Por Luis Alberto Villamarín Pulido*
Las recientes decisiones arancelarias de la administración Trump contra sus vecinos México y Canadá, y las amenazas de la Casa Blanca contra el comercio chino, ponen en jaque a la Organización Mundial del Comercio (OMC), abren la enorme posibilidad de reventar economías importantes en el mundo, aumentan la posibilidad de producir inflación en territorio estadounidense, aumentar los argumentos a los enemigos eternos del capitalismo yanqui y facilitar el lenguaje populista de los autócratas.
Al mismo tiempo, crecen a diario las posibilidades de que se desate una guerra de mayor alcance, atada al eventual empleo de armas nucleares así sean limitadas.
Enseñan la estrategia militar que nadie puede sobreextender sus frentes de batalla, por mucho que sea su poderío.
Dicho de otra forma, quién mucho abarca, poco aprieta
La vanidad sin techo de Donald Trump frente a problemas consustanciales del intercambio comercial, diplomático y de seguridad, que son asuntos muy sensibles con sus vecinos mexicanos y canadienses, podría ser detonante para fortalecimiento inesperado de la izquierda pro terrorista en el hemisferio y por desgracia para Colombia, el inepto gobernante Petro saldría ganador, por qué de ser un incompetente y resentido comunista, el discurso incendiario y mendaz de sus coequiperos, lo convertirían en víctima del imperio
Igual sucedería en Panamá, país donde por presumibles actos de corrupción, su gobierno se ha ligado a los intereses geoestratégicos chinos sobre el canal.
No sobra recordar la ambiciosa idea de Trump de ocupar militarmente a Groenlandia, si fuera necesario; de dejar solas a Ucrania y Taiwán, de salirse de la OTAN, etc.
Habrá quienes aseguran, que eran medidas necesarias. Si esto es cierto, lo correcto habría sido actuar en una por una, con tacto y mediante coordinaciones políticas para legitimar lo sucedido mediante acuerdos acordé con las leyes internacionales.
Las imposiciones unilaterales, por ciertas y convenientes que sean, siempre serán caldo de cultivo para que corruptos, demagogos y oportunistas, hagan de ellas, botín común y feria de vanidades.
En síntesis, las apresuradas, populistas y cuestionables decisiones de Trump en menos de dos semanas, por muchos sectores de análisis, podrían ser la pavimentación de una autopista sin regreso hacia una guerra mundial, en la que Estados Unidos se quedaría solo.
Por mucho menos comenzaron dos guerras mundiales, con la diferencia, que en ellas la historia atribuyó a Estado Unidos el rol de salvador, mientras que, por la dinámica de la información y desinformación atada a la geopolítica, en este caso terminaría sindicado de ser el provocador.
Para analizar y entender las complejas dinámicas de la política, en especial, quienes tienen ambiciones electorales.
Ser dirigente político, no es para satisfacer vanidades, sino para construir el destino de los países.
Los problemas son para resolverlos con inteligencia y firmeza.
Las pulgas siempre ponen en jaque a los cuadrúpedos, sin importar su tamaño. Y si muchas pulgas pican al tiempo, producen graves enfermedades. Pandémicas casi siempre.
Trump podría estarse pegando un tiro en el pie, que, por desgracia, podría repercutir en un infarto para el poderío estadounidense.
*Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y seguridad