Eliminación de la banda de alias Desquite

Publicado: 2021-06-10   Clicks: 2067

cubierta del Plan lazo

     Las sucesivas bajas en combate de legendarios bandoleros como Chispas, Tirofijo Aguirre, Melco, Venganza, Arango Fonnegra, Pedro Brincos, Tista y el Mico, eran referentes para pronosticar que los dos siguientes serían Desquite y Sangrenegra, quienes al lado del comunista Manuel Marulanda o Tirofijo, eran los criminales con mayores prontuarios delictivos en esa época.

     José William Aranguren conocido también como Desquite ​ nació en Rovira (Tolima) el 5 de marzo de 1935 y murió en la vereda Junín, del municipio de Venadillo-Tolima, el 17 de marzo de 1964. Desquite fue un criminal sin escrúpulos, despiadado bandolero, agresor sexual, y responsable de múltiples masacres de campesinos, durante y después de la década de 1950, periodo en que multiplicó su accionar delictivo.

      Desquite cometió su primer delito en 1957, cuando asaltó con cuatro delincuentes más al pagador de la Compañía Colombiana de Tabaco del Espinal, en la vereda “El Bajío” del municipio de San Luis (Tolima), sitio en el que asesinó a tres personas y hurtó veinticinco mil pesos.

       No obstante la crueldad de sus crímenes, una de las características más singulares y contradictorias de Desquite, fue la alta popularidad que alcanzó entre los campesinos liberales seguidores del MRL de Alfonso López Michelsen, habitantes de la región donde delinquía.

      La relación de la cuadrilla de Desquite con los campesinos tuvo la siguiente evolución:

      1. El 4 de diciembre de 1961 “Desquite” comenzó a recibir “contribuciones de algunos finqueros”, es decir, que desde su aparición en el Norte del Tolima, contaba con apoyo económico esporádico de algunos propietarios rurales y que ese apoyo era voluntario, para financiar la guerra contra los conservadores, con la venia de la dirigencia del MRL.

      2. Seis meses más tarde, el 4 de junio de 1962 se comprobó que toda la región rural de El Líbano apoyaba con impuestos a “Desquite”, lo que implica una sorprendente expansión de su influencia, que no puede ser explicada simplemente como resultado de un uso sistemático de la coacción, como el presidente Guillermo León Valencia pretendía hacerlo creer a la opinión pública, sino que estaba apoyado por catequizadores políticos, que organizaban las masas para una revolución armada.

       3. El 30 de agosto de 1962, se comprobó la exigencia de “impuestos o contribuciones” a varios finqueros de la región”. Empezó a implantarse la cuota forzosa, cuyo significado dependía, del punto de vista que se adoptara.

      Para los grandes propietarios este era un signo inequívoco de degeneración de su lucha. Para los campesinos esta era una muestra de que “Desquite” empezaba a ponerse de su lado por encima de las fronteras partidistas. O por lo menos del lado de los campesinos liberales, a pesar de lo que dijeran los hacendados de su propio partido, pues los comisarios políticos comunistas lo estaban adoctrinando.

      Igual a los demás cabecillas de cuadrillas bandoleras, Desquite mantuvo estrechos vínculos con algunos directorios políticos del norte del Tolima, razón por la cual en la sesión vespertina de la Cámara de Representantes del 7 de mayo de 1963,  se afirmó con base en fotografías presentadas por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y el ministerio de Gobierno, que “Desquite” “es el distribuidor de la propaganda de un grupo político adscrito al MRL de Alfonso López Michelsen en  el Norte del Tolima”.

      Por este y otros casos comprobados, acerca del respaldo brindado por algunos dirigentes políticos a las cuadrillas de forajidos, continuaba la violencia tripartidista, como se infiere de las afirmaciones del polémico sacerdote Germán Guzmán:

      “Mientras tal sea el proceder de algunos altos políticos; y mientras éstos vengan al Congreso otorgando previamente respaldo moral a los asesinos a cambio de votos; y mientras tal cosa acontezca sin condenación pública en los órganos de opinión, es infantil pretender que cese la violencia”.

       Los siguientes crímenes, hacen parte del abultado récord delictivo de Desquite:

       ―El 20 de marzo de 1961. perpetró un asalto a la vereda de “Las Aguadas”, corregimiento de Junín, en el municipio de Venadillo (Tolima), donde asesinó a dos campesinos de la finca “El Bremen”.

       ―El 16 de marzo de 1961 asaltó la hacienda “La Esmeralda”, en jurisdicción del municipio de Pulí (Cundinamarca), sangrienta incursión en la que asesinó a siete campesinos.

       ―El 19 de abril de 1961 asaltó la hacienda La Argentina, en la vereda Gallego del municipio de Venadillo (Tolima), lugar donde masacró a veinte campesinos.

       ―El 4 de diciembre de 1961 asesinó a seis campesinos, en la vereda La Morada, de Venadillo (Tolima).

        ―El 2 de abril de 1962, en combinación con las cuadrillas de Jacinto Cruz Usma alias “Sangrenegra” y Noé Lombana Osorio alias Tarzán, emboscó a un convoy de dos camiones del ejército que transportaban tropas, en el sitio “El Taburete” jurisdicción de El Líbano (Tolima), hecho ataque en el que perecieron un suboficial y cuatro soldados.

      ―El 27 de junio de 1962 asaltó la hacienda de propiedad de Benjamín Espinosa en jurisdicción de El Líbano, a quien asesinó y luego decapitó.

       ―El 18 de diciembre de 1962 asaltó el Puesto de Policía “El Hatillo”, jurisdicción de Mariquita (Tolima), incursión terrorista en la que asesinó a cuatro carabineros.

      ―El 22 de enero de 1963 asaltó la Hacienda “Calmonte”, en el municipio de Armero, secuestrando a dos menores, a quienes decapitó luego de cobrar los cinco mil pesos, que exigió por su rescate.

        ―El 13 de febrero de 1963 asaltó un bus de la Empresa “Arauca”, sobre la carretera El Fresno-Maraquita (Tolima); asesinó a una persona, hirió a cinco, violó a una señora y secuestró a tres pasajeros.

       ―El 18 de abril de 1963 en asocio de la cuadrilla de “Tarzán”, asaltó la Hacienda “La Plata”, en el municipio de Honda (Tolima), lugar donde decapitó a cuatro personas.

        Después de casi una década de terror y criminalidad contra el campesinado, una escabrosa masacre perpetrada por Desquite y su banda, marcó el principio del destino final del célebre bandolero, quien contaba con tantos cómplices entre los dirigentes de los Partidos Liberal y Comunista, como sindicaciones en extensos prontuarios judiciales.

       ―El 5 de agosto de 1963 en el sitio de La Italia, sobre la carretera Victoria–Marquetalia (Caldas), la cuadrilla de Desquite asaltó dos volquetas oficiales, un camión y un bus de la “Empresa Arauca”. Luego ordenó decapitó a treinta y nueve personas y se llevó un botín por cerca de los doscientos cincuenta mil pesos.

        La masacre se materializó en una humilde casa de madera y zinc, ubicada al borde de la trocha, que entonces servía de carretera entre el área urbana y las veredas.

         24 de los muertos eran naturales de Manzanares y 5 de Victoria, todos ellos trabajadores de la empresa de Obras Públicas de Caldas. Las otras 10 víctimas provenían de Marquetalia (Caldas), quienes fueron masacrados, por ser comerciantes que se negaban a pagar extorsiones y además eran parte de la militancia del Partido Conservador en la región.

        Con este dantesco homicidio múltiple, Desquite quería propinar un golpe sicológico al gobierno del presidente conservador Guillermo León Valencia. Sus motivos eran múltiples.

      1) Venganza por el asesinato de un funcionario liberal en Marquetalia (Caldas).

      2) Respuesta a la presión que en desarrollo del Plan Lazo, el Ejército ejercía contra sus bandoleros en toda la región.

      3) Represalia por la solicitud de protección que los comerciantes presentaron ante la Policía Nacional, para que las autoridades fueran más eficientes contra los bandoleros que los extorsionaban a diario.

       Para consumar el macabro crimen, los compinches de Desquite detuvieron el avance de los vehículos, arrojando ramas y troncos sobre el ancho de la vía. En la emboscada quedaron atrapados una volqueta llena de viajeros provenientes de Manzanares, tres automóviles y el bus escalera con los comerciantes que viajaban hacia Honda, con el fin de depositar en los bancos de esa ciudad, el dinero recibido el fin de semana.

        De inmediato Desquite ordenó: “Mujeres a una habitación y hombres a otra”.

      A los hombres secuestrados en el retén ilegal, los cabecillas les preguntaban en cuál partido militaban, aunque con una lista en mano, Desquite indicaba a sus secuaces, que los mataran.

       Los interrogatorios y los machetazos comenzaron a las 5:00 de la mañana y los garrotazos más o menos a las 7:30. Cuando los cadáveres llegaron a veinte, los siguientes asesinados, ni siquiera tuvieron que responder a las preguntas. Al encerrarlos en el cuarto, Desquite los había sentenciaba de antemano.

       El último en morir a garrotazos fue Santiago Rengifo. Casi se salva, pero cuando Desquite y su cuadrilla se retiraban del lugar de la masacre, el dolor que le causaban las heridas con machete y la impotencia sicológica, lo indujeron a decir: "Ojalá les vaya mal, hps".

        Los asesinos se devolvieron, lo ingresaron al cuarto de sacrificio colectivo y con el mismo garrote y los mismos machetes, que previamente habían acabado la vida de 38 seres humanos, lo agregaron a la lista mortal.

       Producto de la intensa presión militar que se desencadenó en el área aledaña al lugar de la masacre, Desquite regresó al Norte del Tolima, donde siguió cometiendo asaltos en fincas y atracos a vehículos comerciales o de transporte de pasajeros, emboscadas contra las fuerzas de seguridad, más asesinatos de campesinos conservadores, hurtos de bienes ajenos, chantajes, extorsiones y asesinatos.

       ―El 2 de septiembre de 1963; Desquite decapitó a cinco campesinos, en la vereda “Las Damas”, jurisdicción de El Líbano (Tolima).

        ―En la misma fecha, no muy lejos de allí en el sitio “La Esperanza”, del mismo municipio, asesinó a otros cuatro campesinos.

        ―El 12 de diciembre de 1963 asaltó la vereda “El Salado”, de El Líbano, lugar donde asesinó a ocho personas, entre ellas a cinco niños, todos menores de nueve años de edad.

       ―El 6 de febrero de 1964, en la vereda “Las Palomas”, de Manizales emboscó a una patrulla del Ejército, hecho en el que perdió la vida el soldado Miguel E. Lozano.

        ―El 12 de marzo de 1964, en la finca “El Volcán”, de El Líbano (Tolima), secuestró a un menor de edad, lo obligó a cavar su propia tumba, le atravesó el corazón de una puñalada y después de esto lo descuartizó en ocho pedazos, ya que el hoyo cavado era más pequeño que el cadáver del niño.

        Por las anteriores razones, cada vez que los medios de comunicación publicaban sus actos de barbarie, Desquite era considerado una pesadilla para el gobierno nacional y, como objetivo de alto valor para las tropas comprometidas en el Plan Lazo.

      En consecuencia, el batallón Colombia tenía la misión de localizar y eliminar a la sanguinaria cuadrilla encabezada por Desquite. Era prioridad de primer orden para el gobierno nacional y para la estabilidad del orden público en la región.

       Luego de una paciente labor combinada de operaciones sicológicas, búsqueda de información de inteligencia e intensos patrullajes de registro del área, por fin dio frutos el intenso y bien concebido trabajo de acción integral desarrollada por el Ejército Nacional, tendiente a obtener la colaboración del campesinado con las tropas, mediante informantes regionales, que ayudaron a vulnerar los sistemas de contrainteligencia de los astutos bandoleros.

      El último crimen cometido por Desquite y su banda, además causa de su caída, fue el secuestro y asesinato del estudiante José Rubén Valbuena, cuando una patrulla militar localizó el lugar de cautiverio de la víctima, y para evitar su rescate, Desquite ordenó matarlo y escapar de allí.

       La atroz muerte del joven estudiante enardeció a los lugareños, que estaban muy sentidos por la masacre en La Italia. Decidido a afrontar lo que fuera, un campesino suministró al batallón Colombia que en ese momento tenía el puesto de comando y control en El Líbano (Tolima), datos valiosos acerca de la ubicación de una parte de la cuadrilla a cargo de Desquite, quien había fraccionado a sus integrantes en varios grupos de cuatro antisociales, para eludir la intensa búsqueda y evitar combates frontales contra el Ejército.

       Analizada la información, el comandante del batallón Colombia decidió realizar la operación contra Desquite, con una fuerza mixta del Ejército con unidades de la Policía Nacional asentadas en el corregimiento de Santa Rita del municipio de Venadillo (Tolima). Los uniformados tendrían como guías en el terreno a campesinos conocedores de la región, que los aproximarían hasta el objetivo, sin ser vistos por ningún morador del área.

       La información del campesino indicaba el lugar donde estaban concentrados los cuatro bandoleros, pero no garantizaba el sitio exacto, pues a menudo cambiaban de “cambuche” o dormían en casas diferentes, por lo tanto, era preciso diseñar un dispositivo muy flexible sobre el área objetivo.

      El movimiento de tropas hacia el objetivo se realizó de manera descentralizada pero simultánea. Guiados por un vaquiano de la región, los agentes de policía se aproximaron a campo traviesa, siguiendo el eje general del camino de herradura Santa Rita-Junín.

      Entre tanto, los soldados se aproximaron en vehículo desde Armero hasta Junín y desde allí en adelante acompañados por otro vaquiano, avanzaron a campo traviesa hasta Junín, para reunirse en punto de encuentro, previamente concertado con los dos guías civiles.

        Alcanzado el punto de reunión inicial, las tropas se reorganizan en cinco grupos. Cuatro de ellos con la misión de instalar sendas emboscadas y otro encargado de golpear rápida y contundentemente sobre el objetivo. Las tropas estuvieron listas en sus posiciones de combate a las 05:45 A.M. del 17 de marzo de 1964, a la espera de que terminara de clarear el día.

       A las 06:30 de la mañana, el grupo de asalto entró por sorpresa a la primera casa, pero esta incursión no obtuvo ningún resultado. Sin detenerse, el grupo continuó hacia la segunda casa, donde ingresó a las 07:00 A.M.

        Pero tampoco encontró nada, debido a que los bandoleros detectaron la presencia de las tropas y se replegaron hacia el occidente, donde se encontraba emboscado el grupo N° 3, con el cual se produjo un inmediato intercambio de disparos.

        Acto seguido el comandante de la patrulla ordenó deshacer la emboscada N° 1 y agregó ese equipo de combate al suyo, con el fin de ir en apoyo del grupo que estaba en la emboscada N° 2, mientras que las emboscadas 3 y 4 deberían permanecer en los sitios asignados inicialmente, para evitar el escape de los forajidos por esos sectores. 

        Pocos minutos después, los bandoleros llegaron a una rústica casa ubicada muy cerca donde estaba instalada la emboscada del grupo N° 4, y al producirse el enfrentamiento, Desquite y sus secuaces se replegaron hacia el río, donde el intermitente intercambio de disparos, se prolongó durante 20 minutos más.

        A las 07:30 A.M., cuando los antisociales se acercaban al sitio denominado Charco Largo, con la intención de cruzar la quebrada y huir protegidos por unas rocas, un soldado lanzó una granada de mano MK II. Aturdidos, los cuatro bandoleros heridos por las esquirlas, corrieron hacia donde estaba la emboscada N° 3, que los remató al aplicar la técnica de yunque y martillo.

       A los bandoleros dados de baja en el singular combate, les fueron decomisados tres fusiles calibre .30, una carabina San Cristóbal, municiones de varios calibres, uniformes militares, documentos de interés para la inteligencia militar y algunos elementos de uso personal.

         En ese orden de ideas, el 17 de marzo de 1964, en la finca Perú, de la vereda Rosa Cruz, del corregimiento Junín en el municipio de Venadillo (Tolima), fueron dados de baja los bandoleros William Aranguren alias Desquite, Gustavo Ávila alias Veneno, Alfonso Parra alias Patechivo, y Humberto López alias Peligro.

        La noticia de la muerte de Desquite fue recibida con alborozo en todo el país. Era un personaje tan nefasto y detestado como Chispas, Sangrenegra, Tirofijo, Melco y Juan de La Cruz Varela.

       Con este trascendental golpe, el ministro de Guerra fue personaje de primera plana en periódicos y revistas de diversos países. Gracias al sacrificio de soldados y policías, en desarrollo del novedoso Plan Lazo, el país estaba siendo pacificado, renacían esperanzas de progreso, mientras que vanidoso, el presidente Guillermo León Valencia osaba ante los micrófonos, de ser el supuesto estratega de las operaciones. Conducta similar fue asumida 50 años después por Juan Manuel Santos.

 

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