El 2 de julio de 2008, una unidad especial integrada por miembros del Ejército de Colombia, expertos en técnicas de inteligencia militar en ambientes rurales de contratrerrorismo, propició el golpe táctico de mayor trascendencia estratégica a las Farc, luego de casi cinco décadas de guerra del Estado colombiano contra ese brazo armado del partido comunista colombiano.
Fue una audaz y temeraria incursión aeroterrestre sobre una guarida de 300 delincuentes armados hasta los dientes, efectuada por 15 integrantes de inteligencia militar, quienes desarmados propiciaron la más cinematográfica maniobra de engaño en el teatro de operaciones, que se haya propinado en toda la historia de su amplio prontuario criminal, a los curtidos narcotraficantes, terroristas y secuestradores del bloque oriental de las Farc.
Infortunadamente el secreto militar de los pormenores de la operación Jaque fue vulnerado por la vanidad, el egocentrismo y la politiquería del indigno ministro de Defensa de la época, quien aprovechó el resultado de la corajuda incursión aeroterrestre, para hacer demagogia y autonombrarse el héroe de la jornada, con extensión a su inmerecida elección presidencial en 2010.
Después de sucedida la Operación Jaque, se volvió costumbre que, en sucesivos llamamientos a cursos de ascenso o rutinarios retiros del servicio activo, le aparecieran “estrategas anexos”, “gestores intelectuales”, “víctimas de injusticias” institucionales etc. Nada nuevo bajo el sol… En Israel todavía aparecen héroes del rescate de Entebbe sucedido en 1976, que ni siquiera eran soldados de las Fuerzas Especiales de ese país en ese momento. Igual sucede en Estados Unidos, donde cada año aparece un “comando” o un “marine” que quien eliminó a Osama Bin Laden en Abottabad en mayo de 2011.
Para ser justos, los méritos de esta operación emblemática deben darse en primerísima medida a un inquieto suboficial de inteligencia técnica, quien la propuso, gracias a que ya tenía experiencia en elaborar planes y desarrollar exitosas maniobras con suplantación de voces y cambios dirigidos de frecuencias radiales, para engañar a los terroristas e inducirlos a cometer errores tácticos.
En segunda medida, al general Mario Montoya Uribe a la sazón comandante del Ejército Nacional, quien no solo acató la riesgosa sugerencia del sargento de inteligencia, sino que le puso alma, corazón y vida a la planeación, preparación de los 15 seleccionados agentes de inteligencia, la ejecución de la riesgosa e impredecible maniobra y la prudencia para evitar una retaliación de los secuestradores.
En tercera medida a quienes arriesgaron sus vidas para salvar a las de otros. Era una misión de vida o muerte y gracias a su serenidad y buen tacto, hubo resultados de vida.
Nadie más tuvo que ver en esa operación en forma directa. Naturalmente por tratarse de una operación especial que demandaba muchas coordinaciones operacionales, tácticas, administrativas, logísticas, de seguridad, de apoyo inmediato, etc., se destaca el profesionalismo de quienes integraban esas unidades comprpmetidas colateralmente, prueba irrefutable del liderazgo del comandante de la Fuerza y el compromiso institucional de los integrantes de nuestro Ejército Nacional inmersos en los apoyos a la maniobra.
Así, para sorpresa del planeta entero, fueron liberados de manera incruenta en las selvas de la Orinoquía colombiana, 15 seres humanos, quienes acumulaban varios años siendo torturados por la primera cuadrilla de las Farc. Eran 11 militares y policías, tres contratistas estadounidenses y una dirigente política.
La paradigmática operación de contraterrorismo en ambientes rurales, denominada con la clave Jaque, ha sido desde entonces referente para academias militares, centros de estudios políticos y estratégicos, empresas privadas ansiosas de mejorar la productividad y el comercio, negociadores de asuntos diplomáticos y políticos, etc.
Al cumplirse 15 años de la genial maniobra, producto de un sobresaliente acopio de inteligencia militar estratégica, táctica, técnica y de combate; liderazgo a toda prueba de quienes la ejecutaron, compromiso y fe en la causa de los agentes de inteligencia; valor y patriotismo de los pilotos y los encargados de doblegar a los secuestradores en pleno vuelo… Fue una operación perfecta y punto.
Gloria eterna a nuestros soldados, a quienes han entregado hasta sus vidas en defensa de la libertad, y a quienes enhorabuena acataron la sugerencia de un suboficial que nunca perdió de vista la misión de acopiar información para propiciar un rescate militar, a quienes laboraron con bajo perfil y efectividad en las comunicaciones de engaño, y a quienes abordaron los dos helicópteros MI, a sabiendas que esa podría ser la última operación que harían en su vida.
Y desde luego, a las familias de la tripulación y los miembros de la unidad especial que apoyaron en todo momento a sus seres queridos, para que no les faltara la fe en Dios ni la confianza en sus capacidades.
La Operación Jaque, fue una audaz incursión aeroterrestre desarmada que cambió la dinámica de la guerra en Colombia. Duro golpe para las Farc que estaban manipulando la liberación de los secuestrados en su poder, a cambio la salida de miles de narcoterroristas detenidos en las cárceles colombianas.
Y para el efecto, contaban con la complicidad propagandística del narcorrégimen de Venezuela y los gobiernos comunistas de Ecuador, Bolivia, Argentina, Cuba, Nicaragua, así como de los partidos comunistas de varios países y la siempre cuestionada ONG Colombianos por la paz, cuyas actuaciones eran mas de “Colombianos de o por las Farc”. Además de unos “diplomáticos” europeos “amiguis de los terroristas”.
Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Autor de 40 de geopolítica, estrategia y defensa nacional