Trump tiene razón: Pakistán no ha colaborado para combatir el terrorismo yihadista

Publicado: 2018-01-02   Clicks: 2493

   Geopolítica internacional

     “Estados Unidos ha entregado tontamente a Pakistán más de 33.000 millones de dólares en ayuda durante los últimos 15 años y no nos han dado más que mentiras y engaños y piensan que nuestros líderes son tontos. Ofrecen refugio a los terroristas que cazamos en Afganistán ¡Basta ya!”, ha afirmado Trump en su cuenta personal en Twitter. El punto de quiebre se produjo cuando el gobierno pakistaní se negó a permitir que los servicios de seguridad estadounidenses entrevisten a un terrorista de ISIS supuestamente capturado en Pakistán, de quien se presume podría dar información acerca del paradero de un norteamericano secuestrado por los yihadistas.

      Cover El cartel Farc (I)De inmediato llovieron críticas con pros y contras, en un país polarizado entre otras cosas por el apasionamiento anti-Trump generado en la casa Clinton donde no se supera la derrota electoral que les propició el magnate en las urnas en noviembre de 2016, sumado a las permanentes salidas no convencionales en política doméstica e internacional, utilizadas por el mandatario. Y por extensión a una comunidad internacional en la que como consecuencia de acciones prolongadas en el tiempo durante más de un siglo, los ocupantes de la Casa Blanca han granjeado muchos enemigos a los “gringos”. No ha sido solamente la política de Trump

     Hechas las precisiones anteriores y examinados los hechos de lo que sucede en Pakistán desde hace más de tres décadas, salta a la vista la descarada connivencia de importantes sectores oficiales y en particular del poderoso servicio de inteligencia pakistaní Inter Service Intelligence ISI por sus siglas en inglés, con las redes de los talibán, luego con Al Qaeda y ahora con ISIS, presentes en Asia Central, el Cáucaso y el Lejano Oriente.

     Dicha denuncia ha sido reiterada por parte de altos militares estadounidenses que han combatido contra los tres grupos yihadistas en esa región y que por falta de cooperación de la inteligencia pakistaní, han tenido que bombardear guaridas terroristas con drones mediante audaces incursiones aerotácticas, breves y sorpresivas. La prueba reina de la descarada connivencia oficial pakistaní con los yihadistas, fue la localización y muerte de Osama Bin Laden en Abbottabad dentro de un complejo militar, donde el terrorista más buscado del mundo era protegido por militares pakistaníes.

     De la misma forma, en múltiples ocasiones y en diversos escenarios internacionalesIndia y Bangladesh han denunciado que los servicios de inteligencia pakistaní patrocinan las redes yihadistas que a menudo perpetran acciones terroristas en sus territorios, e inclusive han capturado terroristas que les confirman estos datos.

      Cientos de terroristas de Isis provenientes de los países del Cáucaso o del Lejano Oriente, que han perpetrado acciones violentas en Siria, Irak o en sus respectivos países han sido entrenados en Pakistán o tienen nexos con pakistaníes. Igual sucede con algunos de los terroristas que actúan en Europa, Estados Unidos o Canadá.

      El problema inicia en una cordón umbilical secreto que existe entre los jeques e imames ultraconservadores sunitas de Arabia Saudita que financian mezquitas, escuelas coránicas y la difusión creciente del salafismo extremo como medio para conformar la umma, con el servicio de inteligencia pakistaní, que en la práctica es un poder paralelo al del mandatario de ese país. Al no ser un secreto que esos jeques e imames extremistas promueven el terrorismo islamista, tampoco es secreto que importantes sectores políticos de Arabia Saudita, conciben a Pakistán como la punta de su estrategia expansionista sunita contra Irán en la región de influencia pakistaní.

     Dentro de ese complejo ajedrez de alianzas por conveniencia y amistades circunstanciales con Pakistán y Arabia Saudita, desde finales de los setenta cuando la CIA, Arabia Saudita, Inglaterra y Australia financiaron a los mujadiyines para combatir a la Unión Soviética y de paso edificaron un Frankestein con Osama Bin Laden y Al Qaeda, el servicio de inteligencia pakistaní y el propio gobierno de ese país han recibido miles de millones de dólares en ayuda para construir la seguridad regional, pero en la práctica no se ha visto cooperación efectiva, sino manipulación amañada de la supuesta amistad y alianza de Islamabad con Washington.

     Ante un panorama tan complicado como impredecible y frente a la mentalidad comercial gerencial de Trump, de invertir para tener resultados favorables, es obvio y en realidad estaba demorada la Casa Blanca para hablar claro y directo a su similar en Pakistán. Naturalmente, el escenario geopolítico mundial genera preocupaciones al respecto, dadas las amenazas de guerra nuclear de Corea del Norte, el polvorín del Medio Oriente, la doble moral rusa y china frente a Estados Unidos, y desde luego las bajas pasiones políticas que se cocinan desde la más alta jerarquía del partido demócrata contra Trump, quien de paso les ayuda a que lo ataquen, gracias a sus actitudes y comportamientos.

     Pero, claro una cosa es que Trump tiene razón en las fuertes críticas a Pakistán por su reciprocidad con Estados Unidos y otra muy diferente como sus adversarios internos y externos, cuestionan esta realidad. Y otra muy distinta, cuál será el curso de acción del régimen pakistaní  y cómo reaccionarán los yihadistas, ya incrustados en altas esferas gubernamentales pakistaníes cuyo sueño es construir otro Estado Islamista y generar células yihadistas en todo el planeta, para combatir contra la cultura occidental que simboliza Estados Unidos.

     En síntesis, no se trata de ser pro-Trump o anti-Trump, sino de ver con objetividad la amañada conducta del gobierno pakistaní en el que importantes sectores de su administración patrocinan el terrorismo islámico, que por parejo afecta a todos los llamados “apóstatas musulmanes” como los “infieles cruzados”, y que de paso sostiene una alianza hipócrita que en la práctica hace más daño que bien a su benefactor, que anualmente le gira miles de millones de dólares para construir la seguridad mutua sin que se vean resultados concretos.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Especialista en Geopolítica, Defensa Nacional y Estrategia

www.luisvillamarin.com

       El coronel Luis Alberto Villamarín es autor de múltiples obras relacionadas con el terrorismo internacional y analista invitado de diversos medios de comunicación, centros educativos universitarios y centros de estudios políticos en el mundo. Algunos de sus libros han sido traducidos a diferentes idiomas.

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