Tomado del libro Operación Sodoma del coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Una tarde de agosto de 2001, en medio de los improductivos diálogos del gobierno de Andrés Pastrana con las Farc, un deteriorado vehículo marca Mazda arribó a una finca ubicada cerca de San Vicente del Caguán. Protegido por 300 terroristas, Jojoy esperaba a una pareja de campesinos, ambos mayores de 50 años.
Los dos ancianos entregaron al terrorista, una caja de cartón que contenía 650 millones de pesos en efectivo, equivalentes a 325.000 dólares de la época, como parte de un millón de dólares exigido por la liberación del hijo de los dos ancianos, quien estaba secuestrado desde hacía un año, por las Farc.
Sin responder al saludo, Jojoy verificó la cantidad de dinero que le entregaban las dos víctimas, pero cuando evidenció que no traían la cantidad exigida, gritó enfurecido:
—¡La plata se queda aquí y ustedes regresan a conseguir el resto!—
—Nunca conseguiremos esa suma. No nos vamos de aquí hasta cuando suelten a nuestro hijo— dijo la anciana bañada en lágrimas.
Sin inmutarse ante los ruegos, Jojoy desenfundó la pistola Pietro Beretta calibre 9mm y con sendos disparos a quemarropa asesinó a la pareja.
Ese fue apenas uno de los múltiples episodios de crueldad y violencia que Jojoy considerado el símbolo del narcoterrorismo comunista contra Colombia, cometió a lo largo de su trasiego delictivo, razón por la cual llegó a ser uno de los capos del narcotráfico más buscados del mundo y uno de los terroristas que mas barbarie han cometido en el planeta.
A partir de 2002, el Ejército colombiano incrementó las operaciones aeroterrestres para localizar y neutralizar a este criminal. Finalmente, el 22 de septiembre de 2010 y luego de un acucioso trabajo de inteligencia militar, Jojoy murió en un combate en la vereda La Escalera del municipio La Macarena en el departamento del Meta.
Durante la sorpresiva y contundente operación cayeron otros cabecillas del Bloque Oriental. La noticia dio la vuelta al mundo entero. Los medios de comunicación de varios países desplegaron la información en primera página. El Foro de Sao Paulo, pero en particular los gobiernos marxistas de Rafael Correa en Ecuador, Hugo Chávez en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Cristian Fernández de Kirchner en Argentina, Evo Morales en Brasil, Mujica en Uruguay, Lula Da Silva en Brasil y la dictadura cubano de los sátrapas Castro Ruz, no salieron del asombro que les causó la perdida de un valioso compinche en la búsqueda de sus proyectos totalitarios contra Colombia.
Se destaca que en este caso concreto, en el ámbito operacional, las Fuerzas Militares y de Policía trabajaron de manera conjunta, en la búsqueda y procesamiento de la información, la coordinación de la maniobra, el levantamiento de los cadáveres, y la elaboración de los análisis de material incautado en el lugar de los hechos.
Por otra parte, la muerte del Mono Jojoy constituyó un fuerte revés para las finanzas de los carteles de la droga con que se relacionaba este capo del narcotráfico, comenzando por las Farc que además de los golpes sicológicos causados por las sucesivas pérdidas de Raúl Reyes, Tirofijo, Iván Ríos, Acacio y otros narcos, ahora perdían al símbolo de la “guerrillerada” y el más avezado jefe financiero del grupo terrorista, lo cual afecto a los traficantes de cocaína que a menudo se relacionan con las Farc para enviar al exterior del país, toneladas de polvo blanco.
En conclusión, la caída de Jojoy fue un golpe al corazón del cartel de las Farc y a las finanzas de otros grupos narcotraficantes del mundo, gracias a un trabajo sincronizado por militares y policías colombianos contra un objetivo de alto valor.