Choques entre migrantes en Bielorrusia y fuerzas fronterizas polacas ¿Qué sigue?

Publicado: 2021-11-17   Clicks: 339

       Crisis de migrantesUn grupo de antidisturbios de la policía de Polonia, utilizó “tanquetas doceadores de poderosos chorros de agua” para que los migrantes que intentaban ingresar a ese país en la frontera binacional con Bielorrusa, cesarán el intento y retrocedieran.  

      Producto de los choques y de la incertidumbre generada en el lugar de los hechos, las fuerzas de Bielorrusia llevaron a algunos migrantes a refugiarse por primera vez en su país, pero naturalmente, no quedó claro si esa medida “humanitaria” significa el comienzo de la solución al problema, o si se aliviarían las tensiones del dictatorial dúo Putin-Lukashenko con la Unión Europea.

      Los reportes y las imágenes que envían los medios de comunicación acerca de la situación, de los utilizados migrantes kurdos y afganos en la frontera binacional de Polonia con Bielorrusia, contienen historias impactantes, que por su dimensión de inhumanidad reflejan los instintos dictatoriales de los gobiernos absolutistas en Irak, Afganistán, Rusia y Bielorrusia. Cada sátrapa a su manera, pero al fin y a cabo totalitarista y desde luego antidemocrática, contrario a las libertades individuales y violatorias de las normas internacionales sobre los derechos humanos.

      En tan inhumana situación, hay inmigrantes kurdos y afganos pasado que acumulan hasta 30 noches a la intemperie, en medio de la desesperación por cruzar la puerta de acceso a las garantías sociales que esperan tener en Europa. Para su tragedia, ad portas de otro de los gélidos inviernos europeos, cada noche es más fría que la anterior. Para buscar calefacción, estos desdichados inmigrantes sin mas casa que lo que llevan a cuestas y sin mas soporte de vida que lo que les den los organismos internacionales de atención humanitaria, soportan el persistente humo de las fogatas y la.

      Algunos de estos inmigrantes se han atrevido a sobrepasar el cerco de el alambre de púas hacia Polonia tres veces, pero han sido capturados por la policía polaca en el bosque y devueltos a Bielorrusia, con la circunstancia agravante, que para muchos de ellos la visa legal para estar en Bielorrusia, conseguida por medio de funcionarios corruptos, tramitadores inescrupulosos y la venia del gobierno de Lukashenko, que como mandadero de Putin quiere  formar un punto de caos a Europa, expiró hace 12 días, dejándolos a merced de un estado policial represivo, corrupto y despiadado, con la circunstancia agravante que las cifras oficiales conocidas indican que durante el lapso de tan inusitada crisis humanitaria, por diversas causas han muerto 12 inmigrantes.

      Por esta razón, el martes 16 de noviembre de 2021, cientos de desesperados migrantes que fueron abandonados en la convulsa frontera, que fueron incitados por funcionarios de seguridad bielorrusos, se dirigieron en estampida hacia un puesto de control fronterizo, arrojando piedras y escombros a las fuerzas de seguridad polacas reunidas a solo metros de distancia. El incidente comenzó alrededor del mediodía, como un intento más de los inmigrantes para romper la valla fronteriza, pronto se convirtió en peligroso choque cuerpo a cuerpo, razón por la cual, los oficiales polacos respondieron con potentes chorros de agua y rondas de gas lacrimógeno.

De manera sorpresiva, pocas horas después, los guardias fronterizos de Bielorrusia comenzaron repentinamente a trasladar a cientos de migrantes del cada vez más frío e inhóspito campamento a una instalación cercana.

     Empero, no está claro qué planes inmediatos tenían las autoridades locales para los que estaban trasladando, pero naturalmente, muchos de los estafados inmigrantes, temen que no se trata un gesto humanitario de Alexander Lukashenko, sino que la reubicación preludia la deportación.

      Prueba de esta duda es que al caer la noche del 16 de noviembre, cientos de emigrantes caminaban al aire libre cerca del cruce fronterizo, arrastrando troncos de madera y paja mientras se preparaban para encarar otra fría noche.

      Los funcionarios diplomáticos y administrativos de la Unión Europea denominan la crisis con el calificativo de "guerra híbrida" diseñada por Lukashenko, como una forma de vengarse de Polonia por albergar a algunos de sus oponentes más abiertos, y de paso, presionar a la comunidad europea, para que levante las sanciones a su país.

      Por su parte y siguiendo el catecismo soviético de la propaganda y la guerra sicológica en lo cual Putin y su séquito son expertos, el régimen totalitario de Bielorrusia, insiste en que se trata de una catástrofe humanitaria creada por la negativa de Europa, para respetar el derecho internacional y conceder el derecho a por lo menos permitirles solicitar asilo, a personas que huyen de la guerra y la desesperación.

      Con habilidades publicitarias y con el premeditado propósito de legitimar su versión de los hechos, el régimen de Bielorrusia ha permitido que algunas organizaciones de noticias extranjeras, incluido The New York Times, visiten la frontera y sean testigos de la miseria y la desesperación. Mientras tanto, el gobierno de Polonia, que ansía mantener la desesperación fuera de la lente pública, cerró su lado de la frontera, impidiendo que los trabajadores humanitarios, periodistas e inclusive médicos se acerquen, a varias millas del lugar de los problemas.

      Según las autoridades polacas “todo el comportamiento agresivo de los inmigrantes es coordinado por funcionarios oficiales bielorrusos y monitoreado  por drones”, y complementas sus afirmaciones con videograbaciones de los enfrentamientos. Dijeron que un oficial de policía resultó gravemente herido y estaba siendo tratado en un hospital por lo que se creía era una fractura de cráneo.

      En medio de los enfrentamientos, un migrante que estaba del lado bielorruso perdió el conocimiento, en apariencia, cuando fue alcanzado por la acción de un chorro de agua lanzado desde el lado polaco, por un vehículo antimotines identificado con emblemas de la Unión Europea y Polonia.

      Según el jefe de la Oficina de Seguridad Nacional de Polonia, asido a la obcecada posición de su gobierno y del partido derechista, materializada en la frase "no estamos hablando de una crisis humanitaria sino de una amenaza", ha ganado fuerte apoyo de sus aliados. El 15 de noviembre de 2021, la Unión Europea decidió ampliar las sanciones impuestas a Bielorrusia a principios de este año, después de que el Ejército de Lukashenko obligó a aterrizar un avión de pasajeros, que transportaba a un destacado disidente del régimen tiránico bielorruso.

Entre tanto, la línea dura del gobierno derechista en Varsovia también ha funcionado bien en su país, particularmente entre los militantes del partido Ley y Justicia, que en la actualidad gobierna en Polonia. Como parte de la propaganda política para acrecentar nacionalismo irreflexivo, el banco nacional polaco anunció que emitirá nuevas monedas y billetes conmemorativos para honrar "la defensa de la frontera oriental polaca".

      No obstante, el gobierno polaco ha sido criticado por organizaciones humanitarias por una enmienda legal que aprobó en octubre de 2021, la cual permite que los migrantes sean rechazados en la frontera y que se ignoren solicitudes de asilo para quienes ingresen ilegalmente a su territorio.

      En una conferencia de prensa, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, que hace el juego a la estratagema Putin-Lukashenko calificó el trato de las fuerzas polacas a los migrantes como "absolutamente inaceptable" y agregó que las fuerzas polacas "violan todas las normas concebibles del derecho internacional humanitario y otros acuerdos de la comunidad internacional".

       Desde luego, sin autoridad moral para afirmar lo que dijo contra Polonia, Lavrov oculta intencionalmente que las autoridades bielorrusas han silenciado a casi todas las voces independientes, desde las controvertidas elecciones presidenciales de 2020, que fueron ampliamente manipuladas por la tiranía de Lukashenko.

      Ante la convulsa situación, y la escasa voluntad de los generadores del caos para resolver la crítica situación de los manipulados migrantes, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, aseveró que la alianza está "profundamente preocupada por la forma en que el régimen de Lukashenko está utilizando a migrantes vulnerables, como una táctica híbrida contra otros países, y de paso está poniendo en riesgo la vida de los migrantes".

       Sin embargo, es pertinente aclarar que existen límites en la medida en que Lukashenko pueda aumentar las tensiones, puesto que hay algunas señales de que su cuestionado gobierno, estaría tratando de reducirlas. El flujo de migrantes se desaceleró, porque las aerolíneas redujeron la cantidad de vuelos a la ciudad de Minsk, capital bielorrusa, o prohibieron transportar pasajeros iraquíes y sirios.

Pese a esas medidas de control, el problema de los migrante sin techo aún puede crecer, debido a que en Minsk, hay decenas de migrantes que todavía se alojaban en el hotel Yubileiny, operado por el departamento de propiedades del presidente Lukashenko, aunque ya algunos a quienes se vence el tiempo de estadía se han visto obligados a retirarse del lugar sin claridad acerca de su futuro inmediato, con altas posibilidades de ser expulsados.  

       En cifras aproximadas, los guardias fronterizos de Bielorrusia estiman que hay cerca de 2.000 inmigrantes padeciendo dificultades en el área de Bruzgi.

      Con cinismo y seguro de tener el respaldo calculado de Putin, el gobierno de Lukashenko ha negado las acusaciones, inclusive de Estados Unidos, de que su política exterior ha diseñado la crisis y está dirigiendo el movimiento de los migrantes, con la circunstancia agravante que algunos de ellos han contado a los medios de comunicación internacionales, que las fuerzas de seguridad de Bielorrusia, los han dotado de alicates para que corten las concertinas y alambres de púas que separan las dos fronteras.

       Hay un evidente juego geopolítico de Putin para presionar la terminación del gasoducto Nordstream con Alemania, mediante la amenaza de Bielorrusia, de que si la Unión Europea no permite el ingreso de los migrantes, Lukashencko ordenaría cortar el paso de gas ruso hacia Europa Occidental, sin importar al eje Mink y Moscú, la tragedia humanitaria de los atrapados y engañados soñadores de asilo y libertad.

       Sin duda es una maquiavélica manipulación con vidas humanas, propia y característica de la fría e insensible visión geopolítica rusa, que no es ahora sino desde hace siglos.

      La crisis migratoria en la frontera polaca con Bielorrusia, es otro polvorín que se suma a los del Medio Oriente, China, y Naborno Karabaj, donde un paso en falso de cualquiera de los actores puede poner en vilo la paz del planeta.

        Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

        Autor de 40 libros sobre Defensa nacional, Estrategia y Geopolítica

         www.luisvillamarin.com

 

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