Según lo acordado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hoy 2 de octubre de 2023, se espera que 1000 efectivos de las fuerzas de seguridad de Kenia se instalen durante un año en el convulso Haití, con el difuso objetivo de combatir la violencia de las pandillas que han asesinado a miles de personas en la empobrecida isla caribeña.
Con 13 votos a favor de la resolución y dos abstenciones de Rusia y China, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, integrado por 15 miembros, votó a favor de autorizar una misión de restablecimiento del orden civil encabezada por tropas de Kenia, y los apoyos que ofrezcan otras naciones, para proteger infraestructura crítica, verbigracia aeropuertos, puertos, escuelas, hospitales, principales vías, y efectuará “operaciones selectivas” contra bandas criminales junto con la desprestigiada Policía Nacional de Haití.
Además de lo prometido por Kenia, se espera que varias otras naciones ofrezcan otros recursos.
En términos generales, Haití si requiere que intervenga la ONU para evitar el desangre total del país, pero Kenia no es el mejor ejemplo de democracia, capacidad operacional, respeto por los derechos humanos, para pensar que lo que no hacen sus soldados dentro de su territorio lo hagan fuera del mismo.
Haití está cooptada por el narcotráfico, las bandas criminales, la corrupción y el riego de dinero fácil. Por razones obvias, las cuestionadas fuerzas de Kenia en su propio país, podrían ser tentadas a incrementar la cadena de delitos afines en Haití y no a ayudar a resolverlos.
Está comprobado que las élites corruptas cercanas al narcotráfico y otras mafias, no cederán sus empeños, ni se pondrán del lado de la legitimidad. Y como la misión autoriza operaciones selectivas, lo obvio es que morirán soldados kenianos en las acciones militares, o se convertirán en blanco predilecto de los delincuentes.
Las bandas criminales haitianas y sus manejadores, podrán argüir que su país esta ocupado por una fuerza invasora.
No hay forma de evitar la violencia sexual, la prostitución y la pedofilia por parte de los soldados kenianos contra las mujeres y los niños haitianos.
No todos los soldados kenianos, ni todos los haitianos hablan inglés, lo cual dificulta la comunicación.
Sus culturas difieren en algunos aspectos y podrían generar tensiones. Como no se trata de una operación militar de erradicación violenta de la ya prolongada violencia interna, no solo se requieren acciones militares contundentes contra las bandas criminales, sino acciones cívico-militares de concientización hacia la legalidad, lo cual no es nada fácil.
Para que sea exitosa una acción militar en ambientes de guerra asimétrica se requieren tiempo, conocimiento del adversario, dominio del territorio e identificación de los rasgos culturales de la población civil donde se opera, etc. Infortunadamente los soldados kenianos, solo saben de actuar pro la fuerza y en ese toma y dame, se incrementarán las tensiones mutuas.
Los yihadistas podrían aprovechar la cercanía territorial con Estados Unidos para infiltrarse.
Rusia y China buscarán sacar la brasa con mano ajena, y en especial el Kremlin por medio de la mafia rusa, podría promover la descomposición para demostrar el fracaso de la ONU, con el argumento que se abstuvieron de apoyar la aventura.
En síntesis, la traída de tropas kenianas, será la repetición de otras intervenciones de la ONU, pues no resolverá en breve plazo ni la corrupción, ni la violencia, ni erradicará las mafias que la impulsan en Haití.
Crónicas de un fracaso anunciado
Luis Alberto Villamarín Pulido
Especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional