Incidencia geopolítica para Latinoamérica al declarar a Hizbolá grupo terrorista. Segunda Parte

Publicado: 2019-11-17   Clicks: 2899

      Geopolítica de Colombia y el continente

 

       Un día después de que el presidente colombiano Iván Duque anunció que su gobierno se une a la designación de grupos terroristas a todas las organizaciones armadas irregulares incluidas en los listados de Estados Unidos y la Unión Europea, en las que están incluidas las “disidencias” de las Farc, el Eln y Hizbolá; se realizó en la escuela de cadetes de la Policía Nacional en Bogotá, la tercera cumbre ministerial de lucha contra el terrorismo en el hemisferio, inaugurada por el secretario de Estado de la Casa Blanca Mike Pompeo y el mandatario colombiano, con la asistencia del presidente venezolano Juan Guaidó.

      Invitado por la periodista Mariana Reyes del canal internacional de televisión 58 de Miami, vía Skype desde Bogotá, el 20 de enero de 2020, el coronel Luis Alberto Villamarín Pulido, analizó la Incidencia geopolítica para Latinoamérica al declarar a Hizbolá grupo terrorista. Este es el resumen de la segunda parte de la conversación:

      El riesgo para que Hizbolá ataque en cualquier lugar de Latinoamérica aumenta de manera progresiva, porque si se lee en detalle el contenido de la declaración firmada por los 23 cancilleres, se dice claramente que se combatirá el narcotráfico, el patrocinio o apoyo a los grupos terroristas, señalan a Hizbolá en forma específica, pero también se toca a Isis, a Al Qaeda y a Hamás, y de manera indirecta los firmantes están diciendo que también se incluye en sus listados a los mismos grupos que Estados Unidos y la Unión Europea denominan terroristas.

       Como es sabido, el narcoterrorismo que es la guerra del nuevo siglo une todos los componentes ilegales relacionados con el tráfico de armas, el lavado de activos y el narcotráfico sumados a otros delitos como el tráfico humano, la falsificación de documentos de identidad, el sabotaje a la infraestructura económica y la trasnacionalización del reclutamiento de personas para integrar células terroristas. Habida cuenta que Hamas, Hizbola, Al Qaeda, gravitan alrededor de esos delitos y tienen los mismos intereses, el riesgo aumenta para la seguridad general y particular dentro del continente.

       También es cierto que no se puede determinar con certeza, cuanto cuesta hacer operativo un sistema integrado de intercambio de información y acción efectiva contra el terrorismo, máxime que los países del continente presentan características diferentes y tienen problemas internos que demandan atención inmediata y búsqueda constante de recursos para solucionar esas dificultades.

       A lo anterior se suma que no es claro cuál será el monto de aportes financieros estadounidenses a este proyecto, en el preciso momento que en el congreso de ese país se adelanta la investigación contra el presidente Trump y no se sabe cuál será el desenlace, ni quien será el próximo presidente de Estados Unidos, con la circunstancia agravante para los firmantes del pacto, que desde ya son considerados enemigos de la revolución integrista chiita y que de repeso, la agenda demócrata es diferente a la republicana frente a la política exterior de Irán.

       En conclusión, la declaración de hoy es muy buena en cuanto a intenciones de lucha por preservar al integridad y la seguridad del continente por medio del trabajo mancomunado y coordinado, pero esa labor implica ingentes recursos y esos no están a la vista. Mientras no este definido el costo real del programa, quien lo financia y sobre todo que se pruebe el compromiso real de los Estados firmantes, pues por compromiso se sabe que muchas veces los cancilleres firman los pactos, se toman la foto, hacen promesas pero de ahí no pasa.

       El deber ser indicaría que deberían esperarse acciones concretas contra el terrorismo por parte de los 23 Estados firmantes, pero es importante tener en cuenta la tendencia pendular de la política latinoamericana en que cada cuatrienio o quinquenio, están tendiendo a oscilar las alternancias ideológicas en los países. Entonces, por ejemplo. Bolivia está en ascuas porque hoy firmó ese pacto pero si en las próximas elecciones llega a ganar el Mas, todo esto quedaría sin valor para el nuevo gobierno o en Nicaragua, dónde la dictadura de Daniel Ortega es antiyanqui y facilitadora de todas las formas de narcotráfico y terrorismo contra la seguridad continental.

      Otro escenario para evaluar, es en el hipotético caso de que Hizbolá o algún otro grupo extremista islámico perpetrara una acción terrorista en el continente, será que los gobiernos vecinos al afectado asumen la tarea de buscarlos, perseguirlos y neutralizarlos, o por el contrario, acuden a la conducta pasiva de dejar hacer, dejar pasar para que los terroristas no ataquen sus territorios.

       Es probado que el régimen chavista es cómplice abierto del terrorismo islámico uy que inclusive ha expedido pasaportes de supuesta ciudadanía venezolana por nacimiento a personas provenientes de Siria. Irak, Irán, El Líbano y Yemen que profesan la confesión chiita y militan en Hizbolá, llegadas al continente a multiplicar las células durmientes; pero también es necesario colocar en la balanza geopolítica el hecho de que Estados Unidos está en guerra fría con Irán, además que coincide con la campaña electoral de Trump, y que por nefasta consecuencia, esa tirantez favorece los intereses geopolíticos de unos y otros.

      A todo esto se suma la calculada búsqueda de la casa Blanca para que los mandatarios del continente apoyen a Guaidó y presionen la salida de Maduro del palacio de Miraflores. En esencia, se entrecruzan una serie de elementos geopolíticos que generan pesos y contrapesos, para que la oposición venezolana actúe de manera estratégica y no con la avidez del deseo. Así, la responsabilidad es compartida para Estados Unidos, Venezuela y los países del hemisferio con todos sus organismos multilaterales.

      No obstante hay que ser sinceros, la decisión de los países firmantes, TAL VEZ si ayude a la salida de maduro, pero eso requiere un trabajo constante y a largo plazo.

      El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional, autor de 36 libros acerca de estos, siete de los cuales se relacionan con el terrorismo islámico. Su obra de mas reciente publicación, se titula 18 años de la guerra contra el terror (2001-2019) subtitulada Luces y Sombras de la guerra más prolongada en la historia de Estados Unidos, cuyo contenido es lectura obligada para los hispanoparlantes interesados en estos temas

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