Análisis del conflicto colombiano
La oleada de atraques terroristas de las Farc en diversos lugares del país, al término de la farsa de la “tregua unilateral” de navidad y fin de año, en lugares donde por años las Farc han cometido los mismos crímenes, no solo invita a la reflexión del gobierno nacional y los organismos de seguridad, sino que deja en claro una vez más, que la fortaleza de las guerrillas comunistas radica en la extensa red de apoyo logístico, inteligencia y complicidades instalada con paciencia dentro de sectores específicos de la población civil.
Mientras a Santos solo le importa la reelección sin tener en cuenta el costo que pague Colombia, por culpa de los desvergonzados que cometan el error de votar una vez más por él; las Farc continúan empeñadas en desarrollar el metódico Plan Estratégico con un objetivo concreto de las conversaciones en Cuba: Reconocimiento político adentro y afuera del país como fuerza beligerante, y ya sin el mote de terroristas.
Queda claro que mientras los “estresados” negociadores del gobierno colombiano tomaron su “merecido descanso” de fin de año, en Cuba los cabecillas de todas las cuadrillas de las Farc realizaron una reunión de análisis y cursos de acción, que pudo ser un pleno ampliado o la décima conferencia guerrillera.
Fácil y sencillo, porque para la entrada de los terroristas a la isla cuentan con la complicidad de la dictadura cubana y para viajar hasta la Habana, con el contubernio de los gobiernos comunistoides de Quito, Caracas, Managua, La Paz, Brasilia y Buenos Aires.
De la referida reunión en Cuba salieron las decisiones del paro armado en el Chocó que ha impedido el ingreso de transporte terrestre de pasajeros a ese departamento, pero que no ha sido destacado en los medios de comunicación, ni al parecer asumido con la seriedad que debieran tener el gobierno nacional, los gobiernos departamentales ni el locuaz Ministro de Defensa, muy dado a auto declararse estratega y epicentro de los grandes golpes a las Farc, pero parco para hablar y actuar en casos tan graves como este del prolongado paro armado en el Chocó.
Si el gobierno nacional y su estratega ministro de Defensa revisan el Plan Renacer de Alfonso Cano, sin el arrogante triunfalismo y la estulticia vanidosa de creer que tienen derrotados o arrinconados a los terroristas; podrían comprender que la ausencia oficial de estrategia negociadora en la Habana, sumada a la falta de foco contra las estructuras de las Farc que están desarrollando la oleada de terror, son las dos razones para que Iván Márquez y los demás bandidos se pavoneen triunfalistas en La Habana, insulten a todo el mundo y manipulen con reiterada similitud a Santos como hicieron con Pastrana y al general Mora en el Caguán, con De La Calle y Santamaría en Caracas o Tlaxcala, etc., etc.
La oleada de terror en Balsillas, Cauca, Chocó, Guajira, Huila, Antioquia, Putumayo, Nariño sumada a los atentados que por suerte se han neutralizado en Cundinamarca y Valle del Cauca, ha sido ejecutada por las Milicias Bolivarianas; al mismo tiempo que los dirigentes nacionales y regionales del Partido Comunista Clandestino de las Farc (que no son tan clandestinos) infiltran el Foro Agrario, las campañas políticas venideras, las universidades, los sindicatos, las organizaciones sociales, etc.; y el Movimiento Bolivariano Clandestino, que tampoco es tan clandestino, pues de manera descarada existe en público, cuenta con colectivos de abogados, farsantes de la paz, y hasta congresistas, que como dice la Biblia: “Por sus hechos los conoceréis”.
Mientras las tropas se desgastan buscando las cuadrillas de las Farc en selvas y montañas, los milicianos viven en las veredas o inclusive en las áreas urbanas. Cometen los atentados terroristas y luego se enmascaran de nuevo entre la población civil.
Si la Fuerza Pública los captura por orden judicial, o investiga para acopiar datos útiles a la inteligencia de combate, aparecen los colectivos de abogados comunistas, los miembros del Partico Comunista legal y clandestino, y los estúpidos funcionales que pululan en diversos estamentos, para reclamar respeto a los derechos humanos de “inocentes” personas y lo que es mas tragicómico de “población civil ajena al conflicto” .
Si no lo saben el presidente Santos, el ministro Pinzón y los mudos paseadores delegados del gobierno colombiano en La Habana, es preciso informarlos:
La fortaleza de las guerrillas comunistas no solo radica en su capacidad armada. Reside en la habilidad para vincular a la población civil al conflicto y en el trabajo político del Partido Comunista, los socios naturales y los idiotas útiles que en bobería colectiva, ven en la etérea paz apadrinada por las Farc, la solución al problema, sin darse cuenta que para los comunistas la paz, es apenas un paso más de la guerra de clases, hasta llegar al macondiano paraíso de igualdad proletaria.
En ese orden de ideas, las Milicias Bolivarianas, el Partido Comunista Clandestino o el ¿legal?, y el sancocho socio-político llamado Movimiento Bolivariano Clandestino, trabajan de la mano con las líneas estructurales del Plan Estratégico de las Farc, la comisión negociadora de los terroristas en La Habana y el Frente Internacional en diversos países.
El anterior cuadro analítico implica que los servicios de inteligencia y la por siempre erosionada justicia colombiana deben trabajar de cerca, priorizar objetivos y desatar con la Fuerza Pública una intensa campaña de localización judicialización y encarcelamiento de los miembros de las milicias bolivarianas; reavivar las investigaciones por la Farcpolítica e investigar a fondo y sin contemplaciones a todos los cómplices nacionales e internacionales de las Farc, que arropados con el manto de pacifistas, hacen parte del pretendido “caballo de Troya” sustentado en mentirosas intenciones de paz en La Habana, y “pobladores civiles ajenos al conflicto” a sabiendas que entre esos “neutrales” están camufladas las tres estructuras políticas de las Farc, robustecidas por orden de Cano.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
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