Publicado en la Revista Diálogo-Américas del Ejército de Estados Unidos el 23 de diciembre de 2010
Análisis del conflicto colombiano
El 9 de diciembre de 1990 tropas de la Séptima Brigada del Ejército de Colombia, comandadas por el general Luis Humberto Correa, realizaron la primera gran operación aeroterrestre contra un complejo narcoterrorista, que en ese momento, constituía la sede del Secretariado de las Farc, conocida con el mítico nombre de Casa Verde, en la zona rural Uribe-Meta sobre las estribaciones surorientales del Páramo del Sumapaz.
Al decir de Jacobo Arenas ideólogo fundador del grupo terrorista “Casa Verde, era el símbolo de la construcción de un movimiento revolucionario que orientaba guerrillas comunistas, como un estímulo a la subversión para la toma del poder”
Golpear al Secretariado de las Farc en su sede era asunto de máxima trascendencia estratégica para el Ejército Nacional y de singular importancia política para el país. En ese orden de ideas, la Operación Colombia, se planeó en detalle con base en testimonios de desertores de las Farc, aerofotografías tomadas por la Fuerza Aérea Colombiana, análisis meteorológicos, a la par con la selección de tropas de asalto, cierres sobre el terreno, fuegos aerotácticos y maniobras sobre los objetivos concretos.
El asalto aeroterrestre desarrollado después de disaprar los fuegos de ablandamiento aerotácticos, fue conducido por las Fuerzas Especiales. Los comandos desembarcaron sobre los objetivos principales: Casa de Tirofijo, casa de Jacobo, Aulas, Escuela de Cuadros y depósitos logísticos.
El valor y la gallardía de los soldados colombianos fueron puestos a prueba en esta fase del combate, pues libraron la parte más dramática de la batalla contra los destacamentos dejados en contacto por los cabecillas que alertados por agentes infiltrados en el gobierno nacional, les advirtieron de la inminencia de la operación Colombia.
A lo largo de treinta años las guerrillas comunistas de Juan de la Cruz Varela y luego las Farc de Tirofijo habían edificado allí un intrincado sistema de trincheras, puestos de observación, puntos de despliegue, emplazamientos de ametralladoras antiaéreas y armas de tiro curvo, que desde luego retardaron el avance de las tropas de asalto de la primera oleada y obligaron a pedir nuevos apoyos de fuego aéreo.
Vencida la fiera resistencia comunista de la primera fase del ataque, desembarcaron más tropas de infantería sobre objetivos secundarios predeterminados y destruyeron otros componentes del entramado subversivo escondido en las arrugas de la cordillera oriental sobre sitios de difícil acceso protegidos por francotiradores.
Los choques armados y las escaramuzas se prolongaron durante 15 días hasta cuando con muy pocas bajas entre muertos, heridos, o, evacuados por otras razones, las tropas regulares asumieron el control total de la zona. Además de las bajas y capturas de varios terroristas, las tropas decomisaron abundante material de guerra, intendencia comunicaciones y copiosos documentos de alto valor para la inteligencia militar y la justicia colombiana.
Una vez inventariados los hallazgos, los documentos incautados por las tropas pusieron al descubierto la mayor parte de los secretos que tenían las Farc para la época, resumidos en las conferencias guerrilleras, los plenos, las rees de ayudantías, los escritos programáticos del grupo terrorista y su plan estratégico.
Con base en las informaciones obtenidas, el Ejército Nacional develó la importancia estratégica del Páramo del Sumapaz, y los departamentos de Meta, Guaviare y Caquetá dentro de la proyección de las Farc sobre la capital de la república, así como la creciente dependencia financiera de las Farc en torno al narcotráfico.
Producto de estas conclusiones el Ejército Nacional creó las dos primeras brigadas móviles con jurisdicción en todo el territorio nacional, integradas por oficiales y suboficiales experimentados en operaciones de contraterrorismo rural, para operar sobre objetivos de alto valor estratégico relacionados con el narcoterrorismo.
Los especialistas de inteligencia técnica conocieron de primera mano argucias de cambio de canales de comunicación, alteración de frecuencias, flexibilidad de horarios, envío de falsos mensajes de contrainteligencia y sistemas internos de radiocomunicación utilizados por el Secretariado y cada una de las cuadrillas en todo el territorio nacional.
Las unidades de combate en zonas rurales, conocieron más en detalle los procedimientos logísticos, los sistemas de caletas y los enlaces campesinos para abastecer las cuadrillas en las áreas de operaciones. En consecuencia aumentó la presión contra los frentes en cada una de las regiones.
Las unidades de operaciones sicológicas del Ejército colombiano evidenciaron la importancia del acercamiento con la población civil, denominada por los terroristas “educación política de la base campesina”, pues allí radica la fortaleza estructural del Partido Comunista Clandestino y las milicias bolivarianas integradas al Plan Estratégico, para la fecha denominado “Plan Bolivariano para una Nueva Colombia”
En síntesis la Operación Colombia contra el Secretariado de las Farc en Casa Verde partió en dos la historia de la guerra contra el terrorismo comunista en Colombia, dejó enseñanzas tácticas importantes acerca del empelo de Fuerzas Especiales, artillería de campaña, ingenieros de combate, operaciones helicoportadas, fuego aerotáctico, inteligencia de combate, inteligencia técnica, análisis de documentos, acción sicológica y logística en operaciones irregulares.
La presencia permanente del general Correa al frente de las tropas en el área de combate incrementó la moral y el deseo de combatir de los soldados y aumentó la eficiencia de las unidades de primera línea. El apoyo logístico total desde Bogotá por parte del general Manuel Murillo comandante del Ejército reforzó la acción y forzó a las Farc a que abortaran los planes, que en secreto preparaban desde Casa Verde para lanzar la ofensiva final sobre Bogotá en 1997. Eso y mucho más se derivó de la incursión militar contra la guarida principal de las Farc el 9 de diciembre de 1990, fecha trascendental para las operaciones contra el narcoterrorismo en Colombia.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos