Violencia en Nariño: La solución no es solo militar. Y autoridades civiles ¿qué?

Publicado: 2020-07-20   Clicks: 2079

      Análisis del conflicto armado en Colombia

    El Cartel de las Farc (III)  Los tres hechos violentos ocurridos en el último fin de semana en el departamento de Nariño, incluida la masacre de ocho estudiantes universitarios en el municipio de Samaniego, y el asesinato con sevicia de dos integrantes de las Farc en presencia de otros desertores perpetrado por bandas de narcotraficantes, causaron revuelo en la opinión pública y volvieron a poner sobre el tapete los trillados argumentos de los mandatarios locales y regionales, que por su parte no ejercen la suficiente autoridad, ni se esfuerzan por buscar soluciones puntuales a sus problemas, tales como:

     “Necesitamos más fuerza pública, más justicia y más inversión social, porque estamos abandonados del gobierno central, bla, bla, bla…”

      Claro que es cierto que hacen falta esos tres aspectos y por eso es que ocurren hechos similares y peores en Nariño, en Catatumbo, en el Bajo Cauca, en el Chocó, el Putumayo, Arauca, Meta y otros departamentos “olvidados de la mano de Dios y de la del gobierno central”. No de ahora sino desde nuestro nacimiento como república.

      Curiosamente esos mandatarios locales piden mayor presencia del Ejército para combatir a todas las manifestaciones de violencia que hay en sus territorios, producto entre otras razones de la eterna y rampante corrupción, que ha caracterizado a toda la geografía electoral colombiana. De esa podredumbre no se salva ninguna región en este país.

       Y cuando el Ejército llega a cumplir la misión de combatir a los delincuentes, esos mandatarios que piden presencia de la fuerza represiva para combatir a los bandidos, son los mismos que invocan diálogos, negociaciones y soluciones pacíficas. Así, la situación se torna insoluble y crónica.

       Por su parte los medios de comunicación, solo sirven de micrófono o caja de resonancia, a lo que digan esos mandatarios que no están cumpliendo con el deber, ni se preocupan por solucionar nada localmente, sino que de manera olímpica se auto-victimizan y trasladan el problema al gobierno central. A este coro, se unen estrategas de escritorios, expertos en lo divino y lo humano, que opinan y pontifican del conflicto sin ni siquiera haber prestado servicio militar.

       Desde luego, que por obligación legal, compromiso moral y formación ética, el Ejército jamás podrá negarse a cumplir su misión sobre los corredores de movilidad de las estructuras criminales, mientras que en las áreas urbanas y suburbanas, la policía y los alcaldes municipales deben garantizar esa seguridad.

        Pero eso también significa reciprocidad. Los gobernadores y alcaldes como autoridades civiles de esas zonas afectadas por la violencia, tampoco pueden renunciar a su obligación constitucional de educar, construir tejido social, trabajar con las comunidades y coadyuvar en la búsqueda de información, que conduzca a la localización y neutralización de las estructuras criminales.

        La explicación es sencilla: Esas estructuras están atentando contra el Estado Social de Derecho, razón y esencia por la cual fueron elegidos para ejercer sus mandatos. Es cierto que las condiciones de seguridad para ellos son complejas, pero si lo sabían de antemano, entonces ¿para qué buscaron ser elegidos?

      Todo este entorno geopolítico y sociopolítico es aún mas complejo en el departamento de Nariño, cuya posición geoestratégica en el territorio colombiano, es epicentro vital para el negocio del narcotráfico que incluye cultivo, procesamiento de la base de coca y envío de cocaína al exterior, con amplia y probada presencia de los carteles de narcos mexicanos, sumados a la campaña estratégica del Eln y a la no doble sino triple moral de las Farc, con brazo político, disidencias y músculo financiero derivado del narcotráfico.

       En síntesis, si el gobernador de Nariño y los alcaldes afectados se limitan a pedir al gobierno central el envío de más fuerza pública y trasladar todos los problemas causados por su ineficiencia y la de sus antecesores, por desgracia se repetirán muchos hechos de sangre, similares o peores al que ya se dice que se trató de un ajuste de cuentas, o a los videos tipo Isis o Al Qaeda de un grupo de bandidos asesinando a otros que ellos sindican de ser bandidos.

       Total, la solución no solo es enviar mas tropas a combatir a los delincuentes, sino que cada quien en los gobiernos nacional, departamental y municipal cumpla con sus funciones constitucionales.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Autor de 38 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

www.luisvillamarin.com

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