Tensiones en península coreana ¿Tambalea estabilidad de la paz mundial?

Publicado: 2021-09-17   Clicks: 667

   Tensiones de guerra entre las dos Coreas

       El 11 de septiembre de 2021, el régimen dictatorial de Kim Jong Um anunció al mundo el lanzamiento de un nuevo misil crucero norcoreano, con alcance práctico de 1500 kilómetros de distancia, motivo por el que se abrió el debate internacional, para determinar si se trataba de ¿Propaganda, exacerbación de ánimos, amenaza de guerra?, habida cuenta que esa competencia de amenazas mutuas, ha sido la constante del estado de guerra entre las dos naciones, cubierto por el tenue manto del armisticio firmado en 1953 a instancias de la ONU.

      Inclusive se anotaba en todos medios de comunicación internacional, que por ser un misil crucero, aunque el anuncio era grave, no era tan preocupante para la paz del planeta, pues se acumulaban seis meses continuos desde la última actividad con misiles balísticos de Corea del Norte, sumado a la frugal demostración de poder militar durante la celebración de una reciente fiesta nacional norcoreana.

      Sin embargo, apareció la mano oscura china tras esos anuncios, para incomodar la política exterior de Estados Unidos, potencia que de paso acaba de perder presencia geopolítica en Asia Central con la caída de Afganistán, espacio que está siendo copado por China.  

       Con el obvio padrinazgo de Pekín, el miércoles 15 de septiembre, Corea del Norte lanzó dos nuevos misiles balísticos frente a su costa en flagrante violación de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que prohíben a Corea del Norte realizar tales pruebas armamentísticas.

       El lanzamiento de los dos misiles balísticos de Corea del Norte ocurrió un día después de que Sung Kim enviado especial de Estados Unidos a Tokio, donde se reunió con representantes de Japón y Corea del Sur para evaluar los cursos de acción frente al preocupante arsenal de Corea del Norte, e instar al régimen de Kim Jong Um a reanudar las conversaciones de desarme nuclear, pero la respuesta norcoreana estratégicamente coordinada con Pekín, fue de agresividad y desafío abierto a la guerra.

       Prueba de la habilidosa intromisión china, es que la noticia del lanzamiento de los dos misiles balísticos de Corea del Norte, se conoció poco después de que el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, el mayor partidario de Corea del Norte y el único socio comercial importante que queda a la dictadura de Kim Jong Um, finalizó una reunión con su homólogo surcoreano, Chung Eui-yong, en Seúl. Trillada táctica comunista, de hablar de paz e instigar la violencia como método para ablandar al oponente. Lo anterior indica, que China no será parte de la solución del problema en la península coreana, mientras sea parte activa del mismo problema.

        En respuesta, pocas horas después del lanzamiento de los misiles balísticos de Pyongyang, el ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur anunció al mundo, que su presidente, Moon Jae-in asistió a la prueba del primer misil balístico lanzado desde submarinos de guerra de fabricación surcoreana, convirtiéndose en el séptimo país del mundo en operar ese exclusivo sistema de guerra naval-terrestre, junto con Estados, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia e India.

       Como es natural de inferir, las pruebas de misiles balísticos realizadas por ambas Coreas el mismo día, repitieron el claro mensaje al mundo, acerca de la intensificación de la carrera armamentista en la convulsa zona, mientras que siguen estancadas las conversaciones de desarme nuclear iniciadas en la era Trump entre Washington y Corea del Norte. Incómodo, el primer ministro japonés Yoshihide Suga calificó el lanzamiento de los dos misiles balísticos de Corea del Norte, como una indignante amenaza para la paz de la región y el mundo.

        Así mismo, el gobierno de Corea del Sur confirmó que había desarrollado con éxito un misil de crucero supersónico y un misil aire-tierra de largo alcance para ser montado en el KF-21, un avión de combate supersónico de Corea del Sur, y que además había desarrollado un misil balístico, lo suficientemente poderoso como para penetrar los búnkeres subterráneos de Corea del Norte, lo cual les proporciona capacidad de firme disuasión contra las provocaciones de Kim Jong Um en tiempos de guerra.

       Es preciso aclarar que Estados Unidos aún no ha impuesto nuevas sanciones contra Corea del Norte por pruebas de armas nucleares en los últimos años, ya que gracias a la calculada intercesión china, el entonces presidente Donald J. Trump, descartó tomar acciones, por tratarse de misiles de corto alcance.

       Por su parte, la administración Biden ha dicho que explorará la diplomacia "práctica" y "calibrada" para la desnuclearización completa de la península de Corea. Pero Corea del Norte no ha atendido la invitación al diálogo extendida por el gobierno estadounidense. En la práctica, el problema con las respuestas de la Casa Blanca a las pruebas misileras de Corea del Norte, radica en que la disuasión puede erosionarse progresivamente, mientras Pyongyang aumenta capacidades y ejecuta más provocaciones.

       Los nuevos dos misiles norcoreanos lanzados el miércoles 15 de septiembre desde Yangdok, en la parte central del país, viajaron 497 millas lineales y alcanzaron una altitud de 37 millas antes de caer en el mar entre Corea del Norte y Japón. Los funcionarios de defensa de Corea del Sur y Estados Unidos están analizando los datos recopilados de la arrogante y desafiante prueba, para determinar exactamente qué tipo de misiles balísticos se utilizaron las fuerzas militares norcoreanas.

       Por su parte, el ministerio de Defensa de Japón "asumió" que los dos misiles balísticos no alcanzaron a llegar las aguas territoriales del país o su zona económica exclusiva.

       Los análisis especializados indican que las últimas pruebas misileras de ambas partes corroboran que Corea del Norte continuó mejorando su arsenal de misiles, a pesar de una serie de resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que prohibían a Pyongyang desarrollar o probar misiles balísticos y armas nucleares.

        En medio de este escenario de tensiones e intereses geopolíticos excluyentes, es perentorio recordar que la guerra de Corea (1950-1953), es uno de los tres grandes fracasos geopolíticos de la política exterior de la Casa Blanca, tras el final de la victoriosa segunda guerra mundial. Los otros dos son Vietnam y Afganistán. Y en todos tres ha estado presente y muy activa  la injerencia china y rusa.

       Corea y Vietnam durante la etapa más tensa de la guerra fría. Afganistán luego de la caída del muro de Berlín y el desplome de la Unión Soviética, en plena primavera del terrorismo islámico, nueva modalidad de guerra asimétrica, que coincidencialmente afecta los intereses geopolíticos de las tres actuales superpotencias.

       Por mucho menos se desataron dos guerras mundiales durante las primeras cinco décadas del siglo XX. Las actuales tensiones geopolíticas, materializadas en amplio espectro con la caída de Kabul a manos de los talibán, la guerra comercial de Washington-Pekín, la invasión china a Europa, Asia y África con la ruta de la seda y el collar de perlas, la ambición de Pekín para apropiarse del control del Océano Índico, la reciente alianza de poder naval submarino Estados Unidos-Australia, los roces internos de la Otán y la pandemia, son factores de mucho peso en las relaciones internacionales, apostados sobre polvorines.

       Esos barriles pueden encender una conflagración mayor, si la diplomacia y el buen juicio no se anteponen a las vanidades y ambiciones expansionistas chinas, toleradas por el apaciguamiento acumulado durante varias décadas por sucesivos mandatarios estadounidenses.

       Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

        Autor de 39 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

        www.luisvillamarin.com

 

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