Hechos: El magnicidio consumado contra el presidente Jovenel Moise en Haití y otro a Dios gracias fallido, contra el presidente Iván Duque en Colombia, ocurridos en le mismo mes, con algunas similitudes de sus actores materiales, pero con muchas similitudes en los intereses geopolíticos y delincuenciales de sus presumibles autores intelectuales, invitan a examinar con profundidad lo sucedido.
Actores con intereses comunes en Haití y Colombia: Rusia, dictadura cubana, narcodictadura de Maduro, carteles del narcotráfico colombianos, mexicanos y venezolanos, bandas criminales de los países citados y políticos corruptos de esas naciones.
Hipótesis: ¿Estarían los gobiernos dictatoriales de Rusia, Cuba y Venezuela, detrás del asesinato del gobernante haitiano y del intento de magnicidio contra Iván Duque?
Sucesos puntuales:
- Expulsión de un funcionario ruso, relacionado con actividades de espionaje sobre activos estratégicos en Colombia, en búsqueda de información de alto valor estratégico para la inteligencia de Venezuela, en el eventual caso de un conflicto armado.
- Expulsión de un funcionario cubano relacionado con apoyo a actividades terroristas y de espionaje en torno a la violenta “protesta pacífica”, de los comunistas armados y desarmados contra la institucionalidad colombiana, cuyo propósito era tumbar el gobierno Duque y favorecer intereses geopolíticos del socialismo del siglo XXI en el continente.
- Comprobado espionaje del régimen narcodictatorial de Maduro contra el Comando General de las Fuerzas Militares de Colombia, desde Venezuela.
- Comprobada relación del cartel de los soles venezolano, con las “disidencias de las Farc” y el Eln, ya que los dos grupos narcoterroristas colombianos, hacen parte del proyecto expansionista chavista y del plan Guaicapuro.
- Sarcástica amenaza de Jesús Santrich desde Venezuela, anunciando el atentado venidero contra la vida del presidente Duque y advirtiendo que vendrían sucesos “transformadores” de Colombia.
- Abierto desafío de Diosdado Cabello contra la seguridad nacional de Colombia, anunciando que la guerra comunista de su país contra el nuestro, sería en territorio “cafetero”
- Probada participación de terroristas venezolanos en las violentas protestas y en las filas del Eln, las Farc y los demás carteles de narcotraficantes armados.
- Incremento de contagios y muertes por la pandemia del Covid-19, derivados de las aglomeraciones promovidas por comunistas armados y desarmados, nacionales e internacionales, cuyo único propósito era multiplicar el caos agregándole una crisis sanitaria, para tumbar el gobierno nacional e instaurar una asamblea popular constituyente de facto, dirigida por las dictaduras cubana y venezolana.
- Sistemático desarrollo de los sucesos atados al paro, la desestabilización calculada, y la promoción de la violencia, teniendo como corolario el premeditado asesinato del presidente Duque, para que el 20 de julio, la izquierda radical se apropiara del Congreso de la República, que en el sueño comunista se convirtiera en una asamblea popular constituyente con consecuencias impredecibles.
- Esto les falló por dos razones: La captura de 134 terroristas implicados en el estímulo de la violencia callejera y la escasa respuesta que dio la ciudadanía al llamado a salir a las calles a legitimar el terrorismo urbano el 20 de julio. Además que para sorpresa de la izquierda radical, los mismos aliados que tienen en el congreso, les voltearon la espalda con el soñado nombramiento de un incendiario en las altas estructuras de dirección del parlamento.
- Coincidencialmente, el asesinato de Moise y el intento de magnicidio contra Duque, sucedieron en el mismo mes, con muy pocos días de diferencia, y a juzgar por los hechos, sus autores intelectuales, apostaban a que para ellos resultara una moñona fuera de serie, para el propósito de desestabilizar el continente, aprovechando la hasta ahora poco clara posición de la administración Biden frente a todo este complejo escenario.
- Coincidencialmente en estos dos eventos de magnicidios, coinciden los intereses geopolíticos de Rusia, Venezuela y Cuba; la oscura incidencia del narcotráfico y las bandas criminales de todos los pelambres, y la poco clara participación de exmilitares colombianos.
- En el caso de Haití, es evidente que al no saber todos reservistas colombianos, cuál era la verdadera misión sumada a la oscura participación de la muy oscura policía haitiana, salta a la luz que podría tratarse de una jugada de guerra sicológica a tres bandas, urdida por Cuba, Rusia y Moscú, para generar caos, desviar su autoría en terceros.
Y de paso salvar cualquier responsabilidad ―así se pruebe después―, argumentando una exculpatoria narrativa preconstruida de supuesta inocencia en la participación del crimen del presidente Moise.
- En ese sentido, si hubieran asesinado al presidente Duque, sin duda Maduro habría salido ante los medios a decir que eso era la respuesta de una vendetta entre carteles de drogas y políticos corruptos, por ende, él que es el símbolo de la transparencia, quedaría libre de cualquier sindicación.
- El planteamiento de los dos puntos anteriores, está consignado en los estilos operativos de los manuales de inteligencia-guerra sicológica de la antigua KGB y la dictadura cubana. En una tramoya como esta, no habría nada nuevo bajo el sol en el comportamiento de Putin, Maduro y el nuevo dictador cubano Díaz Canel.
- Que las Farc salgan a atribuirse el ataque terrorista contra Duque, es parcialmente cierto, pues este grupo criminal actúa en contubernio con Maduro. Pero además no es nada nuevo que se presten para atribuirse crímenes de narcos, pues ya el honorable pedófilo “tornillo” Lozada, lavó la imagen de los narcos que gobernaron a Colombia entre 1994-1998, autoatribuyéndose el asesinato de Álvaro Gómez. Tampoco hay aquí, nada nuevo bajo el sol. Más de lo mismo.
¿A quién convenían esos dos magnicidios de haberse concretado ambos, por qué y para qué?
En táctica y estrategia militar, todos los eventos de la guerra y de la previsión para la defensa o la seguridad nacional, se analizan a partir de la concusión que formula el oficial de inteligencia y contrainteligencia: ¿Cuál es la capacidad de más probable adopción del adversario?
Habida cuenta de que como mandaderos de intereses geopolíticos y estratégicos de Rusia, los arcaicos regímenes dictatoriales de Venezuela y Cuba están afincados en la vigencia del comunismo, es obvio que para ellos, Colombia es un enemigo de clase al que hay que derrotar, entonces lo más lógico es analizar siempre cuál será su próxima jugada estratégica del trinomio Cuba-Rusia y Venezuela, y como la van a enmascarar, para que siempre parezca, algo surgido de otra manera. Doctrina soviética pura y dura. Doctrina que es vigente para los tres sátrapas citados.
A juzgar por los hechos y la evolución de los acontecimientos geopolíticos de incidencia rusa en elecciones de varios países, promoción de terrorismo por medio de estados parias como Venezuela, Siria e Irán; evidentes nexos de la dictadura de Maduro con el narcotráfico, y rampante corrupción en Haití; se podría inferir que los dos magnicidios como corolarios de paros manipulados por las redes sociales en Colombia y de caos eterno en Haití, servirían a los intereses de Moscú, La Habana y Rusia, para poner en jaque al odiado capitalismo yanqui, mientras le descomponen por medio del caos el resto del continente.
Conclusiones
No es gratuito ni fortuito que el asesinato de Moise haya sido preludio del ataque criminal contra la vida del presidente Duque, en plena ebullición de violentas “protestas pacíficas”, en las cuales está probada la financiación de los narcos de varios carteles, y la participación previa y permanente de espías rusos y cubanos a favor de Venezuela.
En la medida que se ha desatado la pandemia del Covid 19, el mundo ha sido notificado a diario que el narcotráfico ha crecido en todas sus estructuras, y que para consolidar sus redes, están cooptando ya no a funcionarios aislados, sino a gobiernos enteros, lo cual se está convirtiendo en un arma de guerra en la nueva dinámica de la geopolítica y el permanente reajuste del orden mundial.
La muerte de Moise y el ataque contra la vida del presidente Duque, coincidentes en el tiempo y en los intereses de narcos y gobiernos dictatoriales, deben ser analizados mucho mas allá de las pasiones a las que los mismos autores intelectuales de estos dos crímenes, han llevado a millones de “idiotas útiles”, alienados por medio de persistentes campañas de guerra sicológica lanzadas por las redes sociales o por medios de comunicación con directores y medios que les sirven de micrófono, argumentando sesgos informativos por conveniencias personales o de politiqueros corruptos de su línea.
En la muerte de Moise y el atentado contra Duque hay un sólido cordón umbilical, propio de una conjura internacional con una siniestra mezcla de intereses geopolíticos de Estados dictatoriales aliados con mafias del narcotráfico y otros crímenes internacionales. Una conjura propia de la época del narcoterrorismo que es la guerra del nuevo siglo.
Por lo tanto, vale la pena profundizar si en el magnicidio de Moise y el intento de matar a Duque ¿todos los caminos conducen a La Habana, Caracas y Moscú?
Se abre el debate.
Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 39 libros sobre geopolítica, estrategia y defensa nacional