Fuerzas Militares y negociación de paz con las Farc en Cuba

Publicado: 2014-06-20   Clicks: 2858

    Desde antes de comenzar las conversaciones de paz de la administración Santos con las Farc en La Habana, ha sido reiterativo y recurrente el tema del futuro a mediano y largo plazo de las Fuerzas Militares. En diversos escenarios el presidente ha dicho que los soldados no tienen de que preocuparse, porque su fututo no está incluido en la agenda, mientras que los terroristas insisten en que es necesario reevaluar las Fuerzas Militares, cambiar la doctrina de seguridad nacional, reducirlas a la más mínima expresión, entregarles amplias zonas del territorio colombiano a los cómplices de las Farc, no entregar las armas y de repeso hacerlas parte de las nuevas fuerzas bolivarianas de defensa, encasilladas en la óptica castro-chavista de Latinoamérica.

      Frente a tan complejos escenarios, los mandos militares de turno han sido parcos, con la misma actitud del general Mora en la mesa de negociaciones. Ni suman ni restan. Esta situación ha creado incertidumbre y poca credibilidad tanto de las tropas activas como de las reservas, que saben a ciencia cierta, que en acuerdos similares de paz en otros países, los documentos finales se han llenado de contenidos a veces utópicos, pero lo único cierto y realizable ha sido el desvertebramiento estructural de las unidades militares, para satisfacer las ambiciones de los comunistas armados y desarmados.

      A la par con el desmontaje de las estructuras militares, las “comisiones de la verdad” se han enfrascado en dar gusto a los comunistas y los pacifistas de todas las pelambres. En ese orden de ideas, y desde esa óptica siniestra que quieren aplicar en Colombia, las atrocidades de la guerra en países como El Salvador y Guatemala, fueron provocadas y promovidas por las tropas, pues los terroristas salvadoreños y guatemaltecos fueron casi arcángeles celestiales.

   De remate, ninguno de los dirigentes políticos de esos países, fue responsabilizado de lo sucedido, pues las castas políticas, son demasiado hábiles  para estimular incendios y luego trasladar la responsabilidad a otros. Al ritmo que van las conversaciones con las Farc  en La Habana, todo apunta a indicar que los delincuentes de cuello blanco que han hecho tanto daño a Colombia, y desde luego verdaderos causantes de la existencia de las Farc (por acción y por omisión) saldrán incólumes y los únicos responsables serán los militares y policías, que expusieron sus vidas para defender esa democracia con minúscula, que manejan los corruptos que se creen dueños del país y acreedores hereditarios de la lealtad de las tropas.

     Desde esta columna hemos venido insistiendo hace varios años, que los generales y almirantes tienen que anticiparse para evitar que suceda  esta catástrofe anunciada. Ningún alto mando militar puede ser tan ingenuo ni tan iluso en creer que Santos es leal con las tropas, pues esa palabra no existe ni en el diccionario ni en la conducta, de la dirigencia política colombiana. Sin excepción. Todos son tránsfugas en su debido momento, y en aras de salvar sus intereses personales y de grupúsculo, traicionan una y mil veces a los soldados que los defienden y les garantizan ocupar los altos cargos, casi siempre inmerecidos.

       Basta ver a los mediocres funcionarios que han rotado por el Ministerio de Defensa desde 1991 en adelante. Inmersos en su vanidad y argucias politiqueras todos se creen gestores de estrategias exitosas contra el terrorismo y expertos en defensa nacional, tema del cual ignoran hasta su propia definición. Pero ninguno de estos personajes ha asumido la responsabilidad penal, política y administrativa, por el crecimiento desmesurado de los agentes generadores de violencia durante ese lapso, ni por la miopía político-estratégica del Estado y los gobiernos de turno para solucionar un problema que no es solamente militar, sino que requiere acciones políticas, económicas, sociales, culturales y jurídicas.

     Ninguno de estos auto-elogiados estrategas de escritorio, ha puesto la cara  por las presuntas ejecuciones extrajudiciales o los casos de aborrecibles vínculos de uniformados con bandidos de las Auc. Mucho menos se han preocupado por sacar adelante un proyecto sólido de justicia penal militar, régimen disciplinario militar, bienestar social de activos y reservas, etc. Todo se ha limitado a la politiquería y la demagogia, arraigadas en Colombia desde siempre.

       Por lo anterior y por muchas otras razones, es una obligación moral y patriótica del alto mando militar, primero instruir al ministro de Defensa de estos temas, suprimirle los serviles honores militares que le hacen en todas las guarniciones, pues este personaje transitorio no hace parte de la línea de mando, y segundo elaborar proyectos consolidados a largo plazo para que el país piense en torno a:

       1.    La agresión nicaragüense en contubernio con el Alba y los comunistas de la región, se materializo en el espurio fallo de la Corte de la Haya, que cercena 75000 kilómetros de mar territorial a Colombia y los regala a Nicaragua. Ante esta realidad, es evidente que China, Rusia y los comunistas de la región quieren quedarse con San Andrés, entonces en el supuesto e improbable caso de una desmovilización de las Farc, las tropas regulares no pueden ser reducidas sino reentrenadas y reequipadas para prevenir cualquier acción armada de esta tendencia anticolombianista. Pensar lo contrario con estulticia pacifista es dar patente de corso a los comunistas, máxime que las Farc hacen parte de esta componenda.

       2.    No se pueden dar más largas, para escribir y publicar cientos de documentos con la memoria histórica del conflicto. No es posible que sean lo comunistas o “historiadores” contratados por el gobierno quienes escriban la historia del conflicto para oficializar la versión de las Farc y su brazo político el Partido Comunista, según la cual los terroristas son víctimas, tienen origen en las desigualdades sociales y fuera de eso representan al pueblo colombiano, “maltratado” por los militares, pues los dirigentes políticos que han malgobernado el país son ajenos a toda culpa.

       3.    Los generales y almirantes deben replantear el enfoque de la instrucción militar en las escuelas de formación y capacitación. Los nuevos subtenientes y tenientes de corbeta, deben ser líderes en el sentido extenso de la palabra, no solo cuadros de mando para llenar los eternos faltantes de las tablas de Organización y Equipo de las Fuerzas Militares. Y durante los cursos de ascenso y tecnificación profesional, profundizar en geopolítica, sociología política colombiana, estrategia, defensa nacional, revoluciones y procesos de paz, historia de Colombia, guerra psicológica y otros temas afines. Para el efecto deben cualificar la docencia militar.

      4.    Además de lo anterior, los generales y coroneles en servicio activo o sus equivalentes en otras fuerzas, deben hacer un ejercicio de puesto de mando, para evaluar lo sucedido hasta el momento y los escenarios inmediatos frente al futuro de las Fuerzas Militares y lo que se conversa en La Habana. Y obviamente con el mayor respeto y seriedad darlas a conocer al presidente y al país.

    Los generales y almirantes no están en los altos comandos de brigadas, divisiones o de las Fuerzas, para satisfacer los caprichos veleidosos y reelectoreros o autopublicitarios del presidente de turno. Su función es defender a todos los colombianos sin distingo de razas, edades, religiones, credos políticos, o posiciones sociales. El presidente Santos es un ciudadano más y por su condición temporal y especial, es el primer colombiano obligado a cumplir la Constitución y defender las Fuerzas Militares. Su cargo no lo faculta para utilizar las tropas a su antojo, ni  mucho menos para hacer politiquería barata con ellas, en aras del premio Nobel de Paz, ahora que consiguió su inmerecida y cuestionada reelección.

He aquí el reto y rol de las Fuerzas Militares frente a lo que se negocia en La Habana con las Farc y pronto comenzaría a negociarse con el Eln.

 

Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos.

El coronel Villamarin Pulido es autor de 23 libros y más de 700 articulos acerca de la defensa nacional, la geopolítica, el terrorismo internacional y el conflicto armado en Colombia.

 

  

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