Incidencia geopolítica para Latinoamérica al declarar a Hizbolá grupo terrorista. Primera Parte

Publicado: 2019-11-17   Clicks: 3649

    Geopolítica de Colombia y el continente

       Un día después de que el presidente colombiano Iván Duque anunció que su gobierno se une a la designación de grupos terroristas a todas las organizaciones armadas irregulares incluidas en los listados de Estados Unidos y la Unión Europea, en las que están incluidas las “disidencias” de las Farc, el Eln y Hizbolá; se realizó en la escuela de cadetes de la Policía Nacional en Bogotá, la tercera cumbre ministerial de lucha contra el terrorismo en el hemisferio, inaugurada por el secretario de Estado de la Casa Blanca Mike Pompeo y el mandatario colombiano, con la asistencia del presidente venezolano Juan Guaidó.

     Invitado por la periodista Mariana Reyes del canal internacional de televisión 58 de Miami, vía Skype desde Bogotá, el 20 de enero de 2020, el coronel Luis Alberto Villamarín Pulido, analizó la Incidencia geopolítica para Latinoamérica al declarar a Hizbolá grupo terrorista. Este es el resumen de la primera parte de la conversación:

      Incluir a Hizbolá en la lista de terroristas que maneja el Estado colombiano, tiene implicaciones internas e internacionales, porque efectivamente Hizbolá tiene células en Venezuela y ha actuado en contubernio con el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, manguala mediante la cual han agredido a Colombia por ser socio cercano de la política exterior del gobierno de Estados Unidos.

      Además, al incluir a Hizbolá como grupo terrorista, Colombia entra en discrepancias con la teocracia chita que gobierna a Irán, y que cataloga a Hizbolá como una extensión de su política de expansión internacional de la revolución integrista chiita.

      En tercera medida al término de la cumbre antiterrorista en Bogotá, se leyó un comunicado en el que los 23 de los 25 países asistentes con excepción de México y Uruguay que se declararon observadores, se comprometieron a combatir todas la estructura humana, logística, administrativa, financiera, o de apoyo de inteligencia que facilita, promueve, tolera o es cómplice de cualquier forma de terrorismo en el continente. Esto significa que surgen importantes implicaciones en esa lucha, para Colombia y para los Estados de la región.

      La designación de Hizbolá como grupo terrorista y el señalamiento directo contra Nicolás Maduro de apoyar y promover el terrorismo es un paso formal dentro de este proceso, pues ya había dicho de manera reiterada y con antelación que el chavismo es cómplice del terrorismo islámico chiita. El punto crucial es determinar cuál puede ser la reacción del cada vez mas cercado régimen de maduro, y que en consecuencia para desviar la atención nacional e internacional podría generar alguna agresión armada contra Colombia o cualquiera de los países que están cuestionando su régimen al apoyar la persecución contra los Estados que de acuerdo con la resolución 1373 de la ONU, promuevan o faciliten el terrorismo.

      La decisión de Colombia de incluir a Hizbolá como una agrupación terrorista es un asunto demasiado serio, pues el islamismo radical chiita puede interpretarlo como una declaración de guerra y en consecuencia, puede reaccionar con vehemencia. Esa respuesta puede ser con actuaciones violentas contra los intereses de Estados Unidos en cualquier parte del hemisferio.

       También pueden atentar contra los intereses de Israel. O pueden atentar contra los países del hemisferio que aunque no han declarado terrorista a Hizbolá, se unieron al llamado de luchar contra el terrorismo que en esencia es un golpe diplomático fuerte contra el régimen de Maduro que sirve de extensión a la prospección de Hizbolá en el planeta.

      El pacto firmado hoy en Bogotá es un hecho histórico, porque por primera vez se pasó de la retórica a los hechos para alcanzar acuerdos de intercambio de información, cooperación judicial, bloqueo de finanzas, localización y judicialización de células terroristas, acción penal internacional contra los Estados que promuevan o patrocinen el terrorismo, e identidad de propósitos para actuar frente a este amenaza. En síntesis, esas decisiones se enfilan contra Venezuela e Irán, por lo tanto, la reacción de los islamistas es impredecible, porque además la interpretan como una prolongación de la política exterior de la Casa Blanca contra Venezuela.

       Todo esto implica que Interpol y otros organismos de inteligencia y seguridad de los Estados del hemisferio deben actuar mancomunadamente, implica un compromiso de Estados Unidos para cooperar con la capacitación y equipamiento de las fuerzas de seguridad, implica que el régimen de Maduro interpreta esta decisión como una provocación contra la soberanía venezolana, pues son conductas de Estados enemigos, lo que podría generar la vinculación de los terroristas islámicos chiitas a actuar en apoyo y solidaridad de un régimen amigo “victima” como Irán de la política exterior estadounidense.

        En síntesis, la declaración de hoy en Bogotá, va mas allá de la simple firma o de la foto.

      El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional, autor de 36 libros acerca de estos, siete de los cuales se relacionan con el terrorismo islámico. Su obra de mas reciente publicación, se titula 18 años de la guerra contra el terror (2001-2019) subtitulada Luces y Sombras de la guerra más prolongada en la historia de Estados Unidos, cuyo contenido es lectura obligada para los hispanoparlantes interesados en estos temas

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