¿Son las atrocidades de soldados rusos contra Ucrania, producto de las campañas de acción sicológica interna?

Publicado: 2022-04-18   Clicks: 818

     Atrocidades rusas en Ucraania corresponden a siniestro paln de terror y guerra sicológica

       Al término de la Segunda Guerra Mundial, evento geopolítico, en que más se han utilizado métodos, técnicas y medios de difusión de propaganda complementaria a las operaciones militares a lo largo de la historia de la humanidad, los académicos y los Estados Mayores de las Fuerzas Militares, agruparon los efectos de la guerra sicológica en tres “blancos audiencia”: Población civil para aumentar su apoyo al esfuerzo bélico; Propias tropas para aumentar su eficiencia en combate odiando al adversario; y Enemigo, para quitarle la voluntad de combate.

      A partir de tales criterios, es conducente analizar la conducta de las tropas rusas durante la invasión a Ucrania, a partir del 23 de febrero de 2022.  Hechos tales como los descomunales bombardeos contra ciudades y el asesinato indiscriminado de personas indefensas, recuerdan las violentas incursiones rusas en Chechenia. La pregunta sería si ¿tan reiteradas conductas de las tropas rusas reflejan intención, indiferencia, propaganda incisiva o una cultura militar de violencia per sé?

       Imágenes tales como la de Bucha en Ucrania, en las que una señora de avanzada edad encontró en el patio de una casa, los cadáveres de tres civiles indefensos, también fueron comunes durante las violentas incursiones rusas en Chechenia a comienzos del siglo XXI, donde los organismos internacionales de derechos humanos comprobaron  en el terreno, que los soldados rusos arrasaron villorrios, asesinaron a 60 personas, violaron a seis mujeres y robaron piezas o partes de oro de las dentaduras de sus víctimas.

       En ese orden de ideas, la brutalidad de la guerra de Moscú contra Ucrania adquiere dos formas distintas, “usuales” para quienes han padecido las atrocidades del ejército ruso en otros lugares, verbigracia la violencia sistemática ejercida por estallidos de bombas y misiles rusos contra pobladores civiles y objetivos militares, con la velada intención de aterrorizar a los civiles, desmoralizar y derrotar a las fuerzas ucranianas y vender la idea en Rusia que están ganando una guerra justa contra los “nazis” ucranianos.

Dichos ataques rememoran los despiadados ataques aéreos entre 1999 y 2000 contra la capital chechena de Grozny, o en 2016, contra el bastión rebelde sirio de Alepo que luchaba para derrocar la dictadura criminal de Bashar Al Assad, socio cercano de Putin y del Kremlin.

      Naturalmente, no es la primera vez que tales atrocidades ocurren en el marco de una guerra. Las muertes de civiles y los crímenes cometidos por soldados figuran en todas las guerras a lo largo de la accidentada historia de la humanidad en todos los continentes.

      No obstante, no ha sido fácil explicar por qué los soldados cometen atrocidades, o describir cómo las órdenes de los comandantes, la cultura militar, la propaganda nacional, la frustración en el campo de batalla y la malicia individual pueden hacer bolsa común para producir tales horrores. Lo usual, lo ético y lo ordenado en las leyes internacionales, es que tales hechos sean investigados y castigados.

      Pero, en Rusia, tales actos rara vez se investigan o incluso se reconocen, y mucho menos se castigan. Por lo tanto, no queda claro hasta que punto, la comisión de atrocidades como las señaladas, se derivan de la intención de los comandantes que están en el terreno con las tropas, o si se debe a que los comandantes de nivel batallón, brigada o división, no cuentan con las herramientas concretas para controlar el accionar de sus tropas.

      No obstante, al combinar crímenes de guerra in situ, con la clara estrategia de bombardear objetivos civiles, resulta más que evidente, que el gobierno ruso, y por extensión una parte de la sociedad rusa alucinada con la propaganda dirigida al blanco audiencia población civil propia, en realidad aprueba, que sus soldados cometan tan atroces actos de violencia contra los civiles “del blanco audiencia enemigo”.

       Sin duda, el problema es estructural y de profundo contenido político, derivado de la falta de rendición de cuentas de las fuerzas armadas rusas a la duma, incrementada por la ausencia de instituciones independientes dentro del férreo sistema autoritario de Vladimir V. Putin o la predecesora Unión Soviética. A diferencia de la cultura de Occidente, muy pocas personas rusas albergan ilusiones de que los derechos individuales triunfan sobre el poder de un autócrata. Es más: Parece que el pueblo ruso estuviera acostumbrado a ese estilo de gobierno. Por siglos.

      Así, en Ucrania los soldados rusos, tendrían patente de corso para seguir matando civiles con impunidad, ya que ninguno de los perpetradores de crímenes de guerra en Chechenia fue procesado ​​en Rusia, sin importar que el Kremlin aplastó un movimiento independentista a costa de decenas de miles de vidas de civiles inocentes.

       Con cinismo similar al de ahora en Ucrania, a comienzos del siglo XXI, los funcionarios del Kremlin aseguraron que los asesinatos en la aldea chechena Novye Aldi, que en realidad fueron perpetrados por soldados rusos, podrían haber sido perpetrados por chechenos disfrazados de tropas rusas. Ahora en 2022, el Kremlin dice pro medio de los mandaderos de Putin, que cualquier atrocidad en Ucrania es escenificada o llevada a cabo por los ucranianos y sus "patrones" occidentales, mientras califica como "nazi" a cualquier persona que se oponga a la invasión rusa, que para completar el cuadro de propaganda denominan “operación militar especial”.

       Lo grave del efecto de dicha campaña de guerra sicológica en el blanco audiciencia población civil rusa, es que muchos paisanos de Putin creen esas mentiras, mientras que los que no lo hacen se preguntan cómo se pueden llevar a cabo tales crímenes en su nombre

       Para agregar más cebo al candil, la violencia es algo muy común al interior del ejército ruso. A menudo los soldados más veteranos y los suboficiales, abusan de los más jóvenes. Pese a que durante dos décadas del siglo XXI, el ministerio de Defensa ruso ha intentado que el ejército sea una fuerza más profesional, aún no ha desarrollado una estructura similar a la de los suboficiales que cierran la brecha entre los comandantes y los soldados en todo ejército.

       Así las cosas, si los soldados rusos son crueles con sus propios compañeros, es decir contra el blanco audiencia Propias Tropas, es obvio deducir que lo serán peor contra el blanco audiencia “Enemigo ucraniano”, del cual le han dicho de mil maneras que es la personificación del demonio. Para esta y todas las guerras del Kremlin, Putin necesita máquinas de guerra, aleccionadas por “valores” como el machismo, el odio al adversario, el culto a la personalidad de Putin, la necesidad de eliminar traidores y la unidad eslava. Por ende no puede haber compasión con quien piense diferente.

       Sin duda, los crímenes de guerra de los soldados rusos en Ucrania son el resultado de los años de propaganda deshumanizante del Kremlin contra los ucranianos, mediante la cual se alecciona a las tropas en los cuarteles y en campaña. En el portal web del Ministerio de Defensa de Rusia, se ordena que los soldados deben recibir lavados cerebrales denominados "programas de televisión informativos" de 9 a 9:40 p.m. todos los días menos el domingo.

       Por lo tanto, el mensaje de que las tropas rusas están luchando contra los "nazis", como lo hicieron sus antepasados ​​en la Segunda Guerra Mundial, es el más difundido, con la finalidad de convencerlos de la grandeza de su lucha en nombre de la Madre Patria Rusa.

       Asimismo, esa propaganda aleccionadora aconductó a los soldados rusos para que no esperaran mucha resistencia durante la invasión a Ucrania: Según la narrativa elaborada por el Kremlin, los ucranianos habían sido subyugados por Occidente, entonces esperaban ansiosos la liberación efectuada por sus hermanos rusos. Inclusive ya es vox populi entre los opositores a Putin dentro de Rusia, que casi todos los soldados entraron a una zona de guerra completamente desinformados de la realidad que enfrentarían.

       Y como si esto fuera poco, Putin ha repetido que solamente los soldados contratados lucharán en Ucrania, pero ya su Ministerio de Defensa se vio obligado a admitir en marzo de 2022, que habían sido enviados al frente de guerra muchos soldados, que cumplen el período de un año de servicio obligatorio en el ejército, exigido para los ciudadanos rusos entre 18 y 27 años.

       En contraste, los ucranianos se defendieron con fiereza, a pesar de que Putin los denominó parte de “una nación” con los rusos, en un ensayo publicado en 2021, el cual se convirtió en lectura obligatoria para los soldados. En consecuencia la tenaz resistencia de un pueblo considerado parte del propio ruso, contribuyó a multiplicar la sensación de que los ucranianos son traidores que se comportan peor que un típico adversario en el campo de batalla, por ende es válido eliminarlos sin importar como, máxime que el gran Putin dice que “la traición es el crimen más grave posible que pueda cometer un eslavo” O sea alguien que queda perfectamente enmarcado en el blanco audiencia “enemigo”.

       Lo anterior indicaría, que la atrocidad sistemática del ejército ruso contra los pobladores civiles es una característica, no un error. A manera de ejemplo, en Siria, Rusia apuntó a los hospitales para aplastar los últimos focos de resistencia al dictador Bashar al-Assad, mediante un enfoque criminal pero desde su óptica pragmático de la guerra, que tiene “su propia lógica de terror para doblegar por el miedo”.

       Algo así como un reflejo de la destrucción aérea de Grozny por parte de Rusia en 1999 y 2000, y por extensión de un preludio del atroz asedio contra el puerto de Mariupol en la actual invasión. Asimismo, los asesinatos de civiles a quemarropa y la violencia sexual por parte de soldados son hechos complementarios a la barbarie enquistada en las mentes de los soldados rusos contra los “traidores ucranianos” es decir el “enemigo”.

        En Bucha, el estado de ánimo y el comportamiento de las tropas rusas empeoraron a medida que avanzaba la guerra, ya que los primeros soldados en llegar eran relativamente respetuosos de las personas invadidas y de sus propiedades.

      La violencia rusa provocó en Ucrania algo que Rusia ya experimentó eso en Chechenia, donde la dinámica del terror incrementó la resistencia chechena.

       En síntesis, el patrón de conducta caracterizado por atrocidades que cometen en tierra los soldaos rusos acompasados por los demoledores bombardeos y de artillería rusa, no es aislado ni fortuito. Obedece a una estrategia de terror dirigida desde el Kremlin, articulada sobre la base de los manuales de guerra sicológica soviética, para manejar la propaganda en los tres blancos audiencia:

      Población civil para aumentar su apoyo al esfuerzo bélico; Propias tropas para aumentar su eficiencia en combate odiando al adversario; y Enemigo, para quitarle la voluntad de combate.

      Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional. Uno de ellos denominado “Guerra sicológica, victoria de la mente sobre la espada”

       www.luisvillamarin.com

 

 

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