Venta de armas a Arabia Saudita ¿Es una solución inteligente a la violencia en el Medio Oriente?

Publicado: 2017-05-21   Clicks: 873

       Geopolítica internacional

     El acuerdo firmado por Donald Trump y el monarca saudita para la venta inicial de 110 billones de dólares en armas de alta tecnología, con el compromiso de aumentar en la próxima década a 460 billones de dólares el monto total de la transacción, es un aspecto trascendental de la presencia geopolítica estadounidense en el Medio Oriente y el Golfo Pérsico, con importantes repercusiones en la guerra fría Irán-Arabia Saudita, la esquiva paz en la región, las guerras civiles en Yemen, Siria e Irak, el combate contra el Estado Islámico (ISIS) y Hizbolá, la independencia de los kurdos, la seguridad de Israel, y los obvios intereses de China y Rusia sobre la rica y geoestratégica yugular del petróleo.

    Aunque en Irán ganó las elecciones presidenciales el moderado Hassan Rouhani, el anuncio de la masiva venta de armas de alta tecnología de Estados Unidos a Arabia Saudita, es un tema que crispa los ánimos de los ayatolas cuya teocracia tiene mucha fuerza en los estamentos oficiales, las Fuerzas Militares iraníes, las publicitadas fuerzas Quds y obviamente en Hizbolá; al mismo tiempo incrementa más odios anti-yanquis en la región, incentiva a la yihad de extremistas chiitas contra objetivos occidentales y por razones obvias abre la puerta a Rusia y China para abastezcan con armas de alta tecnología las fuerzas iraníes, las milicias chiitas en Iraq, a los rebeldes hutíes en Yemen, y al régimen criminal de Bashar Al Assad en Siria.

    Dado su poder económico, su preeminencia religiosa adscrita a la Sharia y su capacidad de influir en los reinos del Golfo Pérsico, Arabia Saudita está incentivando a sus satélites para armarse de manera similar, bloquear a Irán e impedir su apoyo a las milicias hutíes en el por siempre complejo Yemen, donde Arabia Saudita ha cometido graves crímenes de guerra utilizando para ellos armas de fabricación estadounidense.

    La compra de 460 billones de dólares en armas de alta tecnología para ser entregadas en diez años ratifica la cercanía histórica de la Casa Saud con la Casa Blanca, pero no garantiza que jeques influyentes en organismos oficiales, sigan apoyando células de ISIS o Al Qaeda, ni mucho menos la diseminación de mezquitas por todo el planeta financiadas por Arabia Saudita, en las cuales hay imames extremistas que terminan radicalizando yihadistas anti-occidentales.

     No es de extrañar que Arabia Saudita tenga dentro de sus planes estratégicos, poseer armas nucleares construidas en sus propias plantas, habida cuenta que Irán tiene esa intención y el acuerdo de  Hassan Rouhani con varios gobernantes occidentales encabezados por Barack Obama, para renunciar al proyecto nuclear, está en duda para Donald Trump, el gobierno israelí de Netanyahu y desde luego para la monarquía saudita de férrea inclinación árabe sunita y enemiga declarada de la teocracia persa chiita.

     Este punto es más álgido, si se tiene en cuenta que Arabia Saudita es el principal socio económico, político, religioso y estratégico de Pakistán, país cuya dirigencia política está fraccionada entre los salafistas que apoyan el terrorismo islámico de ISIS, Al Qaeda y los Talibán por medio de la poderosa agencia de inteligencia pakistaní conocida como Inter Sevice Intelligence (ISI), y los moderados que piensan en opciones y aperturas socio-políticas acorde con la evolución del mundo actual.

     En ese orden de ideas es muy riesgoso que parte de esas armas vayan a las Fuerzas Militares de Pakistán y terminen trianguladas para cualquiera de los tres grupos terroristas de orientación salafista: Isis, Al Qaeda y los Talibán. El grave antecedente del cobijo a Osama Bin Laden y otros cabecillas yihadistas en instalaciones militares pakistaníes, sumado a la relación de algunos jeques sauditas con las tres agrupaciones terroristas y a los imames extremistas, son problemas que deben preocupar mucho a la Casa Blanca, más allá del buen negocio para la economía norteamericana por ingentes ingresos en la próxima década con importantes aumentos de puestos de trabajo para ciudadanos estadounidenses vinculados a la industria militar.

     El segundo riesgo con el eventual arribo de armas estadounidenses de última generación y alta tecnología a Pakistán, es que el gobierno de Islamabad las pueda utilizar para amedrentar o agredir a su archienemigo India, con la circunstancia agravante que los dos países tienen armas atómicas, han tenido varias guerras desde 1948, están enfrascados en una disputa insoluble por la geoestratégica región de Kashimir y sus líderes se odian a muerte.

     Esta realidad se complica más, con el incremento progresivo de yihadistas auspiciados por Pakistán en Bangladesh, la zona en disputa de Kashimir y el atribulado territorio de Afganistán, donde Irán también ha terciado con apoyo financiero, militar y humanitario a los chiitas afganos que son blanco de agresiones de sunitas extremistas y salafistas.

     Aunque fortalecer militarmente a Arabia Saudita, garantiza a Israel que Irán estará ocupado en la grave amenaza que significa tener en sus fronteras a su archienemigo histórico sunita armado hasta los dientes, eso no garantiza que algunas de esas armas lleguen a yihadistas sunitas, que las pueden utilizar dentro o fuera de Israel contra objetivos judíos, pues nadie evitar que  algunos militares o  algunos jeques sauditas serán leales con Estados Unidos y al mismo tiempo con Israel, país que para sunitas extremistas y chiitas integristas, es el mismísimo satán en el Medio Oriente.

     En el complejo escenario geopolítico saltan sobre el tapete los intereses separatistas e independentistas del pueblo Kurdo, repartido en varios países por arbitraria distribución de la región al final de las dos grandes guerras mundiales. Con apoyos saudita y estadounidense, los kurdos han combatido con fiereza en todas las guerras de Irak, Siria y de manera independiente en el complejo entramado de violencia en Turquía. Esto implica que por conveniencias coyunturales, algunas de esas armas estadounidenses pueden terminar en poder de kurdos que las utilizarían para sus propios intereses desencadenando otras guerras, que por extensión estimularía a los palestinos a reclamar el control total sobre todo Israel, que de contera, es algo que conviene a sunitas salafistas y chiitas integristas.

     Fortalecer con armas a Arabia Saudita, incrementa la posibilidad que Hizbolá actúe mediante acciones terroristas contra objetivos estadunidenses, sauditas, israelíes, o apóstatas de cualquier otro país musulmán, que de una u otra forma estén del lado de los infieles occidentales. Y aunque parezca contradictorio, los yihadistas salafistas sunitas también seguirán actuando contra esos mismos objetivos, pues su credo y su objetivo es eliminar al odiado enemigo occidental.

     Entretanto Egipto y Turquía, dos Estados fuertes en la región con altibajos en la relación con Estados Unidos, tampoco reciben de buen agrado la noticia del fortalecimiento militar de Arabia Saudita, pues turcos y egipcios siempre han soñado con ser las cabezas visibles del islam ante el mundo.

     Y en medio de todo este entramado oscilan los ambiciosos proyectos geopolíticos, geoestratégicos, geoeconómicos de Rusia y China sobre la convulsa región, amparados en el retiro sistemático que desarrolló Barack Obama frente a la realidad estratégica que allí se venía cocinando. Al mismo tiempo, en medio de esos avatares geopolíticos, los terroristas sunitas o chiitas, tendrán más justificaciones extremistas para atacar en los cinco continentes.

      En consecuencia es válido preguntar si la venta de armas a Arabia Saudita ¿Es una solución inteligente a la violencia en el Medio Oriente? ¿O enciende históricas animosidades? ¿O es otro paso anunciado de una conflagración mayor en la que el terrorismo o una salida den falso de cualquiera de los actores, puede desencadenar el fuego de las pasiones políticas, religiosas y economicas acumuladas por años?

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Especialista en Estrategia, Geopolítica y Defensa Nacional

El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos, autor de 33 libros acerca de los conflictos internacionales, la geopolítica, la seguridad y la defensa nacional, cinco de ellos relacionados con el terrorismo islámico titulados Martes de HorrorNarcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe e Isis-Estado Islámico. Además tiene en preparación la obra titulada Geopolítica del Terror.

     Para leer estas obras haga click sobre cada una de las siguientes portadas.

cover narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo  cover conexión al qaeda  cover martes de horror   Cover Estado Islámico ISIS   Cover Primavera Arabe


 

Reciba gratis noticias, articulos y entrevistas

* indicates required

Maintained and Created by: { lv10 }

LuisVillamarin.com, 2015©