablar directamente con Benjamín Netanyahu, antecesor de Bennett.

     Los funcionarios israelíes estaban contentos con la cálida bienvenida que la Casa Blanca le ofreció a Bennett. La administración Biden había elogiado a Bennett por ser mucho más transparente con él en comparación con la conducta de Netanyahu.

      Sin embargo, las relaciones se complicaron a partir de la duda, si el gobierno de Estados Unidos debería reabrir el consulado estadounidense a los palestinos en Jerusalén, el cual fue cerrado por el presidente Donald J. Trump. Desde su óptica, Bennett dice que reabrirlo socavaría la soberanía de Israel en su ciudad capital.

     Igualmente hay desacuerdos en torno a los planes israelíes para expandir asentamientos en Cisjordania, y sobre la decisión de la administración Biden de incluir en la lista negra, a NSO Group y Candiru, dos empresas israelíes de software espía, cuyos productos, según los servicios de inteligencia de Estados Unidos, han sido utilizados por gobiernos autoritarios, para piratear. los teléfonos de disidentes y activistas de derechos humanos.

      Pero la esencia de las tensiones entre Israel y Estados Unidos radica en el desacuerdo fundamental sobre cómo detener el programa iraní. No es un argumento nuevo: Hace seis años, los dos aliados tuvieron fuertes discusiones por el acuerdo nuclear de 2015, pacto al que Israel se opuso pero, el presidente Barack Obama firmó.

      En 2021, los dos gobiernos han estado en desacuerdo por las medidas de sabotaje israelí contra las instalaciones nucleares iraníes. El gobierno de Bennett cree que con estas medidas de fuerza, se ha retrasado el programa, mientras que en Estados Unidos, argumentan que tales acciones alientan a los iraníes a reconstruir las instalaciones de enriquecimiento nuclear, con métodos más eficientes.y equipo actualizado.

      Es cierto que, los israelíes consultaron con los estadounidenses antes de lanzar dos ataques encubiertos contra Irán en 2021. Uno en septiembre contra una base de misiles y otro en junio contra una fábrica iraní que construye centrifugadoras nucleares.

Por esas razones, la conversación telefónica entre Bennett y Blinken fue polémica, y las dos partes adoptaron posiciones diferentes en torno al valor de un acuerdo renovado, para controlar las ambiciones nucleares de Teherán. La conversación dejó a los funcionarios de ambos países frustrados y sin claridad inmediata frente a un problema de primer orden.

     Durante la desajustas conversación, Bennett afirmó que Irán intenta chantajear a Estados Unidos al aumentar el porcentaje de enriquecimiento. Y agregó que ningún funcionario, estadounidense o israelí, quiere ser el que informe al resto del mundo, que Irán ha alcanzado un nivel de enriquecimiento de uranio con capacidad de armas nucleares, pero tales temores no deberían conminar a Biden, a rendirse a las demandas iraníes o firmar un acuerdo imprudente.

     En contraste, algunos funcionarios estadounidenses creen que esas preocupaciones israelíes sobre las concesiones están fuera de lugar. Antes de esto, los funcionarios israelíes se habían quejado de que Estados Unidos estaba considerando ofrecer un acuerdo interino con Teherán que revocaría algunas sanciones a cambio de congelar parte de su actividad nuclear. Pero los funcionarios estadounidenses aseguran que tal oferta, por ahora, debido a la falta de voluntad de Irán para participar.

Por razones obvias, los funcionarios israelíes no se han tranquilizado. Están cada vez más preocupados de que Estados Unidos finalmente llegue a un acuerdo con Teherán y luego intente impedir que los servicios de inteligencia israelíes efectúen ataques de sabotaje encubiertos. En conjunto y argumentado medidas de sobrevivencia nacional, los líderes israelíes dicen que quieren una garantía de la administración Biden, de que Washington no buscará frenar su campaña de sabotaje, inclusive si se concreta un nuevo acuerdo nuclear.

En ese orden de ideas, los desacuerdos mutuos en torno a las evaluaciones de inteligencia sobre el arsenal nuclear iraní y los conocimientos técnicos sobre fabricación de bombas siguen siendo relativamente pequeños, pues están centrados en cuánto tiempo tomaría a los iraníes producir un arma nuclear, si obtienen suficiente combustible nuclear apto para bombas.

      En contraste, es amplio, el abismo sobre el significado de esas evaluaciones. Los funcionarios estadounidenses creen que mientras Irán no se haya movido para desarrollar una bomba, no tiene un programa militar nuclear, ya que suspendió el existente después de 2003. Con base en la labor de sus agencias de inteligencia, los funcionarios israelíes, están convencidos de que Irán ha continuado desde 2003, el esfuerzo clandestino para construir una bomba nuclear.

      Altos funcionarios israelíes creen que su campaña de sabotaje contra el programa nuclear iraní, está teniendo efectos estratégicos y podría ser una de las razones por las que los iraníes asistieron a las conversaciones en Viena, puesto que las operaciones de sabotaje ocasionan paranoia devastadora en la cúpula del gobierno iraní, al extremo que Teherán reconsidere si debería acelerar el proyecto nuclear.

      Desde la otra orilla, inclusive algunos estadounidenses partidarios del enfoque israelí, dicen que eses tipo de ataques es algo similar a "cortar el césped", es decir, un paso necesario para mantener a Irán bajo control, pero que en la práctica, nunca detendrán por completo la investigación nuclear de Teherán.

      En consecuencia, creen que la única forma duradera de evitar que Irán desarrolle un arma es llegar a un acuerdo, como el de 2015, que requiere que Irán envíe su combustible nuclear fuera del país. A cambio, se requeriría un alivio significativo de las sanciones económicas vigentes.

      En las reuniones de esta semana, los funcionarios israelíes intentaron persuadir a Washington de que no trabajara hacia un acuerdo diplomático y, en cambio, endureciera las sanciones. Pero los funcionarios israelíes dicen que temen que Estados Unidos esté llevando a cabo una comunicación secreta de canal secundario con Irán y que una nueva ronda de conversaciones en Viena eventualmente conducirá a la firma de un acuerdo.

      Durante las más recientes reuniones bilaterales, realizadas en el contexto de un reciente ataque iraní contra las fuerzas estadounidenses en Siria, los israelíes tuvieron una actitud agresiva en torno a la amenaza iraní, relacionada tanto con el programa nuclear como con el riesgo de proliferación de misiles y otras armas.

     Al mismo tiempo, existe creciente preocupación estadounidense de que es solo cuestión de tiempo antes que un miembro del servicio estadounidense muera o sea herido por un ataque con un dron iraní, debido a que Irán ha dejado claro, que tomará represalias contra ciudadanos estadounidenses en Siria o Irak, si Israel ataca a Irán o sus representantes.

      Al respecto, William J. Burns, director de la C.I.A, dijo que los iraníes arrastran los pies en las negociaciones, ya que están haciendo avances constantes en su programa nuclear, en particular el enriquecimiento al 60% de uranio, promedio más cercano que han estado los iraníes, de refinar el combustible apto para bombas nucleares, que se define con el 90% de pureza, pero que el gobierno de Estados Unidos sigue creyendo que Irán no ha tomado la decisión de consolidar un programa nuclear.

      A grandes rasgos, parecería ingenua o cínica la posición de Estados Unidos respecto al programa nuclear iraní, pues los servicios de inteligencia de la potencia norteamericana, tienen en sus archivos información concreta y verificada de la doble moral iraní.

       De seguir en esa tónica vendrán mas ataques israelíes contra objetivos iraníes en todo el arco chiita, con el latente riesgo que la confrontación específica entre los dos países incendie el Medio Oriente y el Golfo Pérsico.

      Otra compleja disyuntiva política que encara la Casa Blanca y que no vislumbra soluciones rápidas y satisfactorias para todas las partes interesadas. Es un elemento más de la compleja situación geopolítica del mundo al finalizar 2021 y comenzar 2022.

     Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

     Especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional, temas sobre los cuales ha escrito y publicado 40 libros.

      www.luisvillamarin.com

 

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