Por Luis Alberto Villamarín Pulido*
Inusitada revelación a un periodista, por parte del novato secretario de Defensa Pete Hegseth, de pormenores operacionales de las acciones militares del gobierno de Estados Unidos contra terroristas Huithíes en Yemen, como respuesta de Washington a los constantes ataques de la milicia proiraní contra embarcaciones occidentales en el mar Rojo, deja al descubierto debilidades estructurales de la política exterior y el a todas luces inadecuado manejo, que Donald Trump y sus asesores dan a la política exterior y la seguridad nacional de la gran potencia.
Disculpas y mentiras para pretender enmascarar el error, puede haber y habrá por montones. Pero, el mal ya esta causado, sin soslayo, que no es ajeno a una cadena de eslabones contrarios a la tradición de seguridad y defensa del Pentágono y la Casa Blanca.
Es evidente que la relación de Trump con el alto mando militar de su país no es la mejor. El magnate ha abusado del poder, ha minimizado a prestigiosos oficiales, y ha permitido por ejemplo que el supersecretario Ellon Musk, meta la nariz en lo que no conoce ni debería conocer, amparado en la hasta ahora muy cuestionada política por sus adversarios, de reducir la nómina federal.
Si Trump y sus colaboradores pidieron en 2018 que Hillary Clinton fuera encarcelada por usar el email personal para tratar temas de seguridad nacional, ¿por qué en este caso no piden lo mismo? ¿Es válido poner en riesgo la seguridad nacional cuando se está en el poder, e inválido cuando se está en la oposición?
¿Son las leyes estadounidenses aplicables solamente a quienes están fuera de las altas esferas del gobierno de esa nación? ¿Hasta cuando continuará activa la catarata de acciones sorprendentes y contrarias a la tradicional política interna y externa estadounidense, transformada a la brava por Trump y su equipo?
Esas y muchas otras reflexiones se derivarían de la actitud inexplicabble del más alto funcionario de Defensa de Estados Unidos, que además se nota por lo revelado en los diarios estadounidenses y confirmado por la propia Casa Blanca, fue una filtración irresponsable de información, que desde luego fue copiada a tiempo por la inteligencia china, y por extensión pone en riesgo de seguridad las operaciones militares, ejecutadas por tropas destacadas en el Golfo Pérsico y otras partes del mundo.
Además, corrobora que funcionarios impreparados y de repeso ansiosos de réditos personales, no pueden ni deben manejar asuntos tan serios como la seguridad y la defensa nacionales.
De contera, es incomprensible, que una operación militar de tan alto nivel, deba ser conocida por tantos burócratas que no están en el terreno, que ignoran todo lo relacionado con la estrategia, la táctica y las maniobras militares, y que aparte de tener el chisme en tiempo real, ni aportan a la eficiencia de la acción in situ, ni suman ideas estratégicas, ni ayudan a la seguridad de la convulsa región.
Arribismo puro. Y por si fuera poco, tratado en un chat de una vulnerable red social, como si se tratara de un reality entre partners, para autoadjudicarse genialidades estratégicas. Algo similar a lo que suele suceder en los países democráticos, con muchos aprendices de estrategia y seguridad que juegan a los soldaditos.
Trump está obligado a retirar del cargo a Hegseth. Si por solidaridad lo mantiene al timón de la Secretaria de Defensa, vendrán crisis posteriores y un solo perdedor: Estados Unidos, con extensión a todos sus aliados en el planeta.
*Autor de 40 libros de Geopolítica, Estrategia y Defensa nacional