30 años de la incursión aeroterrestre contra santuario de las Farc en Casa Verde

Publicado: 2020-12-12   Clicks: 2131

     Análisis del conflicto armado en Colombia

     Operación MarquetaliaEl 9 de diciembre de 2020, se cumplieron 30 años de la incursión aeroterrestre de tropas de contraguerrillas de la Séptima Brigada, comandadas por el brigadier general Humberto Correa Castañeda, contra el santuario de las Farc conocido como “Casa Verde”, ubicado en la zona rural del municipio de Uribe-Meta. Dentro de la historia militar colombiana, se puede catalogar esta incursión como el primer gran asalto aéreo contra la sede principal de las Farc, de mayor trascendencia y potencialidad táctica, que la misma operación Marquetalia, también realizada 26 años antes en 1964 contra Tirofijo y Jacobo Arenas en Marquetalia.

      El concepto de la operación consistió en un ablandamiento del objetivo con fuegos aerotácticos y fuegos de artillería, sobre las posiciones defensivas que en extensas líneas de trincheras, posiciones de tiradores emboscados, emplazamientos de ametralladoras antiaéreas .50 y campos minados, instalados en puntos críticos del terreno, para detener el avance de las tropas y evitar los desembarcos helicoportados en los claros de la selva aledaña.

     La operación se planeó con base en aerofotografías, testimonios de terroristas desmovilizados y labores de infiltración de agentes de inteligencia en el objetivo. Cada unidad comprometida en la operación, tenía objetivos determinados y conocía plenamente las dificultades tácticas que enfrentaría en el terreno, unido a la calidad y cantidad de terroristas que intentarían dilatar la operación, mientras los cabecillas del Secretariado huían.

     Por necesidad y error a la vez, la información del planeamiento de la operación fue comentada al presidente Gaviria, y de ahí en adelante se perdió el secreto, y por extensión, tampoco hubo sorpresa. Era la época en que politiqueros corruptos de todas las vertientes, iban a Casa Verde a “hablar de paz” con los capos del cartel de las Farc, que en aquel emporio de vergüenza, combinaban coca, armas terrorismo y política marxista, en búsqueda de la toma violenta del poder en desarrollo de lo que denominaron “Campaña Bolivariana para una nueva Colombia”

      Después de varios días de intensos combates, y de sufrir algunas bajas de oficiales, suboficiales y soldados, con la frase “mi Dios se de caballería”, el general Correa Castañeda, reportó al país la recuperación de la soberanía de Estado en una franja del territorio nacional, que había estado bajo control terrorista, y desde Casa Verde presentó ante los medios de comunicación, la voluminosa cantidad de elementos probatorios, soportados con documentos de importancia para la inteligencia militar, que fueron hallados en las guaridas del rincón de los viejitos, la vereda Ucrania, La Caucha, y la simbólica casa de conversaciones con los gobiernos Betancur y Barco, denominada “Casa Verde”

      De la Operación Colombia, nombre oficial de esa incursión aeroterrestre, quedaron importantes enseñanzas para la instrucción militar en las escuelas de formación y capacitación; la Dirección de Instrucción y Entrenamiento rediseñó algunos procedimientos operacionales; la inteligencia militar aumentó la información de los archivos del orden de batalla de las Farc, en torno a finanzas, estructuras, planes, contactos urbanos, esquemas de las milicias bolivarianas, cercanía con los narcotraficantes, métodos de secuestro, férreos controles del secretariado sobre las cuadrillas, procedimientos logísticos, nexos con estudiantes universitarios en las ciudades, etc.

      Por su parte, la escuela de Relaciones Civiles Militares, tuvo a su disposición documentos de análisis, útiles para el conocimiento del perfil psicológico de los guerrilleros de base, los cabecillas intermedios y los cabecillas nacionales.

      No obstante, así como hubo muchos elogios a favor de la necesaria y dilatada incursión a esta guarida del crimen, donde, además, se encontraron múltiples fosas comunes de guerrilleros y campesinos asesinados por orden de Tirofijo y sus secuaces, también surgieron comentarios críticos, debido a que en la operación no cayeron Tirofijo, Raúl Reyes, Timochenco, Iván Márquez, o Efraín Guzmán que en ese momento eran los principales cabecillas de la agrupación narcoterrorista.

      La explicación es sencilla. La misión impuesta a la Séptima Brigada por el comando superior en la orden de operaciones, determinaba destruir el santuario de casa verde, vencer todo foco de resistencia armada y recuperar la soberanía nacional, entregada en este espacio por sucesivos gobernantes al arbitrio de los cabecillas de las Farc.

       En segunda medida, a partir del momento en que el gobierno nacional de turno, permitió que se filtrara la información en un ambiente en que había varios politiqueros “amigos de la paz”, conversando por radioteléfono a diario con los cabecillas del secretariado, era imposible llegar por sorpresa a la extensa infraestructura subversiva, desde donde se expandían el terror y criminalidad contra los colombianos.

      Con críticas y elogios, la Operación Colombia contra casa verde, marcó un antes y un después en la lucha del Estado colombiano contra el narcoterrorismo comunista, pero igual a otras importantes operaciones de contraguerrillas, el ingente esfuerzo militar materializado en sangre, sudor y lágrimas de los soldados, no tuvo igual reciprocidad por parte de la dirigencia política, que como siempre, en este caso, fue inferior al reto de aportar voluntad política completa, para erradicar el problema.

     Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

     www.luisvillamarin.com

     Autor de 38 libros sobre geopolítica, estrategia y defensa nacional.

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