Baja de alias “Polancho”, operación trascendental en la lucha contra bandoleros en 1962.

Publicado: 2021-04-08   Clicks: 2258

     Análisis del aconflicto armado en Colombia

   

     La violencia tripartidista (Liberal-conservadora-comunista) ocurrida en Colombia durante el primer lustro de la década de 1960, dejó para la memoria histórica múltiples eventos caracterizados por la sevicia y la barbarie cometida por los cabecillas de las agresivas cuadrillas de bandoleros.

      El funesto trasiego por algunos municipios de la región cafetera de Campo Elías Lozano Arroyabe alias "Polancho", cabecilla de una cuadrilla de asesinos de filiación conservadora, lo había convertido en una leyenda del crimen, una pesadilla para los campesinos y una preocupación permanente para el gobierno nacional y las fuerzas de seguridad del estado.

      La orden del general Alberto Ruiz Novoa, para la época comandante del Ejército, era localizarlo y erradicar el problema, pues la Policía Nacional no tenía la capacidad operacional para combatir contra los bandoleros en las áreas rurales, donde precisamente delinquía Polancho, perpetrando masacres, extorsiones, robos, abigeatos, secuestros y mutilaciones de sus víctimas.

      En desarrollo de esas órdenes, una información oportuna, correctamente evaluada y comprobada, permitió al comando del Destacamento del Quindío que luego se convirtió en Octava Brigada, neutralizar al bandolero Campo Elías Lozano Arroyabe alias "Polancho", el 26 de julio de 1962, en la vereda La Esperanza del municipio de Génova, departamento de Caldas, actual departamento de Quindío.

      La cuadrilla de Polancho estaba compuesta por 15 hombres, armados con fusiles, carabinas Kiraly, revólveres y pistolas calibre 45. Estos delincuentes permanecían en constante movimiento, sin cesar ni la intimidación ni la extorsión en algunas fincas.

     Dada la trascendencia de alias Polancho entre los demás bandoleros de los tres partidos políticos, que asolaban la región, y la capacidad delictiva de su cuadrilla, cuando se recibió la información, el comandante del destacamento procedió a planear y emitir ante órdenes claras, para garantizar el éxito en la operación, a partir de la información que suministró el administrador de la finca La Esperanza, quien advirtió acerca de la inminencia de un ataque por parte de "Polancho", como represalia por la muerte de uno de sus hombres en un intento de asalto a esa finca.

    Antes de realizar alguna operación, se acopió más información por medio de otras fuentes y otras agencias, con el fin de ubicar la cuadrilla.

     Luego se utilizó un helicóptero para efectuar reconocimiento del área, e inclusive vestido de paisano, quien sería el comandante de la patrulla, hizo un reconocimiento físico a pie sobre el terreno.

     Terminada la fase de planeamiento, se organizaron 3 equipos de cinco soldados, a órdenes del sargento segundo Evelio Buitrago Salazar, quien se destacaba entre los suboficiales de la unidad, por la audacia, la creatividad y la habilidad para infiltrarse en el terreno y golpear las cuadrillas de bandoleros.

      El 21 de julio a las 09:00 PM, los integrantes de la patrulla especial se desplazaron en vehículos desde Armenia, hasta la inspección de Barragán, lugar donde el comandante de la emboscada notificó al comandante del puesto de policía, acerca de la presencia de esa patrulla en la zona.

   Luego la unidad especial realizó una aproximación táctica terrestre nocturna a pie, en dirección al objetivo, al cual llegó a las 05;30 de la madrugada del 22 de julio. Inmediatamente instaló la emboscada en la cual, los soldados permanecieron muy disciplinados hasta el 26 de julio a las 04:30 PM.

      Dentro del dispositivo previsto, los equipos de cierre y contención quedaron ubicados en los sitios previamente seleccionados y a partir de este momento, toda la patrulla entró en situación de alerta, pues la maniobra consistía en un golpe de mano y una acción de bloqueo mediante la técnica de yunque y martillo.

     Pese a las coordinaciones previas con el puesto de policía de Barragán, el 23 de julio aparecieron algunos agentes de policía armados que pasaron por medio de la emboscada, sin que por fortuna fueran atacados, porque el sargento Buitrago había impuesto estrictas normas de disciplina de fuego.

       Para complicar más la situación el 25 de julio, apareció en el área una patrulla perteneciente al batallón “Rifles”, unidad que además no debería estar en ese sitio.

    Previendo riesgos innecesarios, el sargento Buitrago retiró la emboscada de su ubicación inicial y decidió instalarla en otro lugar, pero durante ese procedimiento, cometió graves errores tales como permitir que un soldado fuera hasta la casa a hablar con el administrador y de remate, el sargento salió desarmado del lugar de la emboscada.

      El 26 de julio a las 04:30 PM un soldado informó al sargento Buitrago, acerca de la llegada de varios hombres armados, todos vestidos con uniforme militar que ya estaban dentro de la casa.

    El individuo que dirigía el grupo, se identificó como el "teniente Sánchez" del Ejército, y con voz de mando propia de un militar de carrera desarmó al soldado que estaba solo en la casa.

    Enterado de lo sucedido, el sargento Buitrago emitió la orden de rodear la vivienda de acuerdo al plan, e inexplicablemente se dirigió desarmado al patio de la misma, para verificar quienes eran las personas uniformadas con trajes del Ejército que habían desarmado al soldado de su patrulla. En el recorrido se encontró con el supuesto teniente Sánchez, quien lo increpó y ordenó que formara todo el grupo que estaba bajo su mando.

     De inmediato el sargento Buitrago se dio cuenta que el supuesto teniente Sánchez era Polancho, quien se hallaba en compañía de dos guardaespaldas, pero como él iba desarmado, estaba metido en un grave problema.

      Sin embargo, experimentado en situaciones complejas de la misma guerra, el sargento Buitrago ganó tiempo haciendo creer a Polancho que su treta estaba surtiendo efecto, para lo cual empleó evasivas tales como: que no era conveniente deshacer el dispositivo, pero que además necesitaba establecer el motivo por el cual el teniente Sánchez se encontraba en el sector, pues en la orden de operaciones a él no le habían dicho de la presencia de más tropas del Ejército en la zona.

      En un acto de intrepidez y preocupado por la gravedad de lo que estaba viendo, el soldado radio-operador entregó la carabina al sargento Buitrago, pero debido a la estrecha vigilancia que mantenían los antisociales sobre el sargento, éste no podía emitir ninguna orden ni hacer señales.

       Entretanto, los soldados que podían escuchar la conversación alrededor de la casa, estaban desconcertados por la forma como se desarrollaban los hechos.

        Audaz, el falso teniente intentó desarmar al sargento Buitrago. En este momento el administrador de la finca, quien también presenciaba los hechos increpó al jefe bandolero:

       "Usted lo que quiere es matarnos, pero si intenta alguna cosa, usted también muere porque está rodeado de "Lanceros". 

      Al escuchar estas palabras los guardaespaldas de Polancho se retiraron del lugar hacia un sitio seguro para ellos, dejando solo al jefe, en compañía de otro que se hacía pasar por el sargento Pérez.

       Astuto y fingiendo tranquilidad, Polancho pidió agua pero cuando iniciaba a beberla, el sargento Buitrago hizo señales, al soldado que lo acompañaba, para que disparara contra el antisocial, orden que rápidamente cumplió el soldado, hiriéndolo en las piernas. Por su parte Buitrago disparó su carabina, causándole la muerte. Los demás antisociales escaparon por la maleza.

      El error de Buitrago se debió a la presencia de tropas no reportadas en los días anteriores, y por equivocación pensó que esta vez se trataba de otra patrulla militar.

      No obstante, la noticia causó impacto positivo entre los campesinos de la región, donde los niveles de zozobra eran altos. Así desde antes de poner en ejecución el Plan Lazo, el Ejército Nacional inició a restablecer la esquiva paz en la entonces conflictiva región cafetera, en la que a comienzos de 1962 delinquían 259 pandillas integradas por 359 bandoleros distribuidos entre liberales, conservadores y comunistas,

      Esta es otra de las múltiples etapas de la violencia política en Colombia que aún no ha sido historiada en su verdadera dimensión. Pero una vez mas queda demostrado, que el en todas las épocas de la historia republicana, el Ejército Nacional ha sido, es y será pieza fundamental para la defensa de la paz, la democracia y la seguridad de los compatriotas.

      Luis Alberto Villamarín Pulido

      www.luisvillamarin.com

     Teniente coronel, autor de 38 libros de estrategia, geopolítica y defensa nacional

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