REFLEXIONES GEOPOLÍTICAS Y ESTRATÉGICAS DEL ATAQUE IRANÍ A BATERÍA PETROLERA SAUDITA

Publicado: 2019-09-19   Clicks: 3821

    No hay la menor duda que la teocracia iraní está detrás del ataque con drones y misiles de alto poder contra la batería petrolera de Arabia Saudita, en las modernas refinerías de Abaqiq y Kurais. Ante la evidente intención retaliatoria del entorno musulmán sunita, apoyado por Estados Unidos, Canadá, Australia y Gran Bretaña, es importante determinar a quienes convenía ese ataque limitado de provocación, porque lo hicieron, cuál es el objetivo, que intereses geopolíticos y geoestratégicos habría detrás el mismo, y desde luego cuales son las consecuencias de esta acción violenta y no tan sorpresiva para los analistas de fenómenos geopolíticos y bélicos del actual ordenamiento mundial.

     Quizás algunas reflexiones de orden geopolítico y otras en torno a los principios de la guerra, aceptados por casi todas las academias militares del planeta, podrían contextualizar mejor la comprensión de este grave hecho, que agrede al país líder de la fe islámica, golpea sensiblemente al tercer productor mundial del crudo, pone en vilo la paz y la estabilidad del siempre convulso Medio Oriente, incrementa los odios religiosos entre chiitas y sunitas, estimula el yihadismo, alebresta a Hizbolá y compromete a Israel, y por extensión involucra directa o indirectamente a China y a Rusia.

     No es novedad que el escenario geopolítico en el Golfo Pérsico sea tenso, desde 1979 cuando la teocracia de los ayatolás se apropió del régimen de Teherán. Desde entonces sauditas e iraníes han convivido en la región en medio de una guerra fría perfecta, pues contiene odios religiosos, supremacías territoriales, divergencias políticas, ambiciones geográficas, competencia industrial, ambiciones nucleares, y odios entre realeza saudita y “enviados chiitas iraníes en reemplazo del esperado duodécimo imam”, reemplazado por un ayatolá habilidoso, engatusador y radical.

     En el orden regional, Arabia Saudita despliega la línea ideológica-religiosa del islam sunita en asocio con las monarquías y los gobiernos de su línea, con el fin de consolidar la preponderancia no solo demográfica del 80 al 85% de musulmanes en el mundo, sino de control de mercados petroleros y de concepción política en la gobernanza de cada uno de sus asociados.

     Por conveniencias geoestratégicas y geoeconómicas, los sauditas han sido socios de Estados Unidos, país que durante mas de siete décadas ha mirado para otro lado frente a las violaciones a derechos humanos que cometen los sauditas, algunos nexos con el yihadismo y el contubernio con la CIA para operaciones de inteligencia, espionaje y sabotaje en el enigmático entorno musulmán, donde se vean afectados los intereses de la Casa Blanca.

     Por su parte Irán cuya mayoría es persa y no árabe, encabeza a los sectores que totalizan entre el 15% y el 20% de los chiitas del mundo musulmán, inició en 1979 una desafiante carrera de agresiones y venganzas contra Estados Unidos por su larga injerencia en los asuntos internos iraníes, el apoyo a la regencia del Sha Plavevi y la inocultable cercanía con los sunitas de Ryad.

     Además de la prolongada crisis de rehenes durante el laxo gobierno Carter, secuestrados por seguidores del ayatolá Jomeini en la embajada estadounidense en Teherán, apareció Hizbolá o el partido de Dios, financiado por Teherán e inicialmente dotado por la antigua Unión Soviética, como la punta de lanza para destruir a Israel desde El Líbano y Siria, así como para atacar los intereses estadounidenses en cualquier lugar del mundo, en especial si están ene l sagrado suelo del profeta Mahoma.

     Ese juego de poderes, llevó a una abierta guerra fría entre sunitas y chiitas, que cada día es menos fría y más caliente, pues sauditas e iraníes intervienen de manera abierta en todos los conflictos regionales, y por extensión de las situaciones bélicas, comprometen y limitan la diplomacia de las potencias, plagada de intereses mezquinos desde todas las vertientes.

     Debido a la obcecación iraní de atacar a Estados Unidos en todos los escenarios posibles, la Casa Blanca ha presionado a todos sus socios comerciales y aliados en el planeta a bloquear negocios de petróleo, inversiones y movimientos financieros internacionales de Irán, cuya economía gravita en importante proporción de la explotación y venta del crudo. En respuesta con la no tan soterrada complicidad de Rusia, China y Corea del Norte, Irán ha venido desarrollando un programa nuclear que podría desatar una catástrofe impredecible.

      Pero como si esto fuera poco, China aspira a controlar Eurasia y extender sus tentáculos geopolíticos, a África mediante la Nueva Ruta de la Seda y el collar de perlas, siempre sustentada en una poderosa fuerza militar de aparente apaciguamiento y proyectos cada día mas avarientos de imposiciones a los gobiernos, por donde pasaría este monumental proyecto comercial de los siglos XXI y XXII.

      Por su parte Rusia a la vieja usanza del Kremlin, despliega el poder militar en cualquier punto del mundo para desafiar la hasta ahora hegemonía geopolítica y comercial de la Casa Blanca en los cinco continentes. Para el efecto, en este caso específico auspicia en Yemen a los rebeldes hutíes por medio de Irán, y estimula con apoyo militar a Irán para que intervenga en Siria y ataque a Arabia Saudita.

      Esto infiere que el violento episodio del ataque a las refinerías de Abaqiq y Kurais, tuvo la bendición de Putin, y lo que es peor que Xi Ping en China tenía conocimiento de que eso ocurriría. En el nuevo entorno geopolítico de las alianzas y las estrategias, más si se trata de desafiar a Estados Unidos, todo debe ser coordinado a la perfección. Nada puede hacerse al azar. Y eso lo saben muy bien los estrategas del Pentágono que asesoran a Trump.

       Además, esta detención temporal del fuljo de petróleo saudita mientras reparan los daños, conviene a Rusia que en la actualidad es el segundo productor mundial del crudo con el 12% de los barriles que surten los mercados internacionales, pues puede incrementar los niveles de extracción y procesamiento para suplir las insuficiencias sauditas y de paso ayuda a Irán a eludir las sanciones económicas que le han impuesto los aliados, y lo habilita para vender crudo de contrabando.

      Así ganan iraníes y rusos en la estrategia armamentista y coloca a los sauditas en inferioridad de condiciones bélicas para enfrentar agresiones potenciales de los chiitas. Entre tanto China observa atenta, saca la brasa con mano ajena y sigue desarrollando su ambicioso control geoestratégico del Medio Oriente.

A la luz de los principios de la guerra, se podría resumir este ataque en:

      Objetivo: Fue un objetivo perfecto del más alto nivel político, económico, estratégico y geopolítico, golpeado y afectado sensiblemente mediante una audaz incursión táctica. Los resultados de esta agresión calculada están aún por verse.

      Masa: Sin utilizar tropas el golpe fue contundente, pero tal vez tiene el efecto contrario del deseado porque exacerba el odio sunita contra los chiitas, que naturalmente incidirá en todo tipo de decisiones y relaciones entre las dos potencias petroleras regionales del Medio Oriente y el Golfo Pérsico.

       Economía de Fuerzas: Perfecta en el momento del audaz ataque, pero impredecible en la evolución de los acontecimientos, pues a pesar de contar con sistemas antiaéreos y baterías misileras de alta tecnología soportadas por Rusia, en la práctica es imposible para los iranís detener los avances de tropas alienadas por el sunismo, que podrían ingresar en forma masiva o selectiva a golpear también objetivos sensibles del potencial militar iraní y de carambola permitirían a Israel justificar ataques de defensa activa o guerra activa contra objetivos iraníes de alto valor, argumentando la necesidad de supervivencia del pueblo judío.

        Unidad de mando: perfecta para Irán y Rusia que dirigen la estrategia general hutí en Yemen y apoyan la guerra contra los aliados sauditas en el conflicto civil yemení. A la vez se convierte en un reto para el mando militar saudita, hasta la fecha cuestionado por sus exagerados formalismos y la dependencia de las decisiones de la realeza que ignora asuntos de táctica y estrategia militar.

       Maniobra: Excelente. Los misiles y drones burlaron los controles aeroespaciales y las defensas anti misileras de los sauditas. La maniobra reactiva inmediata de los sauditas fue nula. Una especie de Pearl Harbor en menor escala.

       Ofensiva: Excelente por parte de los iraníes. Nula por parte de los sauditas.

      Seguridad: Habilidosa por parte de los iraníes que aparentaron trasladar la responsabilidad del ataque a los hutíes yemeníes para exigir el retiro de las tropas sauditas en la guerra de Yemen, pero nula por parte de los sauditas que a pesar de su boyante riqueza y sus nexos en equipamiento militar con Estados Unidos, no tienen actualizados sus sistemas de defensa antiaérea y antimisil era.

      Sencillez: Perfecta para los iraníes, pues de manera ingeniosa atacaron un objetivo del más alto valor para su adversario, sin emplear fuerzas, sin hacer despliegues bélicos ostentosos, y sin asumir la responsabilidad del hecho, que trasladan a una fuerza irregular de un país vecino al afectado.

      Sorpresa: Total y absoluta. Sin comentarios.

       En síntesis, como se infiere de estas reflexiones, el éxito inicial del ataque militar parecería ser de ventaja absoluta para Irán, pero otra cosa bien diferente son las connotaciones económicas, políticas, geopolíticas, bélicas, militares y de paz en el planeta que se podrían derivar de un escenario en el que han sucedido hechos trascendentales de todas las grandes guerras de la humanidad.


     *Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
      Especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional.

       www.luisvillamarin.com

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