¿Qué se espera de la videollamada Biden-Putin el 7 de diciembre de 2021?

Publicado: 2021-12-07   Clicks: 391

      Geopolítica de Estados Unidos

    Cumbre virtuyal Putin Biden Igual que durante tensos momentos de la guerra fría entre Washington y Moscú, la relación entre los actuales gobiernos de Estados Unidos y la Federación Rusa, presenta un escenario de complejidades y ingentes riesgos para la paz, la democracia y la estabilidad geopolítica del planeta.

      Por esta razón, la diplomacia estadounidense movió todas las fichas en su haber, para realizar el 7 de diciembre de 2021, una reunión virtual del más alto nivel entre los mandatarios Vladimir Putin y Joe Biden, con el fin de abordar una tensa agenda que pasa por Bielorrusia y Ucrania, Irán, la Unión Europea.

     Se presume por anticipado, que Biden ofrecerá alternativas diplomáticas a la inminente acción militar rusa en Ucrania, pero advertirá a Putin, que si ordena a sus fuerzas invadir Ucrania, los aliados occidentales podrían aislar a Rusia del sistema financiero internacional.

     Esta difícil conversación entre los dos mandatarios, tan crítica y compleja, como la reciente con Xi Jin Ping acerca de la eventual invasión china a Taiwán, puede señalar el rumbo del destino de Ucrania como nación independiente y soberana frente al avariento Kremlin. O puede ser el preludio de un complejo panorama mundial.

     Transcurrido un mes desde cuando Joe Biden envió a Moscú al director de la CIA William Burns con el fin de advertir a Putin a lo que se expondría si invade a su vecino, fuerzas militares rusas dotadas con armamento de última generación, rodearon a Ucrania por tres fronteras (noreste, el sur y el oeste),situación táctica que significaría para Putin, una posición ventajosa para actuar rápidamente.

      Simultáneamente, desataron una campaña cibernética y de desinformación orientada a desestabilizar el gobierno de Kiev, pues según Putin, Ucrania representa una amenaza para Rusia al aliarse con Occidente.

      En los círculos políticos y académicos de Washington y Bruselas, hay muchas reservas y prevenciones acerca de que haya algo atractivo, que Biden pueda ofrecerle a Putin, para disuadirlo de su intención de desestabilizar al actual gobierno ucraniano del presidente Volodmyr Zelensky, puesto que ya Rusia está utilizando una campaña de desinformación, ataques cibernéticos e intimidación militar para derrocar a ese gobierno .

      Las prevenciones occidentales parten de que las advertencias hechas por William Burns a Putin, durante la visita a Moscú, para disuadirlo de atacar a Ucrania, parecen haber sido ignoradas en gran medida por Rusia, aunque la aún mesurada evaluación oficial de Estados Unidos, se enfoca en que Putin aún no ha decidido llevar a cabo una invasión a gran escala en Ucrania. En la práctica, Putin y Biden, llegan a la conversación del martes 7 de diciembre de 2021, con agendas muy diferentes.

     Esto se corrobora, en que a comienzos de diciembre de 2021, el secretario de Estado Antony J. Blinken estuvo en Europa, donde compartió informes de inteligencia con los aliados de la OTAN, acerca de la situación en Ucrania y la obcecación de Putin por anexar ese territorio a Rusia.

      La obvia suposición de los funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Defensa, es que el mandatario ruso llegará a la videoconferencia, aduciendo que Ucrania nunca podrá unirse a la OTAN, por lo tanto deberá estar lejos de Occidente y regresar a la órbita de Moscú.

     Como es obvio de esperar, Biden deberá convencer a Putin de que el compromiso de su administración con Ucrania, calificada de "inquebrantable", es tan profundo que podría causar graves afectaciones económicas a Rusia, inclusive si se produce la invasión rusa, y las fuerzas estadounidenses no apoyaran directamente a Ucrania en los teatros de operaciones militares.

     Para el efecto, sobre la mesa hay medidas extremas, tales como impedir el acceso de Rusia al sistema de liquidación financiera internacional, más conocido como el SWIFT, y otras restricciones a sus bancos, similares a las que se han ido perfeccionando en el esfuerzo para sancionar a Irán, por seguir empeñado en convertirse en potencia nuclear.

     Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho, porque ya se está viendo mayor ciberacción rusa contra Ucrania. Tampoco se puede olvidar que en los últimos cinco años, Rusia cortó el suministro de energía eléctrica a dos regiones de Ucrania, y probablemente ahora tiene la capacidad para acometer nuevas interrupciones de flujo eléctrico.

     Por tratarse de un problema político de tanta incidencia geopolítica mundial, se espera que Joe Biden presente alternativas ingeniosas diferentes a la acción militar y que Putin asista con mente abierta no con la consuetudinaria mentalidad de imponer sus puntos de vista, asumiendo el rol de víctima, de agredido y de estar defendiéndose.

     Ese esfuerzo pareció comenzar a convencer a Alemania, entre otros gobiernos, de que se necesitaba una advertencia clara para Putin. Mediante un esfuerzo por mantener un frente unificado Biden ha conversado al respecto, con los mandatarios de Ucrania y varios aliados europeos. Desde su óptica, altos funcionarios europeos temen que Putin responda a la presión, disminuyendo el suministro de gas a Europa, a medida que se acerca el invierno.

     En un ambiente tan complejo, algunos funcionarios de la administración Biden, suponen que Putin ve a Biden como a alguien que está centrado en resolver el problema interno del Covid y atender las demandas chinas en el frente externo, por lo tanto, desde su óptica totalitaria, mientras Alemania está cambiando de liderazgo y Francia se enfrenta a elecciones, sería el momento ideal para que Putin comience a reconstruir apartes de la política exterior de la antigua Unión Soviética.

     Dicha preocupación se extiende, a que Putin pretenda utilizar a Bielorrusia, cuyo líder está alineado con Moscú, como una vía alterna para actuar contra Kiev.

      Un conflicto sin resolver.

     El antagonismo entre Ucrania y Rusia entró en ebullición desde 2014, cuando el ejército ruso invadió el territorio ucraniano, anexó a Crimea y provocó una rebelión pro-rusa en el oriente de Ucrania. Aunque en 2015 se logró un tenue alto el fuego entre los dos países, la paz está en veremos.

      A partir de junio de 2021, Rusia ha acumulado fuerzas militares cerca de su frontera con Ucrania, al mismo tiempo que la retórica del Kremlin contra Kiev se ha endurecido, aduciendo que por su origen y evolución histórica, étnica y geopolítica, deben ser una sola nación.

      En esa espiral de prevenciones, la preocupación de Estados Unidos, Ucrania y sus aliados creció a fines de octubre de 2021, cuando Ucrania utilizó un dron de fabricación turca, para atacar separatistas ucranianos respaldados y financiados por Rusia, que disparaban un obús contra los soldados ucranianos.

      A la usanza del vetusto esquema comunista de la presión sicológica, muy propio de la mentalidad de Vladimir Putin y sus asesores cercanos, pasando de victimario a víctima, el gobierno de Rusia calificó el legítimo ataque defensivo de Ucrania con un dron, como un acto desestabilizador que violó el acuerdo de cese al fuego. Esta posición rusa generó temores de una nueva intervención en Ucrania, difícil situación, que podría llevar a Estados Unidos y Europa a una nueva fase del conflicto con impredecibles consecuencias.

      La posición geopolítica del Kremlin frente a Ucrania

      Vladimir V. Putin ha definido la expansión de la OTAN hacia el oriente de Europa Occidental, como una amenaza existencial para su país, por lo tanto, el fortalecimiento militar de Moscú es una respuesta a la asociación cada vez más profunda de Ucrania con la alianza de naciones proestadounidenses.

Por supuesto, Putin miente y utiliza tales argumentos para justificar un avariento deseo de apropiarse de la rica Ucrania y extender sus dominios hasta la frontera oriental de Europa, además de abrir camino hacia el Mediterráneo, pasando por el Cáucaso, Crimea y.el Mar Caspio.

     El enfoque mesurado de la Casa Blanca

     Desde Washington, el presidente Joe Biden ha dicho que busca una relación estable con Rusia. Hasta ahora, su administración se ha enfocado en mantener diálogo permanente con Moscú, mientras busca articular medidas de disuasión en concierto con algunos países europeos.

     Para el efecto, documentos de inteligencia desclasificados por la administración Biden, con el calculado propósito de apuntalar la oposición política dentro de Rusia contra los planes de Putin, sugieren que para enero de 2022, el Kremlin podría tener hasta 175.000 soldados en la frontera, es decir, llegando casi a duplicar los 100.000 actuales, además del aumento significativo de mensajes atemorizadores difundidos en las redes sociales, siguiendo el patrón de las acciones rusas en 2014, justo antes de la invasión y anexión ilegal de Crimea.

Conclusiones

     1. El tema de Ucrania es crucial para la paz del mundo y las relaciones Moscú-Washington, pero ni es el único, ni será el último en la tensa interacción geopolítica mutua. También están Irán, la seguridad de Europa Occidental, el gasoducto de Nordstream, Siria, la guerra civil en Yemen, Naborno Karabaj, la extraña relación Pekín-Moscú, Venezuela y algunos países del Africa.

     2. Aunque la política exterior de Biden es de pacifismo y tolerancia extrema, aduciendo ser contrario a la guerra, pero ante la eventualidad de una  invasión que afecte los intereses geopolíticos de la Casa Blanca y la Otán, la situación puede variar de manera compleja y confusa para el mundo entero.

    3. En años venideros, Rusia no cambiará la actitud hostil, agresiva, desafiante, manipuladora, pues la escuela de Putin está arraigada en una nueva “nomenklatura” postsoviética, que no conoce otra forma de hacer política internacional, pero por desgracia tiene los hilos del poder asegurados por lo menos durante una generación más.

     4. Lo más probable es que de la reunión virtual Biden-Putin, solo salgan buenos deseos y tantos sabores agridulces para la estabilidad del planeta, como los que quedaron luego de la también virtual, reciente cumbre Biden-Xi Jing Ping.

      Entretanto la incertidumbre, que por lo general conduce al caos, seguirá marcando los derroteros de las agendas internacionales de las potencias militares y los bloques económicos.

    Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

    Autor de 40 libros de estrategia, defensa nacional y geopolítica

    www.luisvillamarin.com

 

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