Colombia sigue en guerra contra el narcoterrorismo comunista

Publicado: 2020-07-20   Clicks: 911

      Análisis del conflicto armado en Colombia

     Pacto Farc-Santos El cuento chino de la paz de Santos con las Farc y la venta al imaginario colectivo de los colombianos,  de que llevar a los cabecillas terroristas al congreso de la república era la “paz más perfecta posible” como descaradamente  dijeron el general Mora y Humberto De La Calle, es un cáncer que comenzó a hacer metástasis.

      El asesinato a sangre fría del mayor Vergara en una carretera muy transitada por ciclistas en las goteras al sur de Cali, trajo a la memoria de los colombianos los nefastos recuerdos cuando el hampa fariana de Jojoy, Romaña, Lozada y los demás bandidos secuestraban o asesinaban inermes ciudadanos en las carreteras del país.

      Solo falta que los camaradas de Timo, Alape, tornillo y la concubina de Tirofijo, ahora encabezados por Santrich y Márquez en el monte, vuelvan a asaltar poblados y a exigir a los alcaldes que les entreguen el manejo del presupuesto municipal, aunque parece, que eso ya está sucediendo. Por lo pronto siguen empoderados del control del narcotráfico. Pero como en la popular canción bailable, “aquí no hay problema, aquí no hay pelea, mi gente de Cali disfruta y rumeba”… Viva la fiesta y güepajeeee.

       Sin que haya datos exactos de secuestros, extorsiones y matanzas cometidas por las Farc que nunca se han desmovilizado o por el Eln que es parte de la misma caterva criminal, las cifras de afectaciones militares son dicientes. A grandes rasgos en mas de un año y medio, las Farc y el Eln han sacado de combate las tropas equivalentes a una unidad táctica.

       Desde enero de 2019 hasta el 31 de agosto de 2020, el Ejército colombiano ha tenido 204 enfrentamientos directos con los grupEn el Infiernoos narcoterroristas y en ellos ha habido bajas militares cuantificadas en 95 muertos y 360 heridos en combates contra las Farc y el Eln.

        De ellos, 15 soldados fueron asesinados por francotiradores, mientras sus unidades erradicaban manualmente los cultivos de coca; agricultura ilícita que es defendida a capa y espada con argumentos siniestros, por parte de los comunistas armados y desarmados.

       Otros 18 militares han sido asesinados en medio del “plan pistola”, realizado por sicarios comunistas que de manera sorpresiva, atacan a una pequeña unidad mal conducida o indisciplinada que se aleja temporalmente de las necesarias medidas de seguridad. Siempre con la intención de robar el armamento a las víctimas.

       Otros 54 militares víctimas de la guerra que sigue latente a pesar del pacto personal de Santos y sus lacayos negociadores con las Farc, han sufrido graves heridas que les causan invalidez permanente y algunos de ellos han fallecido, al caer en campos minados irregulares. Igualmente 164 de ellos sufrieron heridas por causa de artefactos explosivos.

      Parecería ser que los sesudos analistas del conflicto no se dieran cuenta que las Farc y el Eln, lo único que hicieron fue cambiar las líneas de acción de sus planes estratégicos, pero no los objetivos mi sus metas intermedias. Es decir, las Farc y el Eln están desarrollando a plenitud todas las directrices del plan renacer urdido por Alfonso Cano dos años y medio antes de su muerte.

       455 bajas militares, totalizadas entre muertos y heridos en 20 meses de los dos últimos años, es algo así como dejar fuera de combate a un batallón regular de infantería. Por su naturaleza, es una cifra muy alta de pérdida del potencial humano en las filas militares.

      Esta realidad, no es para hablar de paz entregando el país a los bandidos como hicieron Santos y De La Calle, sino para hacer replanteamientos y reingenierías necesarias, que difícilmente pueden hacer ministros de defensa civiles figuroncitos y ansiosos de ser inmerecidamente presidentes de Colombia, o comandantes generales de las Fuerzas Militares, que ni suenan ni truenan,pero están pensando en ser embajadores…

       La anterior estadística, y la realidad de la violencia narco-comunista que padece Colombia, necesita serios replanteamientos políticos, judiciales, estratégicos, operativos, tácticos y de inteligencia militar. Esa guerra popular prolongada, o guerra de desgaste, o guerra revolucionaria, o guerra de guerrillas que están en todas partes y en ninguna, o guerra asimétrica, o guerra irregular, llámese con el nombre que se quiera llamar, es y ha sido la evidente combinación de las formas de lucha que desde hace varias décadas promulga el partido comunista colombiano, pero que nunca ha sido judicializada en su extensión.

      Operación Odiseo Urge meter el diente a la lucha frontal contra las milicias bolivarianas de las Farc y la populares del Eln. Es necesario sacar de Venezuela a los cabecillas que conviven allí con la dictadura de Maduro. Es imprescindible regresar a la fumigación de los cultivos ilícitos. Y la lista de acciones impostergables sigue, con la responsabilidad ineludible de ministros, gobernadores, alcaldes, jueces, magistrados, fiscales, educadores y funcionarios públicos. Claro está, combatiendo también la corrupción causante de todas estas desgracias, pues cada peso que se roba un funcionario corrupto, es combustible para que los bandidos de las Farc y el Eln sigan reclutando campesinos ingenuos y promoviendo la violencia del terror comunista.

       Eso por no hablar de los derechos humanos de las víctimas de estos asesinatos o mutilaciones perpetrados por los terroristas contra las tropas. Viudas, huérfanos, padres e hijos descorazonados, que ven como en promedio 40 años de vida laboral útil al país de sus seres queridos terminan o en una tumba, o un sanatorio mental, o en una invalidez permanente, de jóvenes soldados que pudieran aportar mucho al desarrollo del país, pero que por desgracia, sus vidas son segadas en primavera por el brazo armado de los comunistas que solo hablan de igualdad y parasitismo social.

      455 bajas militares entre muertos y heridos en 20 meses, obligan a replantear al estrategia del Estado y a perseguir con todo el peso de la ley a los autores materiales, e intelectuales de esta interminable espiral de violencia marxista-leninista contra el destino del pueblo colombiano.

      Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Autor de 38 libros de estrategia, geopolítica y defensa nacional

       www.luisvillamarin.com

 

 

 

 

 

 

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