Tres asesores rusos de “línea dura” que hablan al oído de Putin, tienen el mundo en crisis

Publicado: 2022-01-31   Clicks: 1330

     Asesores de Putin pueden llevar al mundo a un caos

 

 

 

 

 

 

Geopolítica de Rusia

      Según noticias y análisis difundidos en diferentes medios occidentales, hay tres altos funcionarios de seguridad con mentalidad reaccionaria muy cercanos a Putin, dedicados a promover los "valores tradicionales rusos" y a restaurar la gloria soviética, cuyo punto de vista es esencial en la decisión del autócrata del Kremlin, para invadir Ucrania.

      Se rumora que son tan obsesivos y exagerados los tres encumbrados Rasputines del siglo XXI de la era Putin, que a menudo exteriorizan y difunden mensajes degradados y degradantes tales como: Occidente está legalizando el matrimonio entre personas y animales. Los líderes de Ucrania son tan malos como Hitler, y los nacionalistas ucranianos son "no son seres humanos".

      En comentarios publicados por los medios de comunicación rusos en 2021, estos poderosos “rasputines”, nacidos durante la vigencia de la Unión Soviética de la década de 1950, igual que Vladimir Putin— han defendido posiciones inclusive más reaccionarias que las del enigmático y frío mandatario ruso, lo cual evidencia una señal muy clara de la línea más dura en el giro que está tomando el Kremlin, en la medida que desenmadeja el ambicioso proyecto geopolítico de reconfigurar la Federación Rusa con los territorios de la extinta Unión Soviética.

       El ascenso político en Rusia de varios funcionarios de seguridad en la órbita del presidente con similar perfil, dinamiza la evolución de Vladimir Putin, quien pasó de ser un líder joven que mostraba una cara amistosa a Occidente a principios del siglo XXI, porque supuestamente se rodeaba de asesores que incluían a liberales prominentes, mientras que en realidad tejía las redes de control que lo convirtieron en el autócrata, que ahora amenaza descaradamente con comenzar. una gran guerra en Europa, sino el mundo no cede a su peligrosa y desmedida ambición geopolítica.

       Entre los argumentos para articular esta estrategia, bajo la mano de hierro de Putin, el Kremlin acumula dos décadas de acciones sostenidas, para crear una malla ideológica, que sustente el avezado intento geopolítico, a partir del mensaje de propaganda calculado y metodológico, que Occidente es enemigo de Moscú, al tiempo que Ucrania será una amenaza contra su seguridad si tiene tratos con la OTAN, por lo tanto dentro de esa lógica, corresponde a Rusia salvar esa situación como baluarte de “valores tradicionales”

      Por otra parte, casi nadie sabe en Rusia, cómo es que realmente Putin toma sus decisiones o a quién escucha más mientras evalúa sus próximos pasos. Por ahora, se supone que Putin está revisando las respuestas escritas que Estados Unidos y la OTAN entregaron recientemente a Moscú, acera de sus demandas de seguridad, incluida una ansiada garantía de que Ucrania nunca se convertiría en miembro de la OTAN.

       El 28 de enero de 2022, un portavoz del Kremlin aseguró ante los medios de comunicación, que las respuestas de Occidente no se enfocaron en las mayores preocupaciones de seguridad que supuestamente tiene Rusia. Sin embargo, a pesar de las apariciones ante las cámaras de televisión casi todos los días, en realidad, desde diciembre de 2021, Vladimir Putin ha mantenido silencio, evitando pronunciar comentarios públicos acerca de Ucrania.

Este escenario permite actuar a sus anchas, a los poderosos “Rasputines” que lo rodean. Algunos de estos halcones del poder ruso, conocieron a Putin cuando trabajaron con él en la KGB soviética, son acusados por funcionarios occidentales de supervisar asesinatos, operaciones de influencia en otros países, dirigir el espionaje cibernético y la amenaza de guerra brutal en Ucrania. Razones, por las cuales es evidente el distanciamiento Washington-Moscú.

      Si Putin es famoso por difundir mensajes engañosos y antioccidentales, Nikolai Patrushev su principal asesor de seguridad nacional, los adopta con un ardor aún mayor. Mientras Putin esboza la imagen de que existen enemigos empeñados en falsificar el pasado glorioso de Rusia, Sergei Naryshkin, su jefe de inteligencia exterior, ha asumido la lucha por la historia rusa, como una prioridad nacional.

      Asimismo, Putin ha optado por dar mayor participación estatal en la economía rusa, pero su ministro de defensa, Sergei K. Shoigu, ha llevado esa tendencia al extremo, mediante un ingente esfuerzo dirigido por el Kremlin para construir nuevas ciudades en Siberia.

      En diciembre de 2021, Shoigu ultrajó a los nacionalistas ucranianos como “seres no humanos”. Por su parte, Patrushev ha descrito la “rusofobia” en Ucrania como el resultado de una campaña de propaganda occidental, que según su versión, data de escribas europeos que mancillaron la “buena imagen de Iván el Terrible”, quien en contraste es conocido en la historia universal por las atrocidades cometidas por su policía secreta.

      En este orden de ideas, mientras Putin sopesa hasta dónde podrá el Kremlin aumentar las agresiones contra Ucrania, surge la pregunta ¿Qué tanto de la mentalidad conspiradora de sus halcones adopta Putin en sus decisiones?

      En Moscú, algunos analistas políticos, suponen que Putin gobierna con una vena pragmática, aporque según ellos, sopesa las quejas y la paranoia promovidas por confidentes como Patrushev, frente a las sugerencias más sobrias del tecnócrata ministro de economía Mikhail Mishustin.

      No obstante, muchas señales, sin embargo, apuntan a que los “radicales antioccidentales” están ganando terreno en el entorno de la alta política en Moscú. El hecho correlacionado más evidente sucedió dentro de Rusia, a partir de 2020 cuando al envenenamiento del líder opositor Aleksei A. Navalny, siguió una oleada represiva de gran alcance contra activistas, medios de comunicación e inclusive académicos que cuestionen al régimen.

      Para iniciar la justificación de las agresiones contra los opositores, cuando los funcionarios de inteligencia de los países occidentales dijeron que el opositor Navalny fue envenenado por el gobierno ruso, Naryshkin, el jefe de inteligencia extranjera, afirmó que el envenenamiento fue perpetrado por agentes occidentales que buscaban una “víctima sacrificial” para ayudar a derribar a Putin. En esencia una de las tantas tramas propias de los manuales de guerra sicológica soviéticos, conocidos al dedillo por el autócrata ruso.

      En ese orden de ideas, la estrategia político-sicológica de Putin y su séquito es completa y coordinada. Mientras sus equipos políticos actúan para aplastar la disidencia, los funcionarios de seguridad de línea dura también están a la vanguardia de la adopción de "valores tradicionales", verbigracia la alternativa superior de Rusia a un Occidente moralmente decadente. Hace pocas semanas, un canal de televisión fue multado por presentar a un hombre con cabello largo y uñas pintadas, “que no coincide con la imagen de un hombre de orientación sexual tradicional”.

       Igualmente, dos blogueros independientes fueron sentenciados a diez meses de prisión, por publicar una foto sexualmente sugerente frente a la Catedral de San Basilio.

       Así, en una entrevista con los medios de comunicación, en septiembre de 2021, Patrushev describió los valores “extranjeros” de Occidente con las siguientes palabras:  

       “Padre y madre están siendo renombrados padres número uno y dos. Quieren dar a los niños el derecho a determinar su propio sexo, y en algunos lugares han llegado al punto de legalizar el matrimonio con animales”.

      Luego en una aparición un mes, Putin repitió la crítica acerca de “padres número uno y dos” , pero no se refirió a la zoofilia.

      Entretanto, a medida que miles de tropas rusas se concentran cerca de Ucrania, adquiere gran importancia, la glorificación del pasado soviético. Patrushev dijo que el colapso de la Unión Soviética “desató totalmente las manos de la élite neoliberal occidental”, situación que le permitió imponer sus valores no tradicionales en el mundo.

      Por lo tanto, Patrushev y sus colegas presentan a Rusia como una nación destinada a recuperar ese estatus de moralidad, como baluarte contra Occidente, integrando a Ucrania y otros países postsoviéticos, que según los halcones de Putin, pertenecen a la legítima esfera de influencia de Moscú.

       Por su parte, Putin describió el colapso de la Unión Soviética como una “catástrofe geopolítica” e inclusive, hace unos años buscaba consejo de algunos funcionarios, incluidos aquellos con puntos de vista liberales. Pero casi todos, esos funcionarios han sido expulsados ​​del gobierno, mientras que los tecnócratas como el ministro de economía Mishustin, casi nunca hablan sobre asuntos que van más allá de su área de responsabilidad específica.

       En consecuencia, el poder queda en manos de funcionarios de seguridad de élite conocidos como los "siloviki", verbigracia Patrushev, Naryshkin y Aleksandr Bortnikov, el jefe de espionaje nacional de Rusia, trabajaron en la KGB con Putin.

       La influencia de los "siloviki", se extiende mucho más allá de los asuntos de seguridad: Patrushev, muy activo practicante de voleibol, dirige la Federación de Voleibol de Rusia y su hijo es el ministro de agricultura.

     Naryshkin supervisa la influyente Sociedad Histórica Rusa y coadyuva a liderar la glorificación, pero, según los críticos, a blanquear el complejo pasado de Rusia.

      Como presidente de la Sociedad Geográfica Rusa el ministro de defensa Shoigu, satisface el gusto de Putin por disfrutar el aire libre, y a menudo lleva a Putin de vacaciones regulares a los bosques siberianos.

     Por desgracia para Rusia, para estos funcionarios de élite y de rosca cercana, las crecientes tensiones con Occidente son buenas para ellos, porque aumentan su influencia dentro de la élite gobernante.

     Los analistas políticos del mundo se preguntan si a Putin le queda suficiente pragmatismo para evitar una guerra abierta con Ucrania. Pero hay muchos eventos que indicarían lo contrario:

      Por ejemplo, el cierre de Memorial International, un grupo defensor de los derechos humanos de Moscú, que durante mucho tiempo enfureció al establecimiento de seguridad rusos, por descubrir los crímenes de la policía secreta soviética, representó un nuevo giro de Putin hacia las opiniones de los siloviki que le hablan al oído.

       Sin embargo, las sanciones occidentales por una eventual incursión en Ucrania, podrían tener grandes alcances, como lo demuestra durante las últimas semanas, la caída del mercado de valores ruso, producto de temores de guerra. En ese entorno, las bajas militares podrían tener efectos secundarios impredecibles en la política interna y manchar el legado de Putin.

     En síntesis, la riesgosa decisión de una desafortunada aventura militar rusa en Ucrania, con impredecibles consecuencias regionales y mundiales, parecería depender de lo que piensa el enigmático y frío mandatario ruso, asesorado por ultraconservadores que le hablan al oído, lo ensalzan y eventualmente podrían inducirlo a cometer un grave error, que costaría muy caro a Rusia y al resto del planeta.

      Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Autor de 40 libros sobre geopolítica, estrategia y defensa nacional

      www.luisvillamarin.com

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