Análisis del conflicto colombiano
En contraste con la publicitada algarabía del pacto Santos-Farc para impedir la persecución de las tropas a los terroristas, firmado a finales de noviembre de 2016 en Bogotá, con una persona jurídica inexistente que escribió el seudónimo Rimo, y que de contera Santos y sus amiguetes presentan al país, dizque como “acuerdo definitivo de paz”; un examen minucioso de la situación refleja que nueve años despúes de la muerte de Raúl Reyes, han ocurrido algunos cambios normales en las Farc, pero no en la esencia, ni en los objetivos, ni en los métodos marxista-leninistas del Plan Estratégico del grupo narcoterrorista,
En aquella ocasión, sin medir la dimensión de sus palabras, el general Padilla de León aseveró que era el fin del fin. Casi una década después, las Farc siguen armadas y lo que es más grave imponiendo al gobierno turno su visión de Estado y de administración pública, o mediante argucias aplicando una a una, todas las estratagemas de paz, negociación, contubernio internacional y transfugadas, halladas en los computadores y memorias electrónicas de Raúl Reyes, como inminente curso de acción fariano.
Parte del error del general Padilla y de todos los funcionarios oficiales, incluido un empleado del Ministerio de Defensa que manejó a cuentagotas la difusión de los hallazgos, es que ni leyeron los documentos en su totalidad, ni los evaluaron, ni la inteligencia militar colombiana produjo análisis institucionales al respecto, ni la Fiscalía abrió investigaciones penales consistentes contra los implicados, incluidos los mandatarios proterroristas relacionados en los documentos electrónicos.
Otra parte del error consistió en que el presidente Uribe, se enfrascó en una necesaria en ese momento riposta a las agresiones de Correa, Chávez, Ortega y los demás bandidos de cuello blanco, pero no agotó la vía judicial ante las instancias de cada país implicado, denunciándolos por apoyo al terrorismo comunista contra Colombia.
Como es obvio de suponer, las justicias de bolsillo de esos países, habrían sobreseído a los presidentes y el dictador implicados en el Complot contra Colombia. Entonces, ahí si la por siempre ineficaz, ineficiente e inefectiva diplomacia colombiana, hubiera tenido a su disposición material probatorio para denunciar ante la Corte Penal Internacional a los cómplices de las Farc. Y otra sería la situación de estos nefastos personajes.
De remate, los magistrados de una alta corte colombiana, de los mismos que Indalecio Liévano sindico de causar daño persé a su propio país, con el cuento del cumplimiento de las leyes, pero a favor de intereses ajenos a los nacionales; declaró sin valor lo hallado en los computadores de Reyes, dizque porque ese material no fue entregado al gobierno ecuatoriano, para que este luego lo enviara a Colombia.
Algo tan ridículo como espurio, más o menos equivalente a la fábula de Pombo, cuando el ratón robaba queso, para solucionar el problema el audaz dueño de la propiedad afectada, puso al gato a cuidar el queso. Entonces desaparecieron ratón y queso.
A esto se sumó el cambio de gobierno Uribe por el de Santos, quien prometió continuar la política de seguridad democrática, pero al dar de baja a Jojoy y en operación casi simultánea a otros 23 terroristas en el Putumayo, creyó ser un genial estratega triunfador como Mc Arthur en las Filipinas y Japón, al morder el anzuelo de la estratagema de la paz que estaba escrita en los computadores de Reyes, pero que desde luego, Santos como los demás integrantes de los consejos superiores de la Defensa nacional, jamás leyeron ni han leído.
Para colmo de ironías y favorabilidad de las Farc, cuando cayó Jojoy, las Fuerzas Especiales del Ejército colombiano incautaron 23 computadores personales y decenas de dispositivos electrónicos con información valiosa acerca del Plan Estratégico de las Farc, en los que quedaba corroborado todo lo hallado en los computadores de Reyes y mucho más. Como si fuera poco cuando murió Cano fueron incautados más ordenadores y memorias con información estratégica e las Farc. Y a esto se suma que el desertor de las Farc que asesinó a Iván Ríos también entregó el computador del cabecilla con información igual de valiosa.
Sin embargo, estos dispositivos pasaron a manos de la Fiscalía que siempre se ha declarado incompetente para procesar toda esa información y para judicializar a todos los terroristas de las Farc, sin que los sabihondos magistrados de la alta corte que deslegitimó los hallazgos en los computadores de Reyes, hubiera pedido ese material para complementar la información contra los cómplices de las Farc, pero sobre todo para bloquear el plan estratégico de los terroristas.
Además ni a los sapientes abogados que a diario opinan de lo divino y lo humano, y también son especialistas en demandar al Estado colombiano para cobrar jugosas indemnizaciones; ni a los sabihondos asesores de paz de Santos, ni a la inteligentísima canciller Holguín, ni a los mandos militares de turno, ni al mejor superpolicia del Mundo Naranjo Trujillo, ni al más habilidoso tahúr del hemisferio, ni al general Padilla que ya era embajador en Europa, ni a ningún otro “doctor de alta corbata”, se le ocurrió que con los nuevos hallazgos, esta vez avalados por la propia Fiscalía colombiana, se podrían iniciar todas las acciones penales para judicializar internacionalmente a los cómplices de las Farc.
No. Por el contrario, los contenidos de estos computadores terminaron en despachos judiciales como elementos probatorios para sustanciar expedientes de cabecillas intermedios, y eso si, para la publicidad y figuración mediática del Fiscal General de turno, o de Santos en diversos consejos comunales.
Como en las Fuerzas Militares ni se estudia a nivel científico la evolución de la guerra comunista contra el país, ni se producen documentos públicos serios al respecto, ni se les permitió acceso a la información contenida en los dispositivos electrónicos incautados a Jojoy, Cano Reyes y Ríos, entre los que también estaban los computadores personales de Tirofijo, sumado a que son muy contados los militares que leen o se preocupan por profundizar asuntos profesionales más allá de lo que aprenden en los cursos, el resultado es que no hubo ni hay, documentos que evalúen las próximas guerras con inteligencia estratégica, visión geopolítica o análisis.
De manera increíble, pero auto-convencido de la estulta apreciación, que las Farc estaban maduras para negociar y con la mentira repetida por Santos y sus propagandistas, que los terroristas se sentaron a la mesa porque ya estaban derrotados, el gobierno nacional ignoró olímpicamente el tesoro informativo que tenía en sus manos, y escogió a dedo un grupo negociador integrado por un politiquero oportunista como De La Calle, un sujeto con ansias de figuración y soberbia ilimitada como Jaramillo y un general corto de neuronas y de carácter como Mora, para que sin documentos analíticos, ni estudios serios acerca del plan estratégico de las Farc, se reunieran en Cuba con los terroristas, para servir de comodines a las líneas de conducta del partido comunista y su brazo armado.
En consecuencia, mediante la estratagema de negociar la paz comunista armada, las Farc impusieron todas las condiciones, y hoy tienen al país más al borde de la resurrección de confrontaciones regionales violentas, que a la concreción de la supuesta paz, esa paz, que con globos de humo vende todos los días Santos al país, a través de los medios de comunicación masiva y sus propagandistas en las redes sociales.
En sana lógica, es inconcebible que después de todos los intentos de paz con grupos terroristas y de más de 50 años de operaciones militares, ni la academia, ni el gobierno nacional, ni los medios de comunicación, ni la justicia colombiana llena de bocones como fiscales generales, magistrados y ministros de justicia ansiosos de politiquería más que de justicia, no hayan producido estudios serios y concretos, acerca de cómo negocian las guerrillas comunistas y cuál es el contenido de su plan estratégico.
Así, mientras los terroristas con audacia, siguen desarrollando de manera muy inteligente su plan estratégico, gobernantes, juristas, diplomáticos, altos mandos policiales y militares y académicos, embelesados por la apariencia externa de las ofertas de paz, no profundizan en esta realidad y se limitan a apoyar con declaraciones y promesas improbables de cumplir, la vanidosa difusión pacifista de Santos. Es evidente que por desconocer el plan estratégico de las Farc y mirar con desdén la realidad del alcance de esa guerra revolucionaria, todos los afectados ni han entendido ni entienden que la agresión comunista armada es real, latente y un serio riesgo para el futuro del país, que pro sus cargos y funciones ellos manejan y deben defender de cualquier interferencia sustancial.
Hace nueve años en Ecuador, el Ejército incautó el más valioso material probatorio del plan estratégico de las Farc, pero ninguno de los entes encargados de explotar adecuadamente esa información estuvo a la altura de la exigencia política, estratégica, jurídica e histórica. Quiso la suerte que luego con las muertes de Jojoy, Cano y otros bandidos, las tropas incautaran dispositivos electrónicos con la misma información y mucha más, pero primaron sobre la sensatez, otros aspectos tales como la miopía político-estratégica, la incomprensión de geopolítica regional, la egolatría, la falta de objetivos nacionales y el carnaval de elogios mutuos y vanidades por éxitos de las tropas utilizados como genialidades estratégicas de quienes no tienen la menor idea de defensa nacional.
“Lo triste es así” diría el filósofo francés Montaigne, para corroborar que lo realmente cierto es que nueve años después de la muerte de Raúl Reyes en Ecuador, las Farc siguen con su plan estratégico intacto, imponen la iniciativa político-estratégica de la guerra a la que no han renunciado, y de remate con mano ajena obligaron que el Eln se sentara a negociar con el gobierno Santos, con el padrinazgo de Rafael Correa, el mismo bandido de cuello blanco que tiene nexos con las Farc para derrocar la institucionalidad colombiana.
En este sentido, se dio gusto a los sapientes magistrados de la alta corte que querían ver al gato cuidando el queso, ad portas que el Eln imponga el cese bilateral del fuego y que en lugar de la auto-publicitada paz santista, resurja la violencia, por comprensibles pero no justificables sentimientos regionales de venganza contra quienes han martirizado a Colombia, y están a punto de lograr amnistías, no para parar la guerra revolucionaria marxista-leninista, sino para quedar libres de responsabilidades jurídicas y seguir el metódico desarrollo de su plan estratégico.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional
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