La corrupción debería ser considerada crimen de lesa humanidad

Publicado: 2011-07-20   Clicks: 3428

Analisis del conflicto colombiano

Esta de moda en Colombia, convertir en delitos de lesa humanidad algunos crímenes cometidos como consecuencia del narcoterrorismo comunista o sus aberrantes conductas colaterales.

Empero, tambien vale la pena que ante la sempiterna e imparable cascada de casos de inmoralidad administrativa, los eminentes juristas colombianos no solo pontifiquen con inclinación politiquera, como en el  vergonzoso fallo acerca de los computadores de Raúl Reyes,   sino que busquen la forma legal de convertir la corrupción en crimen de lesa humanidad.

Sin duda que el crimen de Galán debe ser catalogado como tal, pero en torno a este caso  surgen muchas preguntas, tales como:

 ¿Hasta cuando los colombianos de a pie tendremos que pagar con nuestros impuestos, más prebendas a la familia Galán Pachón por culpa de Pablo Escobar?

¿Cuánto más tenemos que pagar con el erario colombiano a esta familia? ¿Qué mas tenemos que darles si ya gozaron de las mieles de la diplomacia varios años en París, ahora ocupan curules en el congreso, aspiran a la alcaldía de Bogotá? O, será que la declaración de la absurda muerte de Luis Carlos como crimen de lesa humanidad, conllevará al Estado Colombiano a desembolsar otra millonaria suma por aquello de la ley de víctimas?

Mientras que los estrados judiciales y la prensa se ocupan de este caso y de otros crímenes atroces del narcoterrorismo contra eminencias políticas, que de una u otra forma hacen parte de la estructura administrativa que llevó a Colombia al actual caos, los hampones de cuello blanco están en plena primavera.

Da asco leer las noticias de los diarios. Chambacù, Colpuertos, Agro Ingreso Seguro, Fondelibertad, la Dian, la Dirección de Estupefacientes, padrinazgos corruptos en el Consejo de la Judicatura, fallos venales de magistrados y jueces o fiscales prevaricadores, robos a la salud, desvíos de fondos de regalías, malversación de fondos por la emergencia invernal, los Nule con Samuelito en Bogotà, compras de equipos inferiores a las necesidades de las Fuerzas Militares orientados por los estrategas de escritorio llevados por los ministros de turno al sector Defensa, contratos descarados como el de los call center y el servicio de información de la sanidad de las Fuerzas Militares, etc.

 Cualquier lector ajeno a los vaivenes fangosos de la siniestralidad política colombiana, diría que en términos generales hemos sido y somos gobernados por cientos y quizás miles de ratas. Lo triste es que en un alto porcentaje de probabilidades tendría razón.

Si. A Colombia se la están robando a dos manos todos los días. En los ministerios, en las cortes, en el congreso, en las gobernaciones, en  las alcaldías, en los institutos descentralizados, mejor dicho en todas la entidades donde hay presupuesto para contratar y ejecutar.

Y aunque todo ocurre en las narices de los gobernantes, parece ser que a todos  se les pegó la enfermedad samperista que tal hecho ocurrió a sus espaldas.  Pero por otro lado, nadie se explica de donde se sustentan directores de partidos y demagogos de oficio que pasan años enteros intrigando y criticando en aras de fortalecer sus campañas políticas futuras. Nadie sabe cual es el trabajo o fuente de sustento fijo de estos reconocidos personajes de la vida nacional, pero siempre están en primera línea, viajan por el mundo, participan en foros, etc.

La explicación es sencilla: Ellos viven de la corrupción de sus fichas incrustadas en diferentes cargos públicos. Por esa razón, la delincuencia de cuello blanco es como una hidra de mil cabezas, mas nociva y peligrosa para la salud de Colombia que las Farc, las Bacrim o el Eln. Los corruptos, son la lepra que se agrega al cáncer del narcoterrorismo. Y Colombia es un cuerpo que soporta todas estas plagas a la vez. Pero ¿Hasta cuándo?

Lo sucedido con el sistema de salud de las Fuerzas Militares, orquestado desde la sospechosa concentración de adquisiciones impuesta desde la época en que Santos fue Ministro de Defensa, indicaría que hasta la sal se está corrompiendo.  

Suficiente razón para pensar que la salvación de Colombia requiere medidas radicales y posiciones fuertes. No más politiquería ni periodos gubernamentales de los mismos de siempre.

Además: Búsqueda a toda costa de la declaratoria de la corrupción como delito de lesa humanidad, para que con espejo retrovisor, hasta linajudas familias que han sido beneficiarias de la corruptela tradicional, no solo paguen con cárcel lo que hicieron ellos o sus “brillantes” prohombres de gobierno, sino para que restituyan al fisco nacional fortunas detrás de las cuales como decía Honorato de Balzac “hay un gran delincuente”.

Si no se hace nada, los hampones de cuello blanco, con apellidos rimbombantes, con abolengos o sin ellos, pero con dineros del Estado se enriquecerán mas, y al mismo tiempo habrá más miserias, mas jojoys, mas Canos, mas Pablos Escobares y mas victimas como  Galàn, para que los colombianos que trabajamos y pagamos cumplidos los impuestos, aportemos más recursos al engranaje de esta macabra rueda sinfín, y los estratos bajos aporten mas pie de fuerza a los grupos narcoterroristas.

Mientras tanto, toda Colombia sumergida en la pobreza estructural tercermundista, al garete que vecinos con mentalidad de dinosuarios retrogrados, ayuden a las Farc a terminar de destruir lo que no han podido derrumabar los hampones de cuello blanco.

Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
www.luisvillamarin.com
Analista de asuntos Estratègicos
 

 

 

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