El aleve asesinato en una calle de la ciudad de Neiva, Huila, de la patrullera de la Policía Nacional Paula Cristina Ortega, por parte de narcoterroristas de las supuestas disidencias de las Farc, encabezadas por Iván Mordisco, corrobora el estruendoso fracaso que encarna la política connivente y permisiva de la paz total y exige que la mínima consecuencia que podría esperarse del atroz y lamentable suceso, sería la renuncia del inepto ministro de Defensa Iván Velásquez y una salida masiva y permanente a las calles del pueblo colombiano, exigiendo la impostergable renuncia de Gustavo Petro.
Por lo visto durante el primer año de desgobierno del cambio, Petro y Velásquez carecen de la idoneidad, de la catadura moral y de la dignidad, para ocupar los dos inmerecidos cargos. Urge que el pueblo colombiano en su infinita sabiduría se manifieste abierta y constantemente, hasta cuando estos dos sujetos se vayan de las altas posiciones estatales, que jamás han debido ocupar.
Gloria eterna al alma de la joven patrullera Paula Cristina Ortega, mujer ejemplar, digna representante de la raza colombiana, masacrada cobardemente por terroristas imbuidos en el odio comunista contra la especie humana, financiados por el narcotráfico y cohonestados por un desgobierno populista y mentiroso, impreparado e ideologizado con el oscuro empeño de revivir y aplicar arcaicas ideas extremoizquierdistas en nuestro país.
A la familia de Paula Cristina, pero en especial a su ya huérfano pequeño hijo, nuestro saludo de solidaridad, nuestra congoja y nuestras oraciones, para que la Divina Providencia ilumine los senderos que van a transitar.
Que el peso de la justicia de Dios y de los hombres, caiga con toda su potencialidad sobre los asesinos, sus cómplices y sus conniventes con el atroz crimen.
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