Estrategia rusa: Movilización de tropas, bombardeos aéreos, sabotaje energético, amenaza nuclear, terror y bloqueo de granos

Publicado: 2022-10-30   Clicks: 1305

   Argucias de Putin para sabotear iniciativa del mar Negro para sacar granos ucranianos al mundo

 Geopolítica de Europa y Rusia

      Tras la movilización nacional con la que Putin pretende contratacar a Ucrania en la próxima primavera, el 29 de octubre de 2022, Rusia se retiró del suigéneris acuerdo de movimiento humanitario de alimentos, denominado Iniciativa de Granos del Mar Negro después del ataque ucraniano con drones contra la flota naval de Moscú desplegada en el Mar Negro, desde la cual las fuerzas del Kremlin han lanzado demoledores ataques con misiles contra los habitantes de Ucrania.

     La esperada decisión rusa, con o sin ese ataque con drones ucranianos, puso en peligro un complejo caso de coordinación humanitaria multinacional en tiempos de guerra, refinado para reducir los precios mundiales de los alimentos y combatir el hambre en el tercer mundo, en momentos de pandemia, recesión económica y varias guerras en el planeta.

      La decisión rusa, que de acuerdo con los estimativos de la ONU y de Ucrania podría exacerbar el hambre en países pobres, detuvo bruscamente un acuerdo diplomático que había permitido el movimiento de más de 9 millones de toneladas de productos agrícolas, la mayor parte de ellos con destino a países pobres.

      Ante la gravedad del premeditado sabotaje ruso al acuerdo, debido a que Rusia quiere vender la idea que sus fuerzas pueden atacar a Ucrania y esa acción es legítima pero si Ucrania se defiende es ilegítima la acción, Stéphane Dujarric portavoz de la ONU invitó a las partes en conflicto para garantizar que el acuerdo multilateral para el transporte de transporte de granos continúe.

     Según Dujarric, es vital que todas las partes se abstengan de cualquier acción que pueda poner en peligro la Iniciativa de Granos del Mar Negro, puesto que se trata de un esfuerzo humanitario crítico con impacto positivo, para el acceso a los alimentos por parte de millones de personas en todo el mundo.

     Por su parte, Volodymyr Zelensky presidente de Ucrania calificó la decisión de Rusia de "predecible" y agregó que desde septiembre Rusia ha estado "agravando deliberadamente" la crisis alimentaria, pues intenta que millones de africanos, millones de habitantes de Medio Oriente y del sur de Asia, se encuentren en condiciones de hambruna artificial o por lo menos en una severa crisis de precios, situación que demanda una fuerte respuesta internacional.

    Desde ora posición sensible para el efecto, Adrienne Watson, vocera del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, aseveró que al suspender el acuerdo de granos, Rusia regresa al modelo de guerra polifacética de presiones integrales, que comenzó en febrero de 2022, utilizando el pretexto de convertir los alimentos en armas.

      En referencia con el sorpresivo, audaz y contundente ataque ucraniano, mediante un comunicado mitad propaganda y mitad posición internacional rusa, el Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno de Putin acusó a Ucrania de lanzar “ataques aéreos y marítimos masivos con drones” contra los buques, la infraestructura y la base naval de la Flota rusa del Mar Negro en la ciudad portuaria de Sebastopol, puerto en la península de Crimea, que ha estado bajo el control del Kremlin desde que Moscú lo anexó ilegalmente en 2014.

      En consecuencia, según el régimen de Putin, Rusia no puede garantizar la seguridad de los buques de carga que embarcan granos de los puertos ucranianos y, por lo tanto, "suspendería su implementación a partir de hoy por un período indefinido".

     Según versiones entregadas a los medios de comunicación por funcionarios rusos, 16 drones atacaron la Flota del Mar Negro de Rusia, afectando un buque, un dragaminas, pero que muy pronto los aviones atacantes fueron repelidos.

     Como es obvio de suponer se trata de una audaz incursión táctica por parte de las fuerzas ucranianas contra la poderosa Flota del Mar Negro, que desde las aguas marítimas ha lanzado devastadoras oleadas de misiles de gran poder, consolidando algunos de los ataques rusos más mortíferos de la guerra.

     Por razones obvias, los funcionarios ucranianos no comentaron públicamente nada acerca del ataque contra la poderosa Flota rusa del Mar Negro, e inclusive siguiendo la estratagema de “tirar la piedra y esconder la mano” han mantenido una política de ambigüedad oficial sobre los ataques demoledores tipo comando en la retaguardia rusa. Situación que infiere que en la medida que se exacerben los flujos y reflujos de acciones militares rusas, cada día será mas probable que Ucrania ataque a Rusia dentro de su propio territorio y la guerra aumente con impredecibles consecuencias.

     No obstante, un alto funcionario ucraniano ratificó que el dragaminas ruos Ivan Golubtsov sufrió graves daños, posiblemente sin posibilidad de reparación. Y que un segundo buque, el Almirante Makarov, sufrió daños en el casco que sí podrían repararse fácilmente.

     El nuevo y exitoso ataque ucraniano sobre la retaguardia estratégica operativa de Rusia, parece ser el ejemplo más reciente de las fuerzas ucranianas atacando en profundidad sensibles posiciones rusas, demostrando cómo los drones caseros y las poderosas armas proporcionadas por las naciones occidentales, han facilitado a los ucranianos habilidades y capacidades dentro del poder relativo de combate de los dos bandos, que en contraste, solo poseían los rusos al principio de la guerra derivada de la sangrienta invasión.

     A lo largo de las líneas del frente en el teatro de operaciones ubicado en el sur de Ucrania, los cohetes guiados con precisión y los proyectiles de artillería, ahora brindan a las fuerzas ucranianas un alcance y una precisión superiores, debido a que Rusia carece en gran medida de armas por la incapacidad técnica para fabricar los propios chips.

      Todo esto ocurre en el mismo escenario donde los soldados ucranianos hacen estallar vehículos blindados rusos, valorados en millones de dólares, al atacarlos con drones caseros baratos, drones más avanzados y otras armas proporcionadas por Estados Unidos y otros aliados.

      La Iniciativa de Granos del Mar Negro, que fue negociada por la ONU y Turquía en julio de 2022, fue aclamada como un avance diplomático, aunque su implementación siguió siendo inestable y como era obvio de esperar acorde con el estilo trapacero de negociación enseñado en los manuales soviéticos de guerra sicológica, de los cuales Putin es acérrimo practicante, los funcionarios rusos se quejaron de que no estaban recibiendo lo que les correspondía del acuerdo.

      La Iniciativa de Granos del Mar Negro permitió que los barcos comerciales que transportan productos agrícolas salgan de Ucrania y crucen el Mar Negro hacia Turquía, donde su carga es inspeccionada por un equipo conjunto de funcionarios oficiales de Ucrania, Rusia, Turquía y la ONU.

      Según la oficina que supervisa su implementación, gracias a la Iniciativa de Granos del Mar Negro, hasta el jueves 27 de octubre de 2022, Ucrania había exportado 9.2 millones de toneladas de cereales y otros productos alimenticios. Inclusive el viernes 28, seis barcos partieron de puertos ucranianos con más de 220.000 toneladas de cereales con destino a Israel, Bélgica, China, Italia y Egipto.

      Igualmente, el problema afecta los frentes internos de ambos bandos, pues tanto Ucrania como Rusia están luchando por encontrar espacios adecuados de almacenamiento para cosechas abundantes de granos durante el venidero invierno, problema que exacerbaría al detener las exportaciones.

      Desde otro ángulo del problema, la arbitraria y acomodaticia decisión de Rusia anula unilateralmente, un acuerdo internacional diseñado para aliviar la crisis alimentaria mundial.

      Llama la atención que esta medida de fuerza se adhiere negativamente a las dificultades del Kremlin para concretar su deseo de ganar la guerra, ya que Rusia ha experimentado problemas para exportar productos agrícolas y fertilizantes, según lo permite el acuerdo porque los puertos, las aseguradoras, los bancos y otras empresas temen ser castigados, por trabajar con las exportaciones rusas, a pesar de las garantías en el acuerdo de que no lo harán.

     Inclusive antes del ataque ucraniano del sábado 29 de octubre, Rusia ya había estado considerando suspender el acuerdo, pues altos dirigentes del gobierno de Putin consideran que los beneficios para Moscú de firmar el acuerdo de granos siempre fueron modestos. Así, es probable que Vladimir Putin, simplemente quiera tener a disposición, un medio adicional para ejercer presión sobre Occidente. Desde su óptica, ahora es el momento de ejercer ese poder coercitivo.

     Para ir legitimando su estratagema, aunque el acuerdo original no especificaba los destinos Putin se quejó de que el grano no se enviaba a donde se suponía que debía ir.

      Todos los economistas y gobernantes del mundo saben que aumentar los precios de los cereales, impulsaría aún más la inflación en Europa, que ya se está tambaleando por efectos del precio de la gasolina, y por lo tanto crearía presión sobre los gobiernos occidentales.

     El sur de Ucrania tiene inmensa importancia simbólica para Putin. La explosión en el puente de Kerch que une la península con Rusia, llevó a Putin a tomar represalias con masivos ataques de misiles, artillería y bombardeos aéreos en toda Ucrania, los cuales mataron a decenas de personas y atacaron infraestructura crítica.

     Razón mas que suficiente para que Ucrania retaliara con toda contundencia contra la “fuente de la agresión”

      Así mismo, los funcionarios ucranianos han seguido acusando a las fuerzas rusas de tratar duramente a las poblaciones locales en las partes ocupadas del sur y el este de Ucrania. Zelensky afirmó que Rusia estaba transformando la otrora próspera ciudad portuaria sureña de Kherson en un páramo, acusando a los rusos de robar ambulancias, cerrar instalaciones de atención médica y amenazar a los médicos.

     Su cruda descripción de las condiciones en Kherson, la primera ciudad importante en caer ante los rusos después de su invasión del país en febrero de 2022, se produjo cuando las fuerzas ucranianas avanzaron desde múltiples direcciones y los funcionarios delegados que Rusia había designado para administrar el área, huían hacia el este hacia un territorio que aún está bajo el control ruso.

      Esos funcionarios prorrusos han dicho que “evacuaron” a decenas de miles de pobladores civiles, pero no han proporcionado pruebas para respaldar esas afirmaciones. Mientras tanto, los ucranianos acusan a los rusos de llevar a cabo deportaciones forzadas al estilo soviético, como las que se han documentado en lugares como Mariupol que cayó bajo control ruso, tras una épica resistencia que desde ya es leyenda para la historia de esta atroz guerra desatada por Rusia.

      En la práctica, cada día que pasa es más difícil llegar a la gente en Kherson, ya que los servicios telefónicos y de Internet no son confiables y algunos residentes dicen que las fuerzas rusas han registrado los teléfonos celulares de las personas en busca de comunicaciones sospechosas.

      A la crisis hospitalaria, humanitaria y de protección de las poblaciones más vulnerables en Ucrania, gobierno de Zelensky afronta el reto de que a  medida que continúan las batallas, los funcionarios ucranianos se enfrentan a un tipo diferente de batalla: La necesidad de proporcionar electricidad a sus conciudadanos.

      La crisis se aumenta porque docenas de ataques aéreos lanzados por Rusia el 10 de octubre y los días posteriores, destruyeron el 30% de las centrales eléctricas de la nación. En las semanas posteriores, los electricistas ucranianos se apresuraron a hacer las reparaciones, pero resolver semejante problema, es un desafío monumental.

      Zelensky dijo a finales de octubre de 2022, que cuatro millones de ucranianos enfrentan restricciones en el uso de la energía y que la gente en todo el país padece cortes continuos de energía que, única forma en que el proveedor de energía del país podía evitar un “apagón total”.

      En entrevista a un medio local, Volodymyr Kudrytskyi, director ejecutivo de Ukrenergo, la empresa eléctrica nacional de Ucrania, describió una campaña sostenida de ataques con aviones no tripulados que, según los funcionarios rusos, está destinada a causar sufrimiento a los civiles y obligar a Ucrania a someterse a la voluntad del Kremlin, puesto que prácticamente todos los días, alcanzan algún objetivo dirigido por Ukrenergo.

      Por lo tanto, más de 5500 trabajadores de mantenimiento eléctrico están dedicados a las reparaciones, lo más rápido posible en condiciones angustiosas.

      Para echar más gasolina al fuego, Dimitri A. Medvedev, ex presidente y primer ministro ruso y actual subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia, dijo en un comunicado que Ucrania recuperaría la estabilidad energética, solo cuando reconociera las demandas de Rusia como legítimas.

      Pero Zelensky se mantuvo desafiante al aseverar que  “No le tenemos miedo a la oscuridad”.

      Por lógica deductiva se puede inferir que tras los fracasos manifiestos y materializados en grandes pérdidas rusas durante las ofensivas efectuadas en 2022, todo parecería indicar que  la Estrategia de Putin para 2021 se enfoca en  movilización de tropas, bombardeos aéreos contra Ucrania, sabotaje energético, amenaza nuclear, terror y bloqueo de granos; hechos a los cuales les agregará intensas campañas de propaganda a favor de su ilimitada ambición totalitaria  unipersonal.

      Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

       Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

        www.luisvillamarin.com

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