68 años de la batalla de Old Baldy en Corea

Publicado: 2021-03-22   Clicks: 2507

     En 1949, la revolución comunista china encabezada por Mao Tse Tung derrotó definitivamente a las tropas del generalísimo nacionalista Chiang Kai Shek. Un año después el régimen totalitario de Mao inició a desplegar su expansión geopolítica en el vecindario. Así, tropas chinas invadieron la zona autónoma del Tíbet donde destruyeron 6000 templos budistas y simultáneamente agredieron a Corea del Sur.

     De inmediato el gobierno de Estados Unidos reaccionó con tropas del Octavo Ejército acantonadas en Japón bajo el mando del general Douglas Mc Arthur, y simultáneamente el gobierno de Harry Trumman acudió a la Organización de Naciones Unidas (ONU), para requerir solidaridad internacional en defensa de la libertad y la democracia.

     En Colombia el gobierno conservador de Laureano Gómez acudió al llamado, enviando una corbeta de la Armada Nacional y un batallón de infantería, para combatir contra las fuerzas chinas.

      La actuación de los soldados colombianos en Corea estuvo a la altura del coraje demostrado en todos los campos de batalla. El combate más heroico de los muchos en que participaron las tropas del batallón Colombia N° 1, fue la sangrienta defensa del cerro Old Baldy (Viejo Calvo), denominado así por el comando del regimiento 31, debido a la forma del escarpado terreno.

La intensa batalla inició el 12 de marzo y finalizó el 23 de marzo de 1953. Días antes las tropas comandadas por el entonces teniente coronel Alberto Ruiz Novoa, habían realizado una valerosa y asombrosa acción de combate denominada Operación Bárbula, al recuperar los cadáveres de 4 soldados colombianos y un soldado estadounidense, puestos de carnada por las tropas chinas para llevar las fuerzas aliadas a una trampa.

      Pese a que el coronel Ruiz Novoa, advirtió de muchas formas al coronel estadounidense Kern, comandante del Regimiento N° 31, cual sería el sector por donde los chinos lanzarían el ataque principal de su ofensiva final, el oficial americano, no solo hizo caso omiso de la recomendación, sino que segregó una compañía del batallón Colombia y ordenó un relevo de posiciones de otras dos compañías en pleno combate.
Poco a poco, el ataque chino se fue incrementando y ante la insistencia del coronel Ruiz Novoa, sus ya reducidas tropas de primera línea se reorganizaron de dos compañías en una, y la otra unidad fundamental fue agregada a un batallón estadounidense.

      Los días 22 y 23 de marzo de 1953, los soldados colombianos escribieron con sangre y gallardía, una impactante página de valor en la historia militar universal. A pesar de haber recibido fuego nutrido de artillería y morteros y rechazar arrasadoras oleadas de ataques chinos, e inclusive en múltiples combates cuerpo a cuerpo con bayoneta calada dentro de las trincheras, sostuvieron la posición en Old Baldy e impidieron que los atacantes ocuparan la estratégica posición.

     Al amanecer del 24 de marzo, cuando el comandante del regimiento ordenó que las tropas colombianas salieran de las posiciones, el campo de batalla era un aterrador cúmulo de cadáveres. Mas de 500 soldados chinos y 23 colombianos, yacían sobre el lóbrego terreno.

     Un buen porcentaje de las tropas chinas que mataron soldados colombianos en Old Baldy, eran veteranos de la recientemente triunfante revolución comunista china.

      Esta fue la última gran batalla de la guerra impulsada por Mao Tse Tung contra Corea del Sur. Cuatro meses después se firmó el armisticio, que sigue vigente 68 años después.

      Los sobrevivientes de esa encarnizada batalla regresaron a Colombia. Algunos oficiales siguieron la carrera de las armas y llegaron a ocupar altas posiciones de comando. Muchos de los suboficiales fueron sargentos mayores, y algunos soldados también ingresaron a la carrera de las armas.

      Pero, la mayor parte de los soldados regulares quedaron en el olvido del Estado colombiano y de la Organización de las Naciones Unidas. Esa es una de las razones por las cuales, esa contienda bélica es denominada “la guerra olvidada”

      La República de Corea del Sur construyó un monumento en memoria de eso héroes y lo instaló en la antigua glorieta de la calle 100 con avenida 15 en Bogotá, pero por reorganización urbanística, fue removido e inclusive politiqueros corruptos de la Alcaldía de Bogotá, sugirieron destruirlo.

     Así pagan casi todos los indignos dirigentes políticos, a la gloria que los soldados dan a Colombia. Finalmente, el monumento que debería estar en el más emblemático sitio de la capital de la República, fue salvado por las Fuerzas Militares que lo instalaron dentro de los predios de la Escuela Superior de Guerra.

      Para impulsar la idea de la “grandeza” de las tropas comunistas, Mao Tse Tung resaltó como pioneros de su república a los veteranos guerrilleros que triunfaron contra los nacionalistas de Chan Kai Shek, y a ellos unió a los “héroes de Corea” con un monumento en Pekín.

      En 2019, el presidente colombiano Iván Duque visitó China en un viaje oficial. De manera increíble y producto de la ignorancia que caracteriza a nuestros dirigentes políticos y sus asesores, Duque asistió a un monumento de “los héroes de los pioneros de la revolución de Mao Tse Tung héroes de Corea” y sin entender lo que pasaba, rindió honores a los soldados chinos, que en 1953 asesinaron a muchos soldados colombianos en Old Baldy, Banzai y otros campos de combate.

      Como para Ripley: El Estado colombiano no solo dejó a su suerte a los soldados que defendieron la libertad y la democracia en las lejanas tierras del sudeste asiático entre 1951 y 1953, sino que casi todos los dirigentes políticos del país, son ignorantes de nuestra historia patria y de la grandeza de los soldados que los han sostenido en sus inmerecidos cargos.

       Por eso, el 23 de marzo de 2021 se celebran 68 años de la más grande acción de armas de guerra internacional en que han estado comprometidas las tropas colombianas, pero igual que en los 67 aniversarios anteriores, esto no importará a nadie.

       Pues “para eso están los soldados”, mientras los cobardes alérgicos a servir con las armas de la república, no solo eluden el servicio a la patria bajo banderas, sino que despotrican de la institución que los defiende.

      E inclusive, cualquier politiquero que por carambolas políticas del destino, llega a ser ministro de Defensa para pagar algún favor a su patrón, no solo se autodenomina estratega sino que utiliza la sangre de las tropas, para construir el sendero a sus inmerecidas ambiciones presidenciales.

      Es lo que da la tierra, y escasea el abono para mejorar la cosecha de dirigentes políticos.

 

     Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Autor de 38 libros de estrategia, geopolítica y defensa nacional

      www.luisvillamarin.com

 

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