Análisis del conflicto armado en Colombia
Mediante una certera y contundente operación aeroterrestre en las selvas chocoanas, precedida por un milimétrico proceso de inteligencia militar, tropas del Comando de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, dieron de baja al narcotraficante y terrorista del Eln identificado con el alias de Uriel.
Este antisocial era uno de los capos del cartel del Eln, que durante la última década han sembrado el terror, la zozobra y el crimen, en una zona de enorme trascendencia geopolítica y geoestratégica para el futuro del país. Por su privilegiada ubicación geográfica, características topográficas, cercanía al océano Pacífico, graves problemas sociales, crónico abandono del Estado central, recursos naturales mal explotados y la extrema mentalidad corrupta de sus dirigentes políticos, el departamento del Chocó, igual que todo el occidente de la extensa franja pacífica colombiana, esta región se convirtió en uno de los polos de mayor violencia cristiano-marxista del Eln, fiel difusor de la teología de la liberación.
Por su nivel académico con formación universitaria y producto de un prolongado lavado de cerebro marxista-leninista del “hombre nuevo que construye comunidades eclesiales de base y bases revolucionarias de masas en nombre de Cristo verbo y no sustantivo”, Uriel se convirtió en un valioso cuadro eleno, que construye “poder popular” en la masa.
En el marco de los preceptos del derecho internacional humanitario, tropas altamente disciplinadas del Ejército Nacional se infiltraron en la selva chocoana, hasta localizar y neutralizar un objetivo de alto valor, quien por su afán mediático, se expuso a que los servicios de inteligencia lo ubicaran y lo neutralizaran en combate.
En ese orden de ideas, aunque Uriel no era el cabecilla principal de la cuadrilla en la que militaba, si era un “nervio de la revolución elena” en la región. Prueba de ello era lo que lo llevó a la tumba, su excesiva exposición mediática en redes sociales, difundiendo el “pensamiento revolucionario eleno”, y hasta, reconociendo la estrecha cercanía del Eln con los vándalos que destruyen edificios públicos durante las “protestas sociales”,
Pero claro, es necesario poner los pies en la tierra y evaluar los hechos en su debida dimensión. Los cabecillas principales del Eln están bien protegidos por las dictaduras venezolana y cubana, y por estructura interna, ya habrá otro bandido con el mismo perfil que reemplace a Uriel.
Así por millonésima vez sale a flote la repetida realidad. La solución militar al problema de las narcoguerrillas comunistas es insuficiente. Mientras el hinterland o periferia geopolítica colombiana, pletórico de riquísimos recursos naturales perviva en la pobreza estructural, los comunistas armados y desarmados así como los curitas de la teología de la liberación, amangualados con los capos de otros carteles de la droga, seguirán construyendo en esas regiones, la geopolítica de la miseria y la violencia crónica en el país.
Y claro, todo ese clima de lamentable e inexplicable miseria humana y social, aprovechada por los generadores de violencia, conserva un tenebroso cordón umbilical con los corruptos de todas las pelambres que roban a dos manos, el erario y los recursos previstos para promover desarrollo socioeconómico en el Chocó y el resto del territorio nacional.
Así la violencia y la presencia de bandidos de todas las pelambres se torna cíclica y con su dinámica impide que la eficiencia operacional de los soldados, el sacrificio incesante de las tropas, y los inconmensurables aportes del Ejército a la paz y la seguridad, tendrán lunares, pues los bandidos con fusil y sin fusil, harán posible que aparezcan otros criminales con iguales o más argucias que Uriel-
Gloria al Ejército Nacional, cuyos soldados siguen aportando paz a Colombia, y crítica fuerte y directa a los corruptos y demás bandidos que con fusil o sin fusil, o desde la clandestinidad multiplican la violencia minoritaria del poder popular, basados en la teología de la liberación.
Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Autor de 38 libros de geopolítica, defensa nacional y estrategia